2

322 16 2
                                    

                  


Me quede en la cama hasta que el día aclaró lo suficiente, fui a darme un baño y me puse un vestido azul marino hasta las rodillas con unas sandalias de plataforma que estilizaban mi figura; quería darle una buena impresión al señor Gabriel Van Helsing; solo a esta hora me alegre de haber comprado comida humana en la tienda que están a un par de cuadras de mi departamento para guardar las apariencias. Y busque algo rápido por internet sobre preparar un nutritivo desayuno; no es que nunca hubiera cocinado pero hace tanto que no lo hacía que no quería que mi primer comida supiera fea y menos para el invitado que estaba por llegar.

A las ocho en punto escuché unos pasos que reconocí eran lo de mi cazador subir las escaleras; un momento ¿he dicho mi cazador? ¿Qué clase de pensamiento enfermo es este? No se me debe olvidar nunca que él ha matado a muchos como yo y tenía en mente matarme a mí también, no podía dejarme llevar por su aroma o apariencia y siempre tener presente la clase de humano que es. Aunque su fragancia fuera tan apetitosa; moví mi cabeza de izquierda a derecha para apartar estos pensamientos y concentrarme en lo que importaba. Sus pasos se acercaron cada vez hasta que con sus nudillos tocó mi puerta y conté mentalmente cinco segundos antes de abrir.

-          Buen día –me saludo cortésmente.

-          Hola –yo fui más casual- adelante.

Me aparte de la puerta para darle espacio para entrar. Su forma de mirarme fue un poco cautelosa, pero entro. Estaba con un pantalón negro, zapatos negros, una camiseta gris y su casaca de cuero; si no hubiera tocado su mano ayer y sentido la calidez de su piel pensaría que su temperatura corporal es como la mía, con este calor y estaba vestido como si le fuera indiferente el clima.

-          Si quieres desayunar tengo algo para prepararte.

-          No gracias.

Traté de no ofenderme.

-          Es que ya desayuné. No creí que tendrías comida aquí.

-          La compre hace unos días para que no hablen.

-          Entiendo.

Me molesto un poco el hecho que me esforzara por querer brindarle una bienvenida lo más humana posible y que me rechace, pero en mi rostro no se notó mi enfado. Un silencio incomodo rondo el ambiente. Se sentó en el pequeño sofá y me miro como estudiando mis facciones.

-          ¿Pasa algo? –inquirí cuando no dejaba de mirarme. Me mantuve parada frente a él para de alguna manera dar a entender quién es la dueña del lugar.

-          No nada; es que me recuerdas a alguien.

Ya somos dos, dije en mi fuero interno.

-          Ahora dime todo lo que tengo que saber.

Cuadro sus hombros como si fuera a empezar a dar un discurso oficial.

-          Tenemos que encontrar al vampiro que está causando daños en un pueblo cerca de la capital; he averiguado y él ha estado en Brasil dejando una legión de vampiros nuevos haciendo destrozos por allá. Luego ha logrado convencer a un grupo pequeño pero significativo en Italia para que organicen una vez al año una especie de fiesta para confraternizar con más vampiros.

-          Hablas como si de realeza se tratara.

-          Estoy seguro que es lo que quiere ser.

-          Entonces tendríamos que viajar para poder atraparlo.

Ya me estaba imaginando algo así desde ayer.

Sed de ti - #PremiosYouMakeUpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora