Seguimos repartiendo por las casas un poco más lejanas a la nuestra. Entre estas se encontraba la de los Aston. Su casa era lujosa y moderna. Sobretodo destacaban los colores negros y blanco contrastando y dando la sensación de estar en el hotel más lujoso del mundo.

Cuando llamamos al timbre, nos abrió Dean Aston y se me vino a la mente la charla que tuvimos Amanda y yo sobre él, el hijo de los Aston. Era moreno y de ojos castaños. Podía medir un poco menos de 1'90 cm y estaba segura de que practicaba deporte porque estaba musculado aunque algo delgado. Era atractivo, pero definitivamente no era mi tipo.

Le dejamos la invitación y nos guiñó un ojo cuando nos alejamos. Amanda no paraba de decirme lo guapo que era todo el camino hasta regresar. A veces se ponía muy pesada. Las hormonas le jugaban malas pasadas.

Cuando sólo nos quedaba la última invitación de cumpleaños ya estábamos en la casa de cristal de Damon. No podía negar que era preciosa aunque a él no se lo dijera.

— ¿Quieres entrar tu sola?— interrumpió mis pensamientos Amanda— Se te ve ansiosa por ir.

— De acuerdo pero espérame aquí y no te vayas.— dije con una sonrisa de oreja a oreja. Luego me arrepentí de querer entrar sola aunque en el interior notaba una especie de cosquilleo extraño en el estómago. NO eran mariposas o eso quería pensar.

Avancé por el camino de piedra de su amplio y bien cuidado jardín y miré al timbre. Estaba muy nerviosa. Conté hasta diez y toqué el timbre.

Al abrirse la puerta, me encontré a un Damon dormido y sin camiseta. No pude evitar mirar hacia su abdomen el cual estaba bastante marcado. Dios mío, me quedé muda. Mi respiración se agitó instantáneamente y por poco me pongo a hiperventilar.

Me puse nerviosa y rápidamente dirigí la mirada a sus brillantes ojos azules y le dije:

— Buenos días, idiota. Toma, mañana es mi cumpleaños y el viernes celebro la fiesta en mi casa, por si quieres pasarte un rato.—dije lentamente mientras le observaba de arriba abajo y le sonreía intentando ser sensual aunque seguramente estaría haciendo el ridículo.

— Creo que no iré. Y por cierto, deja de comerme con la mirada.—dijo con la voz bastante ronca y sexy.

— ¿No vendrás de verdad? Me sacas de mis casillas. Y no, no te estoy comiendo con la mirada capullo. Simplemente estoy intentando mantener una conversación contigo.—contesté sonrojada y enfadada. Su respuesta me dejó bastante descolocada. Yo tenía ganas de que él viniese...

— Era broma. No me lo perdería por nada en el mundo. Allí estaré. Tendrías que haberte visto la cara.—rió— ¿Estás intentando tener una conversación conmigo pero no puedes porque estoy sin camiseta?—preguntó juguetón mientras sonreía MUY sensualmente.

— Te espero allí.—no contesté la pregunta. Era tan sumamente atractivo que dolía. Él no dejaba de picarme continuamente y, a decir verdad, me gustaba que lo hiciera.

El camino de regreso a casa se me hizo corto, tampoco es que fuera un camino infinitamente largo. Amanda me preguntó por todo y se quedó anonadada cuando la dije que estaba sin camiseta. Se le veía tan sexy con el pelo revuelto y esa voz increíblemente sensual...

               . . . . . . . . .  . . . . . . . . .

La semana pasó muy rápido. Los adornos fue lo primero en llegar. Entre el lunes, día de mi cumpleaños, y el martes ya estaba la casa decorada y con globos por todas partes.

Cuando fui al instituto el lunes, todo el mundo hablaba de mi fiesta, de sus atuendos y de los ligues. La gente me paraba y me felicitaba. Incluso en mi clase de Danés y Lenguaje me cantaron el cumpleaños feliz lo que me hizo ponerme del color de los tomates. Odiaba ser el centro de atención pero supongo que es lo que tiene que fuera mi cumpleaños.

Desde que empezó el curso, este había sido mi mejor y más corto día de clase.

Para mi sorpresa, a la salida, me encontré a Damon con un Camaro zl1 rojo precioso. Juraría que su color favorito es ese. Al verme me sonrió y me llamó. Yo extrañada fui donde él se encontraba.

— Buenos días, morena.—dijo dándome un beso en la mejilla. Sus labios se sentían bien en mi piel— ¡Feliz cumpleaños!

 — ¡Muchísimas gracias!—respondí con una sonrisa de oreja a oreja. Nunca había sonreído con tantas ganas. Parecía una idiota— ¿Qué haces tu aquí? Por lo menos hoy vas con camiseta.— dije suspirando al recordar la imagen de ayer y riéndome a la vez.

— Te voy a llevar a comer a mi "casita". Una sorpresa te espera allí.—cuantas molestias para una simple mujer. Mi día comenzaba a ponerse interesante.

— De acuerdo, espero que cocines tan bien como cuando hiciste los sandwiches.— dije sonriendo y entrando a ese pedazo de coche— Me encanta tu coche.

— Gracias.—dijo riendo— Era el más bonito para esta ocasión. El rojo es el color de la pasión.

— Y también tu color favorito, ¿no?— pregunté curiosa.

— Si... ¿cómo has sabido tu eso?

— Siempre que te veo llevas algo rojo.—reí— pensé que te gustaba.

El asintió y puso la radio. Durante el camino empezó a sonar Desire de Years & Years. La canción más apropiada para el momento. Estiré la mano hasta llegar al botón del volumen y lo subí. Damon me miró y le sonreí mientras que empecé a cantar.

  ¿Acaso es deseo o es amor lo que estoy sintiendo por ti?
Quiero que sea deseo porque tu amor solo me abusa

Me sentía tan identificada que no podía dejar de cantarla. Él se ría mientras estaba concentrado en la carretera. Al llegar la canción justo acababa de terminar, como si estuviese cronometrado. Aparcó su coche junto con los otros en su garaje y salimos los dos de él.

Entramos en su casa y él me guió hasta una habitación donde se hallaba una caja enorme envuelta en papel de regalo encima de la cama.

— Ponte esto. Te espero en el salón de la planta de abajo.— dijo sonriendo.

Yo obedecí y saqué un precioso vestido rojo, como no, ajustado y muy elegante. Junto a él se encontraba la caja de zapatos negros. Eran enormes. Unos tacones con pocas incrustaciones de cristales sobre el material negro. Me lo puse. Todo me quedaba a la perfección. Recogí mi cabello en una trenza. Me observé en el espejo y vi lo ojerosa que lucía hoy. Cogí mi mochila de clase que había dejado al pie de la cama y me maquille sólo un poco. Cuando estuve lista, bajé.

Las escaleras también eran cristal. Me sentía Cenicienta bajándolas.

Cuando llegué donde Damon me esperaba, todo era precioso. La mesa estaba cubierta con un bonito mantel bordado e hilado con pan de oro. La vajilla era magnífica y todo ello hacía una combinación muy especial. Quien nos viese diría que hacíamos una muy buena pareja.

Él me miró y abrió la boca impresionado.

— Pensaba que te quedaría bien, pero no tanto.—parecía que se le iba a caer la baba.

___________________

Capítulo actualizado. Espero que estéis tan emocionadxs como yo lo estoy editándolo. Gracias por seguir otro día más conmigo. Y ya sabéis, compartid, recomendad o difundid mi obra. Muchísimas gracias. Os espero en los comentarios. Os quiero. Besitos desde España.

CONSEJO. Escuchad la canción mientras leéis esa parte. Da muy buen rollito. ¡Disfrutadla!

Secrets #Wattys2016 #WEAwards2º #PremiosMusaRomanceWhere stories live. Discover now