Comienzos.

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Mi abuelo Charlie siempre fue un hombre serio ademas de bastante silencioso, mi abuela decía que eso era culpa de la guerra que le arrebataba la alegría y las esperanzas a los hombres, por eso nadie lo culpaba por elegir el empleo mas tranquilo pero peor pagado en la isla, todos eramos capaces de entender lo mucho que necesitaba ese silencio y tranquilidad, mi abuelo era el hombre mas amable que podrías llegar a conocer y era realmente comprensivo. Así que cuando dijo que debía trabajar aquel verano, entendí que el pensó que era lo mejor para mi, el pensó que también necesitaba despejarme la cabeza de lo que había sido por lejos el peor año de mi corta vida. Me consiguió el trabajo con uno de sus amigos, algo sencillo para el chico de diecisiete años, repartir folletos en la estación del tren. Y aunque no era mi trabajo soñado, estaba conforme con el, un par de horas al día y todo lo que ganara seria exclusivamente para mi

Mi abuela Rose Mary me despertó con cuidado mientras dejaba la única camisa decente que tenia a los pies de mi cama, mi abuela era como un gato todos sus movimientos eran delicados y llenos de gracia, era silenciosa y elegante, hubiera dado mi brazo porque mis hermanas se le parecieran un poco.

-Chaz- susurro en mi oído con cuidado de no despertar a las chicas que dormían en la litera en paralelo a mi cama- tu abuelo se va en veinte minutos, si no estas listo te deja aquí.- beso mi mejilla y se fue en silencio

Medite la opción de quedarme en mi cama y pretender que seguía dormido pero la descarte rápido, no podía dejar mal a mi abuelo, por mucho que quisiera seguir durmiendo no podía. Prendí la lampara en la mesita de noche mientras pateaba mis sabanas sin cuidado alguno, nuestra habitación solía ser una bodega al final de la casa de nuestros abuelos pero al llegar nosotros a vivir ahí fue transformada en un intento de dormitorio, literalmente un intento pues le quedaba mucho por terminar, de la forma que fuera era un lugar realmente oscuro al punto que durante el día era necesario encender una lampara. Meg quien dormía en la litera superior se removió incomoda en su cama, ella era incapaz de dormir con la luz encendida o con cualquier tipo de luz pero poco me importaba despertarla, si yo me debía levantar temprano en vacaciones, ellas también.

Meg y Anie eran muy unidas, ademas de idénticas. Lo que me dejaba bastante a la deriva en ese asunto de ser trillizos, pues mientras yo había pasado por todo mas o menos solo, ellas se tenia entre si. De sobra esta decir que si, las envidiaba un poco.

-¿donde vas?- gruño Meg la mayor de los tres.

-hoy trabajo ¿recuerdas?- teníamos poca privacidad en el pequeño dormitorio y aunque no tuviera mucho que esconder, prefería vestirme medio escondido tras la puerta de nuestro closet.

-algo así supe - meg era tan pequeña que podía sentarse sobre su litera y su cabeza seguía sin tocar el techo- realmente quieres hacerlo, ¿realmente quieres trabajar este verano Chazzie?

Chazzie, nuestro padre me llamaba de esa manera y yo siempre lo odie. Justo como empezaba a odiarlo a el también.

-no me digas así -me queje -realmente no creo que interese si quiero o no, debo hacerlo.

Megara frunció el ceño, ella se preocupaba demasiado y se preocupaba por todo, sobre todo por mi el mas pequeño y problemático.

-solo ten cuidado, no hagas nada estúpido.

-prometido- dijo trazando una cruz con mis dedos en mi pecho por sobre mi corazón.

Salto desde su litera y se acerco a abrazarme, me llagaba al pecho apenas, bese su cabello. Megara no era afectuosa y yo tampoco así que vivíamos de esos pequeños momentos de preocupación donde eramos capaces de demostrarnos algo de cariño. Por otro lado Anie, quien apenas despertaba, era como un pegote ella siempre quería que alguien le hiciera mimos.

- ya te vas?- pregunto Anie adormilada desde su cama

-si - me acerque y bese su mejilla - te veo mas tarde.

Anie era como un oso, capas de dormir a cualquier hora del día de manera ininterrumpida, probablemente se olvidaría de que nos habíamos despedido.

Salí de nuestro dormitorio, mi abuelo me esperaba en la mesa del gran comedor familiar donde tomaba desayuno.

-vamos- dijo levantándose de la misma

-vamos -confirme.

Subimos a su vieja camioneta roja. Encendió la radio , lo que tome como una indirecta de no querer hablar.Estaba ridículamente nervioso como si de alguna forma mi corazón supiera desde mucho antes lo que iba a pasar, como si mi corazón supiera que alguien estaba a punto de cambiar mi vida.

--------------------------------------------------o----------------------------------------o-----------------------------------Esta historia tiene como tres capítulos a modo de prologo, para introducir a la historia real .Asi que perdón si el principio se siente como puro relleno.

Ademas... quiero decir mil gracias a la personita que lea esto estuvimos tanto tiempo fuera que tener un solo lector nos llenaria de alegria.

Con mucho cariño Acia.

Somewhere in neverlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora