Sayonara

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Era la tercera vez que sucedía en el mes y ya había perdido la cuenta de cuantas veces iban en el año...ya no importaba, ya estaba cansado de terminar hablándole a una puerta cerrada después de que una vez más el moreno lo dejará solo.

Él siempre supo que las cosas no serían color de rosa en cuanto se embarcó en una relación con Aomine, el peliazul tenia su carácter y su forma de ser, pero esas eran las características que lo hicieron quererlo y terminar enamorado de él. A pesar de lo que muchos pensaran Kise no era un nombre débil de carácter, muy por el contrario era testarudo y decidido, por lo mismo continuaba intentando una y otra vez que su relación retomará un buen camino.

Pero es difícil conseguir algo cuando no sabes que cosas pasan por la cabeza de la otra parte fundamental de la relación, si ya casi no se veían y cuando hablaban lo único que conseguían era discutir y alejarse cada vez más.

Es cierto que el aun amaba a Aomine como el primer día en que se dio cuenta de sus sentimientos, pero el amor no sirve de nada si es unilateral y eso era exactamente lo que sentía Kise en esos momentos. Y esta última discusión donde sólo había conseguido quedar con un nudo en la garganta y la rabia de no haber gritado todo lo que pensaba antes de que el moreno cerrará de un portazo lo hizo confirmar una decisión que ya hace semanas rondaba por su cabeza...esto se acababa, el amor, el tiempo de relación, el vivir juntos no servía de nada si cada vez que se encontraban una batalla verbal comenzaba. Él no necesitaba esto, por mucho amor, él se iba.

Termino de empacar las últimas cosas indispensable en un bolso mientras se cuestionaba por última vez si era lo correcto, pero al mirar la hora y ver que eran las tres de la madrugada y el moreno no regresaba solo confirmo que ya no debía perder más su tiempo. A primera hora se encontraba conduciendo en dirección a la casa de su hermana mayor, esta sin mucho cuestionamiento le había ofrecido una habitación en su casa hasta que consiguiera algo propio.

Fue así como pasaron los días, las semanas, consiguió un apartamento, pasaron los meses y en ningún momento tuvo noticias de Aomine, con esto solo confirmo que su decisión fue la correcta, ahora tenia paz y tranquilidad, aunque un vacío gigante en su interior que no sabia con que llenar.

Pero algo que siempre caracterizó al rubio fue su personalidad decidida y testaruda, era esto mismo lo que le permitía seguir adelante con la convicción de que ese vacío se transformaría paulatinamente en una simple molestia que iría desapareciendo con el tiempo.

ZetsubõDonde viven las historias. Descúbrelo ahora