Capítulo 17.

39 8 0
                                    


Capítulo 17.

-¿Por qué no llamaste ayer? –Le pregunto a Theo que está acostado a mi lado.

Anoche, después de todo el llanto y la cosa, ambos nos quedamos dormidos así que pasó la noche en mi casa, en mi cama, con mis almohadas.

Juro que nunca más lavaré mis sábanas.

-¿Me extrañaste? –Dice sonriendo.

-Sí. –Admito con las mejillas rojas. –Y también preocupada, pensé que te habías molestado por todo el asunto con Natalie y después de la llamada de... -Dejo la oración sin terminar.

-Lo lamento. –Me dice mientras levanta mi barbilla con un dedo y me hace mirarlo a los ojos. –Mi teléfono se dañó. Y no tendría por qué estar molesto por Natalie, se lo merecía. Estoy agradecido de tú la hayas golpeado porque yo estaba a punto de ahorcarla con sus extensiones. –Me río

Me siento mal por haberle reclamado, después de todo, él no tendría por qué llamarme.

-Lamento que tengas que estar pasando por todo esto, toda esta preocupación y estrés por culpa de ese mal nacido. –Dice para después depositar un beso en mi frente.

-Si tan sólo no hubiese sido tan entrometida, violenta y todas las cosas que fui con Jason esto no estuviese pasando.

-Si no hubieses sido todas esas cosas, que por cierto, me encantan en ti... quizás le hubiese hecho lo mismo a Sophie. Y por lo poco que te conozco, creo que prefieres que te haya pasado a ti.

-Me conoces bien. –Sonrío.

-¿Irás al trabajo? –Me pregunta, niego con la cabeza. No me siento bien.

-Entonces me quedo contigo.

-¿Qué? –Lo miro.- ¿No tienes que trabajar?

Niega. –Lo bueno de ser tu propio jefe.

Sonrío. Y es cuando caigo en cuenta que acabo de despertar y debo lucir como una marmota atropellada por diez camiones y con aliento de muerte.

-Dioses. –Digo y salgo disparada hacia el baño. Cuando salgo, esta acostado boca abajo en la cama y...

Benditos y sagrados Dioses, este hombre nunca deja de sorprenderme... ¡ESE TRASERO! Respira, Crystal, actúa natural. No asustes al chico.

-¿Desayunarás? –Le pregunto.

-Por supuesto, pero primero iré a casa a cambiarme y luego vengo, ¿te parece? -Asiento.

Se levanta y camina hacia a mí, levanta mi cara y me besa. Le correspondo, mientras me pongo de puntillas y paso mis brazos por detrás de su cuello, tomando su cabello y dejando toda mi preocupación en ese beso.

Se separa cuando ya nos estamos quedando sin aire y descanso mi frente en su barbilla.

-Me gustas tanto. –Me dice, con la respiración acelerada.

-Y tú a mí. –Respondo. –Más de lo que te imaginas.

Me besa otra vez.-Nicolas se debe estar preguntando en donde me metí. –Me río. –Creo que me matará si sabe que pasé la noche aquí.

Niego con la cabeza.

-Le agradas, así que no la hará.

-Es bueno saberlo.

Ambos salimos de mi habitación, Sophie está en la cocina.

-Buenos días. –Nos dice sonriendo.

One Night in ParisWhere stories live. Discover now