-Lo se Mamá- suspiro- ella... es lo mejor que me ha pasado y te aseguro que no la dejaría ir.

La línea queda en silencio un momento, Martha se sentía eufórica por escuchar a su hijo. Verlo amar a alguien que lo merece la hace tan feliz como madre.

-Si... es una gran chica, y se merece a un gran hombre. Sé que estarás a la altura hijo.

- ¡Ay Mamá!-dio un suspiro pesado- hay momentos en donde temo no ser lo suficiente para ella- exclamo con la voz derrotada.

-Tú eres lo que ellas necesitan; Paige te ama hijo y Mely te adora, tú las proteges como un buen padre y un buen marido. No eres perfecto y es seguro que cometas errores en tu matrimonio, pero no te desanimes por eso. Espero que la visita de Alisson no los haya hecho discutir, pero si así fue. No te rindas mi amor. Son un matrimonio, discutirán de vez en cuando, pero el arte de estar casado es aprender a afrontar las dificultades juntos y a alejarse de las cosas negativas.

Explico tratando de aconsejar a su hijo.

-Conozco a Alisson desde hace año, conozco a sus padre-continuo- y se la clase de persona que es. Tú la conoces tan bien como yo. Si causa tantos problemas aléjate de ella. No dejes que se interponga en tu matrimonio.

-Tal vez...ya es tarde para eso mama- lamento Alexander.

-Nunca es totalmente tarde. Todo el mundo merece una segunda oportunidad. Además, Paige te ama, se le nota por la forma en cómo te ve, sus ojos adquieren un brillo al verte. Eso es amor. Estoy seguro que sea lo que sea que haya ocurrido, ella te perdonara.

-Gracias Mamá, necesitaba oírlo.

- ¡Mi cielo! Tengo ganas de abrazarte... más te vale que cuando vuelvas me vengan a visitar. ¡Ah! Lo olvidaba, hablaré con tu hermana, que está más furiosa que yo, dice que te castrara si le confirmas que paso algo con Alisson. Ya sabes lo temperamental que puede ser.

Alexander se estremeció ante la perspectiva.

-Sí, será mejor que hables con ella.

-Está bien hijo-dijo riendo- me imagino que ha de ser de noche por allá, así que no te molesto más, que descansen.

-Adiós Mamá.

Colgó la llamada con una sonrisa, pero esta se borró rápidamente al pensar en el artículo, se alegró de haber alejado a Mely y a Paige de esos diarios.

Regreso a su recamara llevándose una gran sorpresa, Paige estaba acostada en el sofá, envuelta con una manta.

- ¡¿Qué crees que haces?!- le preguntó alterado.

-No voy a dormir en la misma cama que tu así que dormiré acá-Le respondió ella dándole la espalda.

Esa mujer era increíble, pero él sabía que ese sofá no era la mejor opción en descanso y antes de lo que ella pensara, regresaría a la cama con él.

-Está bien, se hará como quieras- concedió Alexander con un plan en mente, se desvistió y se cambió por unos pantalones de pijama y se quedó sin camisa.

-Buenas noches Paige- le dijo antes de apagar las luces.

En la oscuridad Alexander observaba a su esposar dar vueltas en el sofá, por momentos se quedaba quieta y luego seguía con los movimientos.

Ya había trascurrido treinta minutos y Paige no conciliaba el sueño; quince minutos más y Alexander se haría cargo de la situación. Pero no fue necesario.

En ese momento Paige se levantó vencida, estaba segura que no podría dormir en ese sofá y no estaba dispuesta a dormir en la cama.

Decidió ir a tomar un vaso de leche a la cocina; se levantó silenciosamente para no despertar a Alexander sin saber que este observaba todos sus movimientos a través de la oscuridad sin que ella lo notara.

Paige bajo hasta la cocina en oscuridad, no quería despertar a nadie así que no encendió ninguna luz, la luz de la luna se filtraba por los ventanales.

Tomo un vaso y abrió el refrigerador la luz de este era lo único que iluminaba la estancia.

Estaba tan concentrada en su bebida que no sintió a Alexander hasta que esté el abrazo por la espalda. Esta acción le saco un pequeño susto hasta que lo sintió besar uno de sus hombros desnudos.

Estaba vestida con una camisón de tirantes color blanco, la tela era muy delgada así que sentía toda la espalda de el pegada a su espalda.

-No sabes cuánto te deseo -le susurro besando la parte trasera de su oído. Paige sentía las piernas de gelatina, pero no se iba a dejar seducir por él.

Como la puerta se encontraba abierta Paige estiro la mano y tomo unos cúbitos de hielo.

-Ya que no está Alisson - dijo dándose la vuelta y agarrándole el pantalón por la cinturilla- Ten, para que se te calmen las ganas - le dijo mientras le introducía el hielo en el bóxer- es mejor que una ducha fría, ¿No crees?

Alexander ni se inmuto al sentir el frío en su piel; Paige cerró la puerta y dio la vuelta al desayunador para lavar el vaso.

Él se sacó el hielo y la siguió hasta ubicarse nuevamente atrás de ella, coloco cada mano sobre la encimera encerrándola entre sus brazos pero ella solo lo ignoro. Cuando Paige término de lavar, se dio la vuelta con intención de retirarse tratando de quitar las manos de él, pero Alex le cortó el paso con su cuerpo.

Se observaron un momento retándose con la mirada, Alexander la tomo de la cintura de forma lenta sintiendo su piel bajo la tela, la tomo y subió a la encimera. Paige se sentía congelada mientras Alexander se ubicaba entres sus piernas y acercaba su rostro al de ella.

-"Estoy perdida"- pensó.

Con el pulgar. El, le aparto un mechón y le acaricio la mejilla hasta la barbilla; Paige abrió la boca para respirar mejor cuando con su mano le levanto la cabeza para rozarle los labios.

-Estas ganas que tengo- dijo Alexander dándole un pequeño beso a su labio inferior- llevan únicamente tu nombre Paige.

Dicho esto la beso con toda la pasión que sentía por ella; la devoraba con su boca marcándola como suya.

Paige lo tomo del cabello y le respondió de igual forma, se besaban con todo el amor que sentía por el otro; tratando de decir con sus cuerpos lo que sus mentes no les permitían.

Alexander le bajo los tirantes del camisón y empezó a besarle los hombros hasta sus pechos torturándolos con su lengua.

Paige hecho la cabeza hacia atrás, el calor de su boca lo sentía como un hierro quemándola; ella tomo su cabello reclamando su boca nuevamente mientras el acariciaba sus muslos.

-Eres todo lo que necesitó- susurro sobre sus labios haciéndola gemir.

-Alexander- suspiro al sentir su mano entre sus piernas-Por favor, necesitó...- ¡Por Dios! Su cuerpo era una masa de deliciosos escalofríos.

-Eres increíble cariño - le dijo Alexander besando su cuello mientras la llevaba hasta su límite.

Sentía su cuerpo subir hasta la cúspide del placer, en ese momento no le importó nada.

Alexander disfruto hacerla perder el sentido, pero se moría por sentirla de la forma más íntima posible, se deshizo de su ropa y lo que quedaba de la de ella y unió su cuerpo con el de la mujer que amaba.

Se detuvo un momento con la respiración agitada. El clavo los dedos en la piel de su cintura y devoró su boca mientras se movían al mismo tiempo.

Paige acariciaba su espalda y le clavaba las uñas en ella.

- ¡Dios! Paige...- se observaron con los ojos dilatados, el dejo escapar un gemido ronco antes volver a tomar su boca y llegar juntos.

Paige estaba temblando extasiada y Alexander la abrazaba de manera posesiva mientras ambos trataban de recuperar la respiración.

-Te amo- Paige sintió su cuerpo paralizarse al escuchar lo que ella dijo.

Pero se dio cuenta que no fue ella la que hablo.

Casada con mi jefe. Saga: NYC N° 1Where stories live. Discover now