El Columpio

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Me columpiaba con mucha suavidad. Mis padres discutían sin razón alguna. Lo único que quería era columpiarme y olvidarme de todos esos problemas que últimamente me perturbaban.

En cada empujón que daba, las viejas cadenas oxidadas rechinaban acompañando mi dolor. Subía y bajaba y lo único que podía sentir era como el aire me golpeaba con mucha fuerza.

Con mis pequeños ojos podía ver como mis padres se peleaban.

<< Las ventanas no son transparentes >> Pensé.

Volteaba hacia otros lados para evitar esa horrible escena. Mis ojos se fijaron en unos árboles que se movían armónicamente.

Un sonido ensordecedor viajo por el aire. Poco a poco iba perdiendo las fuerzas con las que me sujetaba. De momento un fuerte dolor viajo por toda mi espalda hasta mis piernas. Al tratar de abrir los ojos podía observar el pasto del jardín. Trataba de incorporarme pero algo me lo impedía. Mi cuerpo empezó a sentir frío mientras que mi consciencia me iba abandonando.

<< No te duermas que te están viendo y se van a enojar contigo >> Me repetía constantemente.

Mi cuerpo ya no se movía; era como si me hubieran puesto una anestesia.

Tome todas las fuerzas que pude hasta que me pude incorporar.

Voltee de la manera más rápida que pude una vez que mis ojos pudieron detectar a una sombra escabulléndose entre los arbustos.

Un señor de espalda ancha y con un pasa montañas se alejaba de la manera más rápida, hasta que su cuerpo desapareció entre las hojas.

- ¡Papa! - Grite.

El, junto a mi madre, salieron del cuarto en el que se encontraban discutiendo. Ambos se acercaron a mí pero ninguno pudo tomarme. Me abalance en contra de ellos pero mi cuerpo les paso por encima.

Perturbada por lo que había ocurrido, voltee hacia ellos y pude observar como mi padre cargaba mi cuerpo, llenándose las manos de sangre.

- ¿Que me está pasando? - Me lleve mis manos hacia la cien.

* Llama a una ambulancia * - Mi madre empezó a gritar como una loca una vez que vio mi cuerpo en ese estado.

De pronto mi mente se aclaró. Aquel sonido que se produjo era el de un disparo y juzgando el agujero que tenía mi espalda y por el señor que había salido corriendo entre los arbustos, podía intuir que me habían disparado.

<< Pero... ¿Por qué? >>

El sonido de las sirenas me distrajo por completo de mis pensamientos. Los para médicos llevaron mi cuerpo hacia una ambulancia en donde me transportaron de la manera más rápida. Mis padres se subieron junto con ellos y partieron hacia un hospital.

Anonadada me tire al piso. Trate de respirar lo más hondo posible y hasta me pellizque con la esperanza de despertar.

Fue hasta la noche del otro día que mis padres habían regresado. Mi madre lloraba sin parar mientras mi padre la consolaba diciéndole bellas palabras.

- Tengo miedo mami - Le dije pero al parecer no me habían escuchado.

Durante los siguientes años me la pasaba columpiándome. A veces veía como mi madre fijaba la mirada hacia el columpio en donde yo solía estar; se llevaba las manos a la boca como si estuviera sorprendida. Podía ver al columpio moverse pero nunca me pude ver.

Al pasar el tiempo mis padres decidieron tirar el columpio.

<< ¿Por qué? No lo sé >>

Vendieron la casa y yo me quede en la espera de que ellos regresaran.

Varias personas llegaron a habitar pero los trataba de correr por si mis padres regresaban.

Muchas veces agarraba objetos para espantar a las personas, otras veces las mataba y rara vez hacia cosas malas con sus cuerpos, hasta que la casa estaba llena de sangre. Las paredes manchadas y en los pasillos se escuchaban los gritos de dolor de aquellas personas.

Una vez que la casa dejo de ser habitable, decidí sentarme a esperar.

Espere... Espere... Y espere. Pero nadie nunca llego.

- Los estoy esperando malditos... - En mi mente no había otra cosa más que furia. No era justo que me dejaran aquí sola. No se vale. Y ellos pagaran como las demás personas que estuvieron aquí - Pagaran por haberme dejado. Se los juro.

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