Llegó

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Todo marchaba bien.
El sufrimiento se había ausentado.
La felicidad no es un estado al que suela acostumbrarme. Lo hice.
Los días grises aclaraban silenciosos, cada vez radiantes.
Llegó.
Era tiempo y llegó.
Estoy exhausta, colmada, ahogando mis penas en una rutina de lágrimas.
Estoy cansada y no perdona.
Estoy cansada, despojada del alma.
Menos yo que ayer.
Estoy cansada y está aquí.

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