Ella.

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Reía como un pequeño crío en la mañana de navidad, como cuando sonríes por la carcajada de un niño, o por tu primer amor. Reía de ese modo que tambaleaba murallas, que te hacía temblar a ti también . Reía y me hacía reír, reír de verdad, reír de puta felicidad. Era capaz de hacerme reír sin ser ella feliz, porque su sonrisa brillaba, pero sus ojos solo tenían pena de tanta mierda, de tantos problemas, de tanta rabia. No era feliz pero lo parecía y eso me hacia enamorarme aún más de ella. Aquella dama frágil había devorado mi corazón. Se lo había colocado donde le dejaron un vacío, donde debería estar el suyo. Y la dejé, dejé que se lo quedara, porque, cómo decirle que no a esa sonrisa.

Somos Un Puto Caos.Where stories live. Discover now