⭕Gleeful⭕

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Un joven de cabellos azules se encontraba sirviendo el desayuno a los gemelos Gleeful, sus amos, hermano y hermana, mientras esperaba que la mujer no se fuera y lo dejara solo con el hombre.

— Will, quiero ir de compras, me acompañaras para cargar las cosas, no quiero que se desgasten mis uñas recién arregladas.

El joven sirviente asintió con la cabeza, tenía temor de quedarse a solas con el hermano gemelo, así que no le importaba de hacer el trabajo pesado.

— ¿Estás segura? Mabel.

Y eso lo venía venir, sabía que su amo Gleeful, intentaría de todo para que ella se fuera y se quedarán los dos solos en casa.

— ¿De que hablas? Yo no andaré cargando con todo.
— Para eso tienes tu amuleto.
— Espera, ¿Me estás dando permiso de usarlo?

La Gleeful sonaba interesada en el comentario de su hermano, claro que sí se lo permitiría lo usaría.

— Por algo los obtuvimos, a parte de ya sabes...
— ¡¿En serio?!

Su hermano nunca la dejaba utilizarlo, ahora que podía miles de cosas cruzaban por su mente, ella tomaría la oportunidad, incluso si su gemelo llegará al final a cambiar de opinión.

— Entonces lo usaré ¡No me esperen, llegaré relativamente tarde!

El joven sirviente, solo observo como su ama, tomaba su bolso sin ninguna precaución y salía a toda velocidad de la casa, para al final solo poder escuchar el sonido de la puerta cerrándose bruscamente.

Ambos estaban solos, amo y sirviente, este último mencionado, se encargó de acelerar el paso, realizando rápidamente su deber, e intento huir subiendo las escaleras, se escondería en su lugar seguro, su habitación, sin embargo, esto no le fue posible.

Habían cerrado fuertemente la puerta, su amo lo había hecho con ayuda de su amuleto, para evitar que entrara y no saliera por el resto del día.

— ¿Que crees que intentas hacer, Will?
— Amo... Yo solo...

Acorralado contra la puerta, el joven de cabellos castaños, recorrió con la punta de su dedo el pecho de su sirviente, hasta llegar al amarre de su corbata y tomarlo de ahí, acercándolos aún más.

— No intentas huir ¿Verdad?
— N-No, porfavor.
— ¿Qué, algo te molesta? ¿Es qué acaso no disfrutaste ayer? ¿Quieres más diversión?

Dijo mientras una sonrisa se formaba en su rostro, sentía la leve respiración intranquila del de cabello azul, quién intentaba no levantar la mirada y demostrar su miedo.

— Yo, no quiero eso...
— Sabes que por pura casualidad tengo nuevos "juguetes", que quiero que me ayudes probar, ¿Lo harías?
— ...

En un en vano intento de entrar a su habitación, se dió cuenta de que no podría salir de esta, estaba cerrada desde adentro.

Will.

Nadie podía salvarlo, un milagro lo haría, pero esas cosas no existen. Sus miradas se encontraron finalmente.

— No, Mr. Gleeful, se lo ruego.
— Will, sabes que odio las formalidades entre nosotros, eso te quitara un punto por buen chico, y sabes que me encanta disciplinar tu actitud, pero también se que me encantaría darte premios.

El cuerpo del joven sirviente temblaba, y el amo no podía evitar sentirse atraído ante eso, verlo tan frágil.

— ¿Qué te mereces hoy?

El joven de cabellos azules, rezaba por que no le tocara castigo, ya se sabía cómo terminaría esa historia.

— No me gusto para nada tu comportamiento.

Escuchando esas palabras siendo pronunciadas por su amo, no significaban nada más que su fin.

— Sabía que escogerías ayudarme a probar mis nuevos "juguetes"

Completamente su fin. Aún que así era siempre, la rutina era que siempre le tocará castigo. El Gleeful hizo uso de su amuleto, y llevo hasta su "patio de juegos" al joven sirviente, a ese cuarto oscuro que el tanto odiaba.

—No, ¡espera!, ¡No quiero!

Un tiempo de diversión para el amo, y una tortura para el sirviente, quién pronto sintió aquel listón negro, envolver suavemente sus muñecas, y posteriormente sentir como ambas eran presionadas por esta.

Algo volvió oscuro su mundo, su vista había sido oscurecida por completo, su cuerpo temblaba aún más que cuando estaba siendo amenazado con anterioridad.

— Todavía no hemos empezado.

El amo, paseaba su mano entre los distintos objetos que se encontraban en una mesa, ¿Que es lo que harían hoy?

— Vamos a ver, tal vez este está bien.

Tomó en sus manos, una especie de barra pequeña de metal, tenía unos simples picos, nada fuera de lo normal, con una correa en uno de los extremos, empujó a su sirviente, terminando acostado sobre sus brazos, lo que le provocaría un terrible dolor si duraba mucho tiempo así.

No podía ver nada, así que no sabía que es que haría su amo, quién tomo el cinturón del indefenso sirviente, abriéndolo y retirándolo.

Bajo lentamente sus pantalones y ropa interior, mientras apretaba aquellos tiernos muslos en el proceso, y podía oír los leves quejidos del dolor del menor, algunos moretones provocados por la vez anterior.

— Ah!~

Un leve gemido salió de los labios del sirviente, podía sentir algo frío haciendo contacto su entrada, podía sentir como levemente tocaba aquella sensible parte.

— Ah!~ Ahhh! ~

Su amo nunca era delicado, adoraba oírlo gritar de placer y dolor, escucharlo como pronunciaba su nombre mientras rogaba por qué se detuviera, sentir ese cálido y estrecho interior, el como se contraía al ir más profundo.

— Ahhhh!~ Duele.
— ¿En serio? Pero decir que te duele, no es suficiente.

Introdujo en lo más profundo que se pudo aquel objeto metálico que rasgaba aquel sensible interior, se acercó al cuello del menor para moderlo y succionar, poco a poco fueron sumergidos por un placer doloroso.

CASTIGO Y PREMIO [DIPWILL] 🔷TERMINADA🔷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora