Capitulo 15

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15.

“Los chicos callados tienden a guardar muchos secretos”.

Es como si te golpearan la cabeza con algo demasiado fuerte, como si tu mente fuera un tambor o una bomba de tiempo que suena… una, dos… tres veces regalándote una punzada de dolor con cada golpeteo. Así me despierto esta mañana, y es todo menos una sensación agradable. Jamás me gusto que mi madre me despertara con gritos que bien se podrían escuchar en toda la manzana del vecindario, pero hoy me resulta raramente confortable, por alguna razón que no podre explicar. Hoy es viernes, un día soleado, por lo que puedo distinguir a través de mis persianas, lo cual es extraño, hablo del día, casi siempre son grisáceos y llenos de su propio dolor. Pero hoy todo parece mejor.

Me bajo a desayunar, eso de quince minutos después, no soy de tardar mucho para prepararme, hubiera tardado menos si no fuera por mi asqueroso cabello, ¿Por qué tiene que ser tan indomable? Sinceramente necesito un gorro.

Mi ceño se frunce al olor el a café recién hecho, un fuerte y sensacional aroma. Un momento ¿Mamá realmente está cocinando? Esto lo tendría que ver.

— ¿Dónde está mi madre y que has hecho con ella? —Bromeo caminando hacia la mesa. Le sonrío a mi madre, que rueda los ojos, burlona y coloca un plato con huevos revueltos en la mesa —Wow, ¿Realmente esto está pasando? Te has inspirado hoy —Digo algo desconcertada. Mi madre no es de cocinar, prefiere cereal con leche en las mañanas, comida rápida en el mediodía y lo mismo en las noches o simplemente nada en las noches. Pero cuando ella quiere cocinar, oh bueno, con tan solo ver la comida se te hace agua la boca.

—No sé, hoy me he levantado del lado bueno de la cama —Dice ella guiñándome un ojo. Trato de sonreír pero con ese pequeño gesto mi cabeza parece resonar con otra palpitada de dolor. — ¿Estas bien? –Me pregunta mi madre, tal vez estoy haciendo una fea mueca.   

—Dolor de cabeza —Explico masajeando mis sienes.

—Oh, me lo hubieras dicho, cariño— Se levanta de la mesa de un salto y luego de cinco segundos me tare una pastilla pequeña —Te ayudara, confía en mí — Asegura al ver mi expresión. Otra cosa que odio más que mi cabello son las pastillas; soy tan inútil que siempre se me quedan atoradas en la garganta.  

Cuando la pastilla ya se está deslizando por mi garganta, termino mis huevos rápido y me levanto de la silla. — ¿Quieres que te lleve? —Pregunta mi madre un tanto inquieta.

—No —Digo colocando mi bolso sobre mi hombro derecho — Estaré bien —Sonrío para tranquilizarla. Y mientras salgo de mi casa y veo por última vez su expresión sé que ella no está convencida del todo.

Miro mis pies mientras camino por la acera, me equivoque cuando dije que era un día soleado, hoy es un viernes bastante lindo, casi hermoso. Me doy cuenta que casi tropiezo con una piedra por mi distracción, soy bastante distraída, y eso no es nada bueno a la hora de los exámenes. Las cuadras se van alejándose y cuando vuelvo a parpadear me encuentro frente a la preparatoria Southwest. Me adelanto por los pasillos, una oleada de tristeza me golpea al pensar en las cálidas sonrisas de Harry que siempre me daban la bienvenida y se ofrecía a coger mi bolso.

Oh, Harry.

—Hola, Kate —Saludo a la rubia al acercarme lo suficiente a su casillero. Ella sonríe, o al menos, tarta de hacerlo. — ¿Cómo estás? —Pregunto ayudándola con sus libros.

—Bien, he estado estudiando bastante para el examen de hoy —Dice quedamente. Sé que está mintiendo, porque en estas últimas semanas sus calificaciones han bajado  de ser excelente a solo buenas. —Mamá dice que debo centrar mi vida ¿Patético, no? —Hubiera contradicho a Kate, pero su expresión me hizo quedarme callada y solo asentir. — ¿Quedamos hoy para las cinco? —Me pregunta cuando resuena la campana por los pasillos.

Keep a secret | Zayn Malik.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz