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|| ¿Voy a morir? ||

-Lexia 2.0

Ya es hora, más que nada es sudor y nervios lo que se apoderan de mi equilibrio en algunos momentos determinados. Ahora ya estaba en una camilla directo al hospital. Pude ver a mamá sollozando mientras papá le sujetaba los hombros con delicadeza y cariño, se veía en sus ojos que también había llorado. En el hospital me trataban con cierto cariño, en algunas ocasiones escuche decir cosas extrañas a las enfermeras.

-"Cuando Dios maldice un nombre, lo hace bien"- dijo una de las dos, la más flaca.

Obviamente sabían que yo escuchaba. Ya pasando los tres días y parecía que el tema de conversación de mis padres con el doctor era el mismo. Cuando dormía, o lo intentaba, mi madre fue a visitarme por fin. ¿Seguirá llorando? ¿Estaré tan mal? Mil dudas pasaron por mi cabeza en ese momento. Como adivinaras, ni una tenía respuesta.

-Mamá...- dije con voz baja, ronca y sin verla. Ya que estaba acostada dándole la espalda. Me reincorpore como pude para sentarme. Después de que ella se acercó y se sentó junto a una silla que estaba del lado derecho de la camilla. Comencé a jugar con su dedo anular, donde estaba el anillo de bodas, que contenía el nombre de mi papá en cursiva.

-¿Cuándo me puedo ir?- seguí con lo mío.- Aunque bueno...Digo, cuándo nos podremos ir en realidad. Ustedes ya llevan mucho tiempo aquí y me preocupan, sobre todo el que hayan dejado solos a mis hermanos.- Voltee a verla a la cara, con una ligera sonrisa de tristeza y preocupación.

Antes de que dijera algo alguna de las dos, bajó la mirada al suelo, lo que me sirvió para darme cuenta de que mi mamá estaba tan preocupada, cansada o asustada para ya no quererse arreglar como antes. Mi madre siempre ha sido una mujer muy guapa, una madre que todo el mundo desearía tener ¿por qué? Pues es por muchas y diferentes razones y una de ellas, es que nos logra entender, es como si fuera un libro abierto para que escribas todo lo que quieras y cuando quieras y completamente cerrado para los demás.

-No lo sé amor, no lo sé. Pero no quiero que te preocupes por eso- dicho esto, me dio un abrazo, me beso en la corinolla y se dispuso a salir.- Descansa-. Para causarme, no un mar. Ein riesiger Raum wie ein Ozean.

Por las grandes ventanas de mí gran habitación pude ver a mamá con una mano en la boca comiéndose casi por completo sus dedos, porque estoy segura de que ya se quedó sin uñas por mi culpa. Y el doctor, conversando enfrente de ella.

Pienso; "No me siento estable, aparte de que no parezco estarlo. Me duele el cuerpo, como si hubiese hecho mucho ejercicio. Estoy pálida como una nube, no tengo hambre. Probablemente estere bajando de peso. Esto es muy obvio y tan pendejo, no soy estúpida, es obvio que voy a morir".

Así que no me queda de otra que volver a recostarme en aquel sitio y pensar en cómo sería todo en cuanto me den de alta. Seguramente el cansancio y el sueño se apoderaron de mí, porque ya no recuerdo que paso después de eso. Jamás creí que estaría en estas condiciones. Pues casi nunca me enfermo, mucho menos llego a dar a un hospital, mucho menos nunca en la vida, había llegado a el mejor hospital de la ciudad. Ni en mis sueños. Sé que de bebé me dejaron tocar, comer y tomar todo lo que estuviera a mi alcance obvio que no fuera peligroso, y por supuesto que obviamente con muchísima precaución y cuidado. Mis padres nunca estuvieron tan ocupados, para responder a la crianza de mis hermanos y a veces la mía. 

"EL SILENCIO EXTRAÑO"Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin