Día en el parque

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«¿Por qué lloras mamá?» preguntó una vocecita mientras se acercaba a nosotras haciendo que me separara, y debo confesarlo, a regañadientes, de la morena.

«No es nada Henry, no te preocupes»

«¿Estás segura?»

«Sí, estoy contenta de que me llames mamá, es todo» le aseguré y se sentó a mi lado y me abrazó.

«No era mi intención hacerte llorar» dijo él haciéndome sonreír, era un muchacho formidable y estaba orgullosa de que fuera una parte de mí.

«No te preocupes, no es tristeza, es alegría»

«¿Estás segura? Porque si no, puedo seguir llamándote Emma, no hay problema»

«No, está bien Henry, puedes llamarme mamá» le respondí un poco precipitadamente lo que hizo reír a Regina a nuestro lado.

«Quizás deberíamos volver» dijo ella mirando su reloj «Son las tres y Henry no ha hecho todavía los deberes para mañana»

«¿No podemos quedarnos un poco más?» preguntó suplicante el moreno mirándome con una expresión tierna, haciendo que casi cediese.

«No, no, tienes deberes, es importante que los hagas, así que, en pie pequeño monstruo y no vuelvas a ponerme esos ojos trises, es juego desleal y de todas maneras no funciona»

«Tenía que intentarlo» murmuró antes de levantarse del mantel en que los tres estábamos sentados, seguido en seguida por Regina y por mí.

El viaje de vuelta transcurrió en calma, la pequeña siesta solo había borrado a medias mi noche en blanco y tuve que reprimir varios bostezos durante el viaje, lo que a Regina parecía divertirle, a saber por qué...

Henry subió a su habitación a hacer sus deberes y yo ayudé a la morena a colocar los platos utilizados en el lavavajillas antes de atender a mi teléfono que se había puesto a sonar.

«Swan»

«Emma, soy Mary Margaret, quería saber que ibas a hacer esta noche. Hace tiempo que no cenamos juntas y...»

«¿Quién es, Emma?» preguntó la morena acercándose curiosa a mí

«Mary Margaret» dije, y ella frunció el ceño, visiblemente descontenta de que fuera ella, tenía que esclarecer ciertas cosas como el hecho de que parecía que Regina le tenía una animadversión especial a mi compañera de piso «quiere que cenemos juntas, ¿no te molesta?»

«Yo no he dicho que debamos compartir todas las comidas» me respondió con un tono ligeramente ácido, mientras que se alejaba de mí, reacción que me hizo poner los ojos en blanco, definitivamente no cambiaría nunca

«¿Entonces? ¿Vas a lograr escapas de las garras de la alcaldesa para venir a comer conmigo o no?»

«No estoy bajo las garras de Regina»

«Pues no se diría»

«Pues te aseguro que no es el caso y sí, iré a cenar contigo, déjame despedirme de Henry antes de marcharme»

«Podría cenar con nosotras, ¿no?»

«¿Y dejar a Regina completamente sola? No, es mejor que se quede»

«¿Desde cuándo te preocupas de lo que ella pueda pensar?»

«Desde que he aprendido a conocerla, es realmente guay, ¿sabes?»

«¿Guay? No creo que ese sea el término que le corresponda mejor, maquiavélica, sin corazón, se le ajustan más»

«Mary, no comiences, porque te estás pasando, y yo la defenderé»

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