El regreso

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Era el día de la coronación de Caspian.
Todos íbamos cabalgando atrás de él, con una sonrisa.
Todo el pueblo nos aplaudían con tanta alegría, hechando flores, gritando, niños brincando, algo que tenía que disfrutar ya qué tal vez nunca vuelva a pasar.

...........

Llevaba un vestido plateado largo, strapless sin mangas, muy bonito en realidad, me dejé el pelo natural, poco ondulado. 
Lucy estaba a lado de mí y sus trenzas caían por sus hombros.

-¿Haz visto a Susan? - me preguntó buscándola con la mirada en el largo pasillo junto a nosotras.

-Aslan le habló, quería hablar con ella y Peter - respondí.

Lucy regresó su mirada hacia la ventana sin dejar su posición sentada frente al enorme espejo que teníamos.
Unas pisadas que se aproximaban hacia nosotras nos llamaron la atención.

Al ver a Edmund, una sonrisa se formuló en mis labios.
Él detiene su paso y ve a Lucy con cierta seriedad, después clava sus ojos en mí.

-¿Qué? - preguntó Lucy - ¿me veo mal con éste vestido?

-No no, se ven hermosas - responde y siguió caminando hacia nosotras.

No pude evitar sonrojarme y regresar mi vista hacia el espejo.

-¿Han visto a Peter? Esta mañana se fue temprano. - explicó. 

-Sí - respondí. 

Él me miró para que le dijera dónde se encontraba su hermano.

-Bueno no - corregí. 

Él me miró confundido y se sentó junto a mí, en el largo sillón.

-Aslan llamó a Susan temprano, al abrir la puerta vi a Peter con él.

-¿Habrán hecho algo malo? - preguntó Lucy preocupada.

-Que yo sepa no - habló Edmund.

-Oye - exclamé mirando su altura del rostro junto al mío.

-Ya casi te voy alcanzar - me enderecé – tengo el torso igual de largo.

Lucy empezó a reír. 

-Eres un enano - se burló ella y yo le seguí.

-Cállense, cuando les gane por 20 se van arrodillar para pedirme perdón. - la señaló amenazante.

-Si Ed, si - le di golpecitos en el pecho.
Edmund y y yo nos quedamos en silencio aún mirándonos.

–Bueno... – dice Lucy parándose – los veo al rato – dice retirándose del lugar.

Empiezo a reírme y él me sigue la risa.

–La ponemos incómoda.

Edmund toma mi nuca suavemente y me acerca hacia él. Para juntar nuestros labios una vez más.

Mi cuerpo se relajó y se dejó llevar por él.
"Edmund Pevensi" formulé en mi mente.
Mis manos viajaron por su pecho escuchando la combinación de nuestras respiraciones. En cómo nuestros labios deseaban no separarse nunca.

Las Crónicas de Narnia y el Príncipe Caspian [2/4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora