Velada en casa de Snow

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«Gracias» susurró cuando, ya habiendo dejado la tarta en la encimera, cogí su chaqueta que acababa de quitarse, y la dejé en el respaldar del sofá, antes que Henry saltara a los brazos de Regina diciéndole orgullosamente

«Terminé todos los deberes que tenía para mañana y me sé de memoria la poesía del viernes, la señorita Blanchard me ayudó a aprendérmela mientras Emma estaba en comisaria, te la recitaré más tarde si quieres»

«Vale» respondió Regina posando una mano en los cabellos oscuros de nuestro hijo, despeinándolo ligeramente «estoy orgullosa de ti»

«Gracias» sonrió Henry «Oh, ¿podría hablar contigo dos minutos? He leído lo que tú sabes casi entero y me gustaría mucho que me explicaras cierto pasaje»

«Por supuesto, te lo puedo explicar ahora o nos tomaremos todo el tiempo cuando estemos en casa, como tú quieras»

«Hum...En casa será mejor, así tendremos más tiempo para charlar. ¿Ok?»

«Perfecto» asintió Regina antes de alzar la mirada, encontrándose con la de Mary Margaret «gracias por la invitación a cenar y por haber ayudado a Henry con la poesía»

«De nada, supongo» dijo ella haciéndome poner los ojos en blanco, mientras agarraba a Regina del brazo y la llevaba hasta la barra

«¿Qué quieres beber?»

«No lo sé, ¿qué tienes para ofrecerme?» me preguntó mientras se sentaba en una de las sillas altas y yo rebuscaba en los armarios

«Mary, ¿no me digas que no tienes una sola botella de alcohol en tus armarios?»

«¿Por qué he de tenerlas? Yo no bebo, así que no me serviría de nada tenerlas»

«Va a ser necesario que te enseñe dos o tres cosas, Mary, bueno, espero que tengas algo más que no solo agua»

«Debo de tener Coca o limonada en el armario ese de abajo» me respondió Mary sin levantar la mirada de lo que estaba haciendo, solo señalándome el sitio con el dedo.

Suspirando ligeramente, aunque no lo suficiente, ya que Regina lo vio y una sonrisa divertida se dibujó en sus labios, me dirigí hacia el armario que abrí, encontrándome, efectivamente, unas botellas de Coca, Naranjada y Limonada, que saqué y coloqué frente a Regina.

«Tú eliges» dije y vi que la sonrisa desaparecía de su rostro reemplazada por una expresión de concentración que me derritió, estaba tan adorable «¿algún problema?»

«No estoy muy puesta en este tipo de bebidas...»

«¿Quieres que te ayude?» pregunté mientras me ponía a su lado, mi brazo rozando su brazo izquierdo, lo que hizo que una ola de calor se apoderara de mí, cosa que pasaba cada vez que nos tocábamos.

«Hm...¿Cuál es la menos azucarada?»

«Diría que la limonada, bueno, creo. ¿Nunca has probado ninguna de estas bebidas?»

«No lo creo»

«Entonces vas a probar las tres» sonreí mientras iba a buscar tres vasos que llené con un poco de cada bebida.

«No estoy segura de que...»

«No puede ser que nunca las hayas probado, no es posible»

«Pues así es, no me gusta demasiado las cosas con demasiada azúcar, así que las evito»

«Pero, de todas maneras, vas a probarlas, ¿no?» pregunté poniendo voz de niña que hizo sonreír a Regina

«Para darte el gusto, pero no pienses que lo haré fuera de esta noche» dijo ella haciendo que mi sonrisa se agrandara, mientras le pasaba la bebida más clara con la que humedeció sus labios, una mueca apareció en su rostro.

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