La empujó con el hombro después de soltarla, para poder llegar donde su amiga Betty, una sonrisa cínica adornaba su bello rostro y la sola idea de molestar a esa mujer con sus múltiples bromas, le llenaba de completa satisfacción. Ahora no solo protegería a Beatriz, sino que dedicaría parte de su tiempo en regresarle una a una las burlas que destinaba a "vampirín".

— ¡¡Maquillar el balance!! Beatriz, ¿sabes lo que eso representa para ti y la empresa? — la castaña caminaba de un lado al otro en la habitación de su amiga, no podía creer que hubiera aceptado hacer ese movimiento dentro de los informes. Aunque sabía que de todos modos lo realizaría, no encontraba la manera de estarse acordando de cada paso que daba el esperpento de mujer, quien le hacía ademanes para que guardara silencio.

— Es necesario, las ventas no fueron buenas y el Dr. Armando no llegará a las metas que propuso, he revisado las proyecciones y habría que ajustar los costos — se defendió con sus más aguerridos argumentos de financiera, sin embargo, Esmeralda no solo se estudió los balances, sino que entró en detalles de los recursos productivos, publicitarios, capitales humanos y stocks de almacén. No por nada se había graduado con honores.

— Betty, EcoModa puede alcanzar esos números, pero necesita cambiar la estrategia — la miró acomodarse en su computador, al tiempo en que la chica tomaba el resto de la información para usar la cama de su amiga como otro escritorio — lo único que va a lograr con todo esto, es que la empresa se endeude hasta el cuello.

— No diga eso, yo confío en el Dr. Armando y le ayudaré en todo cuanto me necesite — rodó los ojos con fastidio, cortando la línea de su razonamiento para continuar con el trabajo pausado desde la oficina; tal vez debía haber aceptado la propuesta del Dr. Calderón, así habrían llegado a tiempo para empezar cuanto antes. En aquel momento, Nicolás entraba bonachón al cuarto, saludando como de costumbre.

— ¡Hola, hola! — sonrió recargándose en el marco de la puerta — Pelusa... — el muchacho dejó su boca abierta al mirar el traje nuevo que vestía su vecina de cuarto, aunque ya la había visto con ropa igual de ajustada, aquel individuo aún no se acostumbraba a la presencia de la chica —... mi mamá está preocupada porque casi no la ha visto en la casa — se mordió el labio conmovida, tendría que compensarle todas las atenciones a Doña Eugenia.

— Gracias Nick — se abalanzó sobre él para poder abrazarlo y sentir la calidez de su cercanía — en cuanto Betty me dé un respiro, dile que estaré encantada de ser su aprendiz en el arte de la panadería — acarició suavemente la mejilla de su compañero y regresó a la información sobre la cama. Nicolás parecía más asombrado que de costumbre y en cuanto se recuperó, volvió el cuerpo hacia su amiga de toda la vida.

— Betty, ya me tiene aquí, ¿para qué me necesitaba? — arrimó una silla al lado del computador de "vampirín". La ojinegra se adelantó a la explicación sobre la situación de la empresa y lo que deberían terminar antes de mañana al medio día, entre tres probablemente terminarían más rápido.

Con calculadora en mano y cerca de las dos de la mañana, Betty hacía cálculos y anotaciones en los informes de los demás departamentos, Esmeralda escribía a toda velocidad los datos que le eran proporcionados, de algún modo se las arreglaba para tener los dedos más rápidos del oeste. Nicolás ayudaba en el resto de los documentos, logrando que cada uno de ellos cuadrara a la perfección y libre de errores, por otro lado, la extranjera se mantenía firme en las estrategias que tanto le estaban rondando en la mente.

— ¡Betty! — le vio levantar la vista de las cifras para fijarse en ella — deja de darme el avión y atiende a lo que te dije, EcoModa tiene la capacidad de ampliar su mercado, no solo dirigirse a la clase alta, también a la clase media, los centros comerciales son los puntos de venta ideales para complementar los desajustes que se han tenido los meses anteriores...—

Yo, ¿en Betty la Fea?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora