La conciencia líquida

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Despertar número 58.

Una luz cegaba mis ojos. Todo lucía borroso. Lo único que pude distinguir fueron sus ojos, y en ellos una mirada desesperada, era Sebastián. No tenía idea de lo que estaba pasando. Sentía el cuerpo como un miembro fantasma, y un dolor terrible en el pecho, como una premonición de que algo iba terriblemente mal. Lo último que recordaba era a ese hombre en el laboratorio tratando de matarme, imaginé que estaba en el hospital.

—Despierta. ¿Estás allí Ale? —Me dijo con desesperación—

—¿Qué ha pasado? ¿Estoy herida? Me siento confundida y mareada.

—Nada, se te pasará en un momento, necesitaba hablar contigo. Estoy muy mal... necesitaba escuchar tu voz.

—Dame un segundo, no entiendo nada ¿cómo llegué a la cama? ¿Qué te paso? Te ves diferente —observaba con detenimiento arrugas y canas que no le conocía—.

—Murió mi papá Alejandra, le dio un infarto, no sé cómo darle la cara a esta situación de mierda, no me siento fuerte, no sé qué hacer, primero tú y ahora mi papá. Hoy te necesito más que nunca. —dijo mientras empezaba a llorar desconsolado—

—Amor, aquí estoy contigo, dios... pero no entiendo, él estaba bien anoche, era muy joven... no estaba enfermo. ¿Qué pasó? —lo abracé más fuerte que nunca—

—Tenía 70 años, yo sabía que podía pasar algo así en cualquier momento.

—¿Qué? Acaba de cumplir 55 años Sebastián ¿de qué me estás hablando? ¿Qué está pasando? ¿Dónde está la niña? —le pregunté con la mirada fija y sin pestañar, a punto de perder la conciencia—

Capitulo I

Diario.

¡Por fin logramos realizar el primer clon humano! He dedicado mi vida entera a enfrentar mi más grande temor: la muerte. Y hoy hemos dado el primer paso para lograr erradicar la mortalidad del mundo. Hoy, viernes 3 de febrero del 2035, Sebastián y yo logramos hacer una copia genéticamente idéntica de un ser humano, y no solo eso, logramos desarrollar un bioestimulador de crecimiento que en pocas horas nos dará un adulto sano de 25 años. El único problema es que no hemos podido determinar cómo detener al bioestimulador en una edad determinada. Nuestras investigaciones recién empiezan, esto no es el fin ni mucho menos. Ahora es que podremos dedicarnos a nuestro verdadero campo de investigación: la transferencia de la conciencia humana.

En el 2017 se logró resolver la problemática ambiental, finalmente se abandonaron los biocombustibles y se enfocaron en la energía nuclear, lo que triplicó el desarrollo tecnológico. La humanidad empezó una nueva revolución científica, no tanto por los cambios en los paradigmas, sino por los cambios en el objeto de las ciencias, por fin volvimos a enfocarnos en el principal deseo humano: la inmortalidad.

Como lo mencioné hace un momento, mi mayor temor es la muerte. El concepto de la no-existencia me ha atormentado desde niña, desde que logré entender que estaba destinada a dejar de existir. Con los años me obsesioné tanto con el tema que llegué a estudiar todas las posibilidades para conseguir la inmortalidad, pero al final era algo científicamente imposible. Se demostró el en 2019 que la teromerasa, enzima que detiene el envejecimiento celular, causaba estragos en el organismo, tanto que terminaban matando a quien se sometía al exceso de ella. La teromerasa era nuestra última esperanza, nuestra única opción de detener el envejecimiento manteniendo nuestro cuerpo original. Así que tras mucho análisis, me di cuenta de que la respuesta a la inmortalidad está en conseguir otro cuerpo, manteniendo la misma conciencia. Sin embargo, no podía ser cualquier cuerpo, nadie estaría dispuesto a experimentar un intercambio de conciencia, por lo que la ciencia debía enfocarse en perfeccionar la clonación, esto me llevó al campo de la genética, lo que me llevó a estudiar la Licenciatura en Biotecnología Genómica.

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⏰ Última actualización: Dec 06, 2016 ⏰

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