La Luna & las Estrellas

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Era ya bastante tarde, todos los miembros de Karasuno habían salido ya del entrenamiento, excepto Yamaguchi que aún practicaba arduamente sus saques, y Tsukishima que lo veía desde la puerta de entrada mientras se ponía su chamarra y guardaba sus cosas en la mochila.

— ¿Te quedarás más tiempo? — Preguntó Tsukishima acomodándose las gafas con el dedo medio. Yamaguchi ni siquiera se había percatado de la hora que era; estaba demasiado concentrado pero, como siempre, lo único que podía sacarle de su firme entrenamiento, era la voz de Tsukishima. No tardó en volver su mirada al más alto para dedicarle una sonrisa y responderle.
— ¿Tsukki, ya te vas tú? — El rubio sólo asintió un par de veces mientras ponía un pie fuera del lugar. Pareció que Yamaguchi había hecho un diminuto puchero pero sin renegar acomodó todo y tomó sus cosas rápidamente para acompañar al gigante de Karasuno.

De camino a sus hogares la conversación que mantuvieron fue casual como de costumbre, hablaban del entrenamiento, de lo divertido que era ver enojados a Hinata y Kageyama, entre otras cosas. Pero había algo especial esa noche, Tsukishima sentía algo diferente, no podía dejar de observar el rostro de su amigo, algo brillaba especialmente sobre sus ojos. Entonces miró el cielo con un suspiro saliendo de sus labios, sabía que si seguía observándolo incomodaría al más bajo. Al ver aquel manto obscuro ligeramente iluminado tuvo la respuesta, y una pequeña sonrisa se hizo en sus labios, cómo había sido tan tonto y no darse cuenta de aquello.
Yamaguchi ya se había quedado algún tiempo sin hablar, desde que Tsukki lo veía sin parpadear. Aquello había hecho que un pequeño sonrojo se abriera paso en sus mejillas, al poco rato de silencio volteó a ver a su acompañante, percatándose de que tenía la mirada perdida en las estrellas. Los ojos de Yamaguchi se iluminaron también.
Había luna llena, y las estrellas que cubrían el cielo esa noche estaban especialmente brillantes. Tal vez era la hora, tal vez la estación del año, tal vez ellos mismos creando un momento apropiado para caminar; como fuera, ambos quedaron embelesados con el cielo.

—Qué luna tan brillante...— Fue Yamaguchi quien rompió el silencio.
—Creo que las estrellas son más brillantes. Estando tan lejos, brillan casi haciéndole frente a la luna...—Respondió Tsukishima de una forma seria, lo que hizo que Yamaguchi sonriera ampliamente, casi adoraba cuando Tsukki decía algo especial, él no era de los que suelen hablar del cielo. El rubio apartó la vista del cielo para volver a concentrarse en el camino y poco después para volver a mirar a su pequeño amigo. Yamaguchi se había percatado de esa mirada sobre él, pero ya que temía volver a adquirir un color rojo en su rostro optó por no hacer contacto y miró al frente, pero aun así sentía su cara un poco tibia.

—Oye... ¿cuántas pecas tienes? — Preguntó de repente Tsukishima sin dejar de observar las mejillas y encima de la nariz de Yamaguchi (era donde se acomodaba la mayor cantidad de pecas en su rostro).
Esa pregunta había sorprendido por completo al pequeño pelinegro. Y volteó hacía su compañero abriendo un poco más de la cuenta sus pequeños ojos.
— N...no sé, nunca las he contado. No lo había pensado.
— ¿De verdad?
— Sí. ¿Por qué, Tsukki? — Era una gran incógnita para el más bajo. ¿Por qué Tsukki le había preguntado tal cosa de la nada?
— Es que no tengo idea de cuántas estrellas hay ahora mismo en el cielo, y tampoco sé cuántas pecas tienes tú. A pesar de que los he visto diariamente a ambos, desde que era pequeño.

Tadashi no pudo hacer más que voltear su rostro a otra parte, sintió como su corazón saltaba descontroladamente. Aquellas palabras no venían muy seguido de los labios de Kei, y que le dijera que lo observaba tanto como al cielo era una declaración para él.

—Quiero saber cuántas hay... —Terminó por decir Tsukki, mientras acercaba su mano a la ajena para rozar el dorso de la mano ajena. Sabía que esto alertaba a Yamaguchi de que quería tomar su mano, así que no tardó en responder a la acción, entrelazando sus dedos con los del más alto.
—Eso podría ser muy complicado, Tsukki.
— ¿Quieres contar las estrellas conmigo esta noche? — Yamaguchi apretó un poco la mano de Tsukki y con una enorme sonrisa aceptó.

Tsukishima y las Estrellas en YamaguchiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora