Parte Única: Un Ángel en la Tierra

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-¿Se Encuentra bien joven Adrien?-La fría he inexpresiva voz de la mujer interrumpió sus pensamientos causándole un ligero escalofrió en el proceso, observo el cielo adornado por ligeros copos de nieve que bajaban con la gracia de un mismo pétalo de rosa antes de asentir con desdén.

-Si- seca; la respuesta mas fría he indiferente que había dado desde hacia tiempo, por un segundo fue capaz de ver a su padre en su propio tono de voz algo que no solo lo aterro, si no también creo una ligera preocupación en su ser, agito ligeramente la cabeza mientras dirigía su mirada a la mujer a su lado -Lo lamento Nathalie...estas son fechas difíciles...- confeso agachando la cabeza.

Sentía como los recuerdos se impregnaban en su memoria, aquellas navidades que pasaba observando como su madre preparaba galletas de chispas de chocolate con una amplia sonrisa en su rostro, volteando su mirada hacia el mientras con su delicada y aterciopelada voz decía: 

"Están Listas"

-Estaré en mi habitacion si me necesitas...-espeto con frialdad antes de correr hacia su habitacion y perderse en el extenso pasillo; la mujer observo sorprendida aquel hecho antes de suspirar con melancolía, sabia lo que se sentía perder a alguien que amabas, aquel dolor incontrolable en tu pecho, los recuerdos improcesables al haber estado con ella... por supuesto que lo entendía...

"No soy la única que te extraña aquí Charlotte..." pensó fugazmente antes de caminar hacia el despacho del hombre propietario de aquella gigantesca mansión "Por supuesto que no"

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La puerta se cerro con fuerza mientras el rubio se deslizaba por la misma, sentía un incontrolable dolor en su pecho que no podía manejar, un sentimiento de nostalgia tan fuerte que lo sumergía en la más profunda miseria, pronto, lágrimas cayeron de sus afligidos ojos, sintiendo sus fuerzas perderse entre sus penas; se acurruco en el frió suelo de madera y espero... Espero el final de aquel agridulce día, el final de sus recuerdos y sobre todo... El final de su miseria. 

La criatura azabache lo observaba con tristeza, había visto al joven en sus más penosos momentos, sus mas inquietas alegrías pero jamás pensó que lo vería en tal deplorable estado, sufriendo cada recuerdo postrado en su mente, trato de acercase más el miedo lo invadió y solo pudo observar, como un espectador mas en aquella mística tragedia.

-Adrien...- su voz temblaba ligeramente, sentía impotencia y misma rabia, observar a su portador de esa forma, creaba un sentimiento de culpa irreparable; El rubio levanto su mirada observando a la criatura oscura con una mirada de completa determinación -...Transformate-

-¿Que?- su voz ahogada por las lagrimas se escuchaba dolida, mas olvido por un segundo todo los acontecimientos y se concentro en la criatura frente a el quien lo miraba con determinación. 

-Que te transformes...-el joven lo observo extrañado, era una petición no muy común de su compañero, a lo que, el, bufo con fastidio - Solo hazlo antes de que me arrepienta...- 

El joven sonrió ligeramente he invoco su transformación; poco a poco aquella brama verdosa cubría su antigua y fúnebre apariencia a una sonrisa que, a pesar de verse ligeramente fingida, esperaba nadie notara, observo su reflejo frente al gran ventanal y suspiro, había caído en cuenta en lo diferente que eran Chat y Adrien. 

A pesar de desprender la misma esencia, sus actitudes y forma de reaccionar eran completamente diferentes; no podía culpar a su kwami por eso, estaba seguro que era una forma que el mismo había creado para volverse alguien distinto, para escapar de los problemas que atosigaban a Adrien hacia una persona que no parecía tener problemas, dio una ultima ojeada a la habitacion, como despidiéndose de alguien que no estaba ahí. 

Sueños de Cristal [Miraculous Ladybug, Especial Navidad]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora