7. Laberinto.

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Pronto anunciaron que el recorrido por un laberinto que hicieron, empezaría. La música se había detenido; así que Samadhi no tuvo más que despedirse y caminar hacia mi. Miré mi celular, mamá no había llamado, mucho menos mi padre.

Ella jalo de mi trayéndome fuera.
—¿Has estado espiando a Emil?

—¿Qué? ¿por qué dices eso?

—No lo digo yo, lo dice él —exclama enfadada, señalando dentro.

Pienso por un momento, imaginando todas las cosas que él dijo de mi. En lo que pudo responderle Samadhi y en lo que probablemente pude responderle yo.

Una pesadez invadió mi cuerpo. —Bueno, ¿vas a decirme que te dijo o no? —mi paciencia se terminaba.

—Que no está seguro pero cree que los has estado siguiendo —dijo dudosa, entre queriendo y no, decir más —, por supuesto le dije que tú eres buena chica y seguro solo eran coincidencias que tú te lo encontrarás —dijo más calmada.

—Si, es verdad... me lo he encontrado pero solo ha sido eso, coincidencias.

—Eso mismo dije —levantó sus hombros —vamos, ya van a empezar.

En el laberinto, teníamos que formar grupos, había muchos amontonados en la entrada de este, solo sentía como pisaban mis pies, empujaban mi espalda, codeaban mis brazos. No estaba en el momento más cómodo.
Era tanta la presión que no me di cuenta que Samadhi se adelantó; estaba adelante gritando mi nombre pero ya era tarde, su grupo comenzaba a avanzar.

—Solo ve —trate de decir sobre todo el griterío.

Avanzaba conforme el grupo me llevaba.

—¿Ya tienes un grupo? —preguntó un amigo del grupo de Emil, tarde en darme cuenta que se estaba refiriendo a mi. Negué con la cabeza. —De acuerdo vente.

Me acerqué lentamente hacia su grupo.

—Ya estamos completos —grito el chico levantando su mano.

Emil volteo casi enseguida, no podía soportar la presión de su mirada fija en mí, así que solo miré a otro lado.

Pronto comenzamos a avanzar hacia el laberinto, los chicos encargados nos dieron indicaciones. Gritos espantadizos y gritos de chicas histéricas retumbaban por el aire. Los escalofríos volvían a mi cuerpo; era agradable.

Conforme avanzábamos, sólo miraba a Emil, imaginándolo decir esas cosas que dijo de mi. Él iba divertido jugueteando con las demás chicas; había algo raro en mi, no podía mirarlo de la misma manera.

Llegamos a un punto en el que había varios caminos, optaron por dividirnos, yo solo afirmaba con la cabeza. Emil tomó la iniciativa y empezó a formar los grupos de tres en tres, quedé a lo ultimo.

—Amm... tu vente conmigo —me dijo, no quedándole de otra.

Di un fuerte suspiro; no era de alivio, era más bien uno que venía por inercia, de un sentimiento de adentro, que olía algo que se aproximaba.

Feliz Halloween CRUSH / PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora