—¡Jefe Park!—gritó Jongsuk histérico.

Su expresión era muy graciosa pero no podía reírme en este momento.
Problemas se acercaban. Eso seguro.

—Lee, Park, ¡¿qué creen que están haciendo?!—nos gritó con su típica cara enfadada.

—Señor, nosotros solo...solo—Jongsuk se enredó en sus palabras.

—¡Nada, Lee! ¿Creen que es un patio de juegos? ¿No están demasiado grandes para estar jugando? Debería despedirlos—dijo seriamente.

—Pero, señor Park, perdón no volverá a suceder—dije casi llorando.

—¿Saben que son muy infantiles? Dios—tomó aire. —Que sea la última vez que sucede. Fuera del trabajo ya pueden hacer todas las locuras que quieran—dijo resignado.

—¡Gracias, señor Park Taeho!—grité emocionada.

—¿Qué te he dicho sobre mi nombre?—preguntó molesto.

—Perdón, jefe Park—corregí.

—Vayan y limpien las mesas; pronto abriremos.

—Pero, señor, nadie ha llegado—se quejó Jongsuk.

—Hoy todos fueron a una capacitación. Ustedes por ser los más jóvenes atenderán hasta que regresen. Suerte con eso—dijo en un tono burlón y se dirigió a su oficina.

—¡Oh, que maravilloso!—solté sarcásticamente.

—Sí, querida. Tú y yo atendiendo las mesas hasta quien sabe que horas—dijo Jongsuk del mismo modo.

El tiempo se nos estaba pasando demasiado lento y sin darnos cuenta el día terminó sin rastro de nuestros compañeros.

—A veces pienso que mi vida es un desperdicio—dijo mirando hacia el exterior por la ventana.

—Sí, también lo he pensado. Ahora ayúdame con las mesas, tonto—dije mientras limpiaba.

—Esos idiotas...¿cómo se atrevieron a dejarnos solos atendiendo el restaurante todo el día?—tomó el limpiador mientras se recostó en la mesa.

—Los muy tontos nos odian, JongSuk. No podemos quejarnos si queremos el trabajo.

—Taeho es el culpable de todo. Como lo odio.

—Cálmate, olvida eso y ayúdame que llegaré tarde a la universidad—tiré la basura al contenedor.

—Claro, como eres la única que llegará tarde—dijo sarcásticamente. —Aún no entiendo como puedes seguir estudiando Ingeniería luego de los malditos días de trabajo.

—Mira quién lo dice–lo miré incrédula. —El que estudia Medicina y casi nunca duerme por su fabulosa carrera.

Rodó los ojos.
Sacudí el sucio limpiador en su cara haciendo que restos de comida cayeran sobre él. Me reí como desquiciada mientras él me miraba con su cara de venganza.

—Olvídate de tu mejor amigo, Park Shinhye-dijo seriamente.

—Ya, Jongsguk, perdóname, ¿sí? Era solo una broma—hice un puchero.

No me respondió, su mirada era fija en la mesa que limpiaba.
Metí la pata, habría que ganarme su cariño de nuevo.

—Mejor amigo, perdóname—él rodó los ojos. —Sabes que estaba bromeando, te quiero mil, eres el amor de mi vida, no se que sería mi vida sin ti, eres un chico–

—¡¿Quieres callarte, Shinhye?! Apúrate que las clases nos esperan.

—¿Me perdonas entonces?

—Olvídalo, nunca te perdonaré, querida.

—¡No, Jongsuk! No pienso mover un dedo hasta que me perdones.

—Niña tonta—golpeó mi cabeza.

—Sabes que eres el mejor amigo que tengo. No me abandones—hice un puchero.

—Come algo, ya te estás poniendo cursi. Te perdono, Shin.

—¡Nadie se compara a ti! Eres genial, Jongsuk.

—Mi bella tontita.

—Mi dulce inútil.

—Te odio.

—Me amas.

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Un saludo a mis bellas lectoras de siempre. También a las nuevas lectoras; espero que les guste el fic y recuerden que cualquier comentario o sugerencia es bienvenida.

Saludos y mucho amor.
Bye bellezas

||Editado 19.05.24||





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