Desde que te vi

316 35 3
                                    

Capítulo 1

Te admiro. Te admire desde la infancia y aún sigo haciéndolo a pesar de los años pasados.

Eres como el más amargo recuerdo que acaricio con soslayo durante las noches, por qué, cuando te miré en la competencia de hace unos meses atrás, no pude evitar mirarte y después decepcionarme cuando parecías no reconocerme. Eres mi ídolo, mi ejemplo a seguir en este enorme, frío y a la ves cálido mundo del patinaje sobre hielo.

La admiración creció tanto en estos años, como lo hacen tus trofeos de numero 1

Fuiste mi más grande inspiración en los tiempos difíciles cuando tenía problemas y usaba el patinaje para liberarme.

Amo tus rutinas, y es por eso, que cuando llegue a Japón para reunirme con mi familia, una de las primeras cosas que hice, fue querer patinar sobre la pista de mi infancia.

No pensé, solo deje que mi cuerpo se moviera al ritmo de la música de mis audífonos mientras mi mente solo pensaba en ti. En ejecutar tú tan maravillosa rutina que hace que mi cuerpo actúe por sí mismo.

Me dijeron que estabas aquí, donde me encuentro y no pude contener mis ganas de comprobar si era verdad, así que corrí todo lo que pude y te encontré en las aguas termales.

Pero, ahora, de alguna manera, estás aquí en Hasetsu y quieres entrenarme.

Me lo dices mientras estas desnudo y yo no puedo evitar apartar mi mirada por instinto. Pero aún así, la imagen de tu escultural y atlético cuerpo desnudo se quedó en mi mente durante toda la noche. Solo se borro cuando caí rendido por el sueño. Pero, aun así, fue extraño, por qué no pude evitar acariciar mi entrepierna por encima de mis pantalones. Mi miembro pulsaba, picaba y necesitaba ser liberado con rapidez, por qué me estaba matando.

Mi sonrojo no desapareció durante toda la noche, pero, tenerte solo a unas habitaciones lejos de mi, no ayudaba en nada.

No suelo ser ningún chico con estos pensamientos, ni mucho menos lo imagine con alguien de mi propio sexo.

Esto es más de lo nunca imagine.

Suelo ser un chico normal, común y nada llamativo. Uno más del montón. Soy sensible, nada sexual, pero, es inevitable para mí tener estos pensamientos impropios desde el primer día en que te vi desnudo.

Antes de esto eras la persona que más admiraba del mundo del patinaje sobre hielo. Eras una figura de respeto total para mí. Eras Víktor Nikiforov el mejor patinador de Rusia y uno de los mejores del mundo.

Hay un sonrojo en mis mejillas cada vez que te veo, no puedo evitar actuar torpemente cuando estoy contigo, pero, tú sola presencia basta para traerme como un idiota.

Esto paréceme el mejor sueño que puedo tener, pero, este si era real. Lo mejor que pude haber vivido.

Me dicen que elegiste venir aquí por tu propia cuenta y simplemente estoy maravillado con pensar en que viajaste desde Rusia solo para poder entrenarme.

Eres amable,audaz y atrevido.

Mientras que yo soy torpe y reservado.

Duermes a un lado mío y yo considero incorrecto mirarte hasta que te quedas dormido, pero, me satisface hacerlo. Hablamos de las cosas que nos identifican y aprendí que la audacia la tienes desde nacimiento.

Esa misma audacia que me envolvió con rapidez desde mi niñez, cuando solo te miraba por televisión y pedía a cada Dios el poder convivir junto a ti en una competencia.

Mi corazón late tan rápido que parece que va a desbocarse; Y eso es, por que estas aquí.

...
Ahora estamos entrenando para ponerme en forma. Los días pasan y cuando te veo entrenar en la pista de hielo por las tardes, eres mejor de lo que puedo imaginar.

Cuando por fin creo recuperar mi forma física, voy hacia ti, que te encuentras entrenado  nuevamente en el Ice castle. Pero, mi entrada fue interrumpida por Yuri, tu compañero ruso.

Está frustrado y decide golpearme, por qué estás aquí, entrenándome a mí y no a el. No sé el por qué, y él tampoco lo sabe, pero, le frustra en sobre manera.

A sí que cuando te miramos patinar, él me platica sobre tu rutina. Y pienso que el mundo es un idiota al pensar que te has quedado sin imaginación.

El pide que regreses a Rusia, y yo te miro, deseando una respuesta negativa, con toda mi esperanza puesta en ti.

Nos sorprendemos al saber que harás un programa para la competencia de ambos.

Dejamos las cosas para después y YuriO se hospeda en el hotel, esperado tener más oportunidades para convivir con Víctor.

Y así es. Ambos tenían al mismo entrenador, representan a Rusia y patinan por las mismas pistas.

El tiene una ventaja significativa, y se nota a leguas cuando tú le sonríes con gracia.

A sí que corro, salgo de ahí y busco mejorar solo para ti, Víctor.

Con una competencia de por medio y un rival para mí.

Pero, cuando asistimos el día siguiente a el entrenamiento, mi mandíbula, callo al suelo al enterarme de el nombre de las rutinas que ambos tendríamos.

Yuri plisetsky bailara Ai Ni Tsuite, Ágape.

Y yo, bailare Ai Ni Tsuite, Eros.

Melodías completamente diferentes para nuestras personalidades.

Pero, aun así, agradezco que pusieras esa canción para mí, Víctor.

Por qué, gracias a ello, conocí más que mi amor puro como el de Agapē, si no, caí ante las garras de ti, mi Eros.

¿Quién dice que Ágape y Eros no se pueden enamorar?

Tú eres mi EROS |Yuri On Ice|Where stories live. Discover now