32. Serenata de rompimiento

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—¡Que Romeo ni que nada! ¡solo es un pendejo!— grité con rabia. Incluso por andar tan concentrada en la ira casi tropiezo, pero para mi suerte Ami fue la que me sostuvo. 

Después de caminar por varios minutos más, llegamos a la casa de Chris. Pude ver que la luz de su cuarto estaba encendida, así que eso me hizo pensar, que había llegado el momento de mi reto venganza.

—¿Segura que no hay nadie aquí, aparte de él?—pregunté a la vez que me sentaba en la vereda.

—No amiga, esta solito—Ami se sentó a mi lado tratando de acomodar la escalera entre la vereda y la calle—. Mi mamá me dijo que se iba a ir con la señora... ahm....¿cómo se llama?...—Ami me miró pensativa— ¡Ah si! ...la señora Yenny. Ajap, si mi mamá me dijo que iba a ir con ella, a un matrimonio que quedaba a algunas horas de aquí. Y también me dijo, que Jonathan las iba acompañar, así que como conclusión... ¡el único que está en esta casa es Chris!—ella dio palmaditas de emoción. 

—¿Estas segura?—yo miré hacia el segundo piso fijamente.

—Sí, tienes toda la noche para dedicarle tu romántica serenata—ella se empezó a reír de mi cara de angustia—. Mi mamá me dijo que iban a regresar en la madrugada o quizás en la mañana. 

—Creo que mejor me voy—hablé nerviosa—. ¡Sí, me largo!—yo me puse con dificultad de pie, pero Ami me jaló por las mismas.

—Camila y Chris se besaron—ella me recordó—. Toma venganza mujer. Ya que no puedes tener al chico, al menos mándalo a la porra por querer a otra.

—¿Segura eres amiga de Chris?¿Qué clase de amiga eres?—le pregunté con ironía—. Tú mas bien deberías estar evitando que yo haga esto.

—En este momento estoy de parte del género femenino—ella me codeó—, y sin duda Chris traicionó a alguien de mi equipo, así que te apoyo Aby.

—Ya te dije que él no me traicio...

—¡No Aby! Traición es traición, así que cumple con tu reto y ya verás que te vas a sentir mejor.

Bueno, iba hacerle caso a Ami. Quizás ella tenía razón.

Me puse a meditar, que tal vez el insultarlo con una canción, me iba hacer sentir mejor. Quizás solo así, me seria menos difícil dejarlo ir con el amor de su vida.

Además tenía una ventaja con todo esto, y eso era que podía decir que todas las burradas que haría iban a ser como producto de haber estado borracha. Solo así yo quedaría excusada de mis actos sin problemas.

—¡Ya que!— exclamé poniendo toda mi fuerza de voluntad—. Vamos a ver qué tanta razón tienes. 

Después de poner con muchas dificultades la escalera, me decidí a subir hasta el balcón que me llevaba hasta el cuarto de Chris. Al decir verdad se me quitaron los nervios, y más bien, me sentía muy divertida por todo lo que pasaba, cosa que me sorprendió. Supongo que todo eso fue gracias al alcohol en mi organismo.

—¿Cuál de todas le dedico?—le susurré a Amanda, cuando ya me encontraba instalada en el piso de arriba. Por suerte Chris aún no se daba cuenta de mi presencia

—Una canción de despecho, ¿quizás una balada? Mmm....¡O ya sé! ¿Que tal una ranchera?Siempre se mandan una de esas en las serenatas—ella empezó a reírse por poco recostada en el piso—. ¡Si una ranchera es perfecta para una serenata! ¡Ya quiero ver la cara de ese Vélez!

—Buenísima idea—susurré divertida. Nunca había cantado alguna ranchera, pero la sola idea de imaginarme haciéndolo me causo risa. Era vergonzoso y divertido a la vez—. ¿Que tal si primero hago que salga con una canción romántica?

Tú, el recuerdo de mi futuro (Christopher Vélez) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora