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Tenía la guía en mi mano, y estaba intentando descifrar a que salón tenía que entrar. Al fin encontré el salón J30, camine hacia el frente, me paré detrás de la puerta, con un poco de miedo pero con seguridad. Toqué la puerta una... Dos... Tres veces y cuando iba a tocar la cuarta, una voz femenina.

-Entra!

Fue lo único que escuche. Cogí el picaporte redondo y dorado y lo gire despacio. Cuando entre tenía todas las miradas hacia mi.

-Tu debes ser Jenna, ven preséntate en frente de la clase.- Dijo la maestra mientras cogía mi mano y me arrastró a la mitad del salón.

Yo me sentía... ¿Incomoda?, no lo sé, me sentía rara. Hasta que uno de los populares de el salón se empezó a reír con su amigo cogí el valor para hablar.

-Umm, bueno, mi nombre es Jenna, Jenna Monroe. Me acabo de mudar acá desde muy lejos, y espero relacionarme bien con ustedes este año.- Dije segura de mí misma.

-Que bueno, Jenna. Ve y te sientas en la silla vacía. Las páginas que hay que hacer están escritas en el pizarrón. Tienes todos tus libros, ¿verdad?- Dijo la maestra entusiasmada.

Yo solo asentí con una sonrisa en el rostro y fui a sentarme donde me asignaron y saque los libros de mi maleta. Hice lo que había que hacer en el libro y no me concentré en nada más.

**********

Las clases se pasaron rápido, no recuerdo qué clase tuve después, pero me acuerdo de estar parada al lado de mi locker y ver al mismo chico que se estaba riendo antes de presentarme, pasar lentamente mirándome y sonriéndome levemente. Casi al mismo tiempo, llegaron dos chicas.

-Tu eres la nueva, cierto?- Preguntó una de las chicas. Ella era castaña y tenía unos ojos marrones claros muy bonitos.

-Si, soy yo. Mi nombre es Jenna.- Les dije sonriendo.

-Lindo nombre, yo soy Jessica y ella es Alex.- Me dijo la otra chica, ella era rubia con ojos marrones oscuros. -Cuando necesites algo, nos dices y te ayudamos.- Algo me decía que de pronto era una trampa o algo así, pero de pronto también era mi paranoia sin sentido.

-Que lindas, chicas! En verdad gracias. Hay... Hay algo en lo que me podrían ayudar...- Les dije y se quedaron con cara de suspenso.- Se podrían sentar conmigo en el almuerzo? No tengo a nadie y podría ser buena la compañía.- Jessica y Alex se miraron entre sí y se rieron, me cogieron del brazo hasta la cafetería con risa de niñas pequeñas.

**********

Ya teníamos nuestras bandejas y estábamos sentadas las tres juntas. Ellas me estaban hablando de todos los chicos de nuestro curso. Estaban las nerds, las que se creían cool pero no lo eran, las calladas, etc... Hasta que hablamos de los chicos.

-Y, luego están los chicos "cool"- Dijo Jess haciendo comillas al aire.

-Tenía un poco de curiosidad sobre ellos, son un poco raros.- Dije yo llevándome una papita a la boca.

-Son más que raros.- Dijo Alex y yo me reí.- Está Gavin, el alto del grupo. A él lo molestan mucho pero de cariño, siempre está con sus amigos pero solo juega con su Nintendo.- Dirigí mi mirada hacía Gavin, y efectivamente estaba jugando con su Nintendo.- A su lado esta Luke, alguien que puede herirte con solo palabras.- Lo miré, tenía apariencia de nerd, pero si Alex lo dice, es cierto.- A el otro lado está Connor, él cree que es una súper estrella, pero la verdad, no lo es. Es muy dramático.- Lo vi, y era, meh, se veía feliz.- Y por último pero no menos importante, esta James.- El chico que se reía de mí en clase.- El es claramente el más lindo, tiene todo el poder en sus manos, pero irónicamente es el más dulce de los cuatro.- La verdad es que era lindo, pero me faltaba conocerlo.

La campana sonó, ya era hora de ir a casa.

-Muchas gracias por todo, Alex y Jess.- Les dije parándome de la mesa.

Ellas solo se despidieron con la mano y se fueron. Yo seguí por mi camino, no sin antes mirar atrás y notar a James mirándome directamente.

Supongo que me haré amiga de ellos, nadie sabe esto de mi, pero soy un poco nerd. Por un lado soy una chica como cualquier otra, y por otro lado, amo los videojuegos, como como si no hubiera un mañana, duermo demasiado y a veces me entiendo más con chicos que con chicas.

Y así seguí semanas y semanas solo observándolos, preguntándome, ¿Les hablo? ¿No les hablo? Siempre me causaron curiosidad, pero en esas pocas semanas no me atreví. Mi conciencia me decía que era estupida, solo porque el primer día me hablaron de ellos y ya me estaba haciendo líos en la cabeza. Hasta que un día...

¿Por qué no?

Love Story.Where stories live. Discover now