Arkham.

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Bien recuerdo el día que Mr J me aventó por aquella ventana del acuario, no supe por qué.
Lo único que quería era que el fuera feliz.
Batman lo atormenta, quería que se enfocará en mí para formar una hermosa familia.

Al salir de Arkham sola y sin nadie esperándome afuera, Por qué, ¿Quien va estar esperando a Harley Quinn? ¡Nadie! Todos en la ciudad me conocen como la fiel secuaz del Joker, me temen. Negué con mi cabeza mientras tomaba una calada de aire y mis manos volvían a agarrar la maleta. Acomodé bien mi gorro y abrigo. Caminé despacio alejándome de las rejas de Arkham. El viento era frío y hacía que mis cabellos taparan mi visión.

Llegué a la ciudad, siempre tan oscura y tenebrosa, las personas caminaban a mi lado como si nada, como si fuera parte de su sociedad, eso me gustaba ser parte de un círculo social donde no hubiera matanza.
Arkham daba un poco de dinero para que pudieras reintegrarse a la sociedad. Era lo bueno. Es como una segunda oportunidad.

— ¿Desea algo más?

La voz de la mesera hizo que la mirara, negué de nuevo con la cabeza y con una sonrisa tímida, sorbo un poco de mi café y después lo vuelvo a poner sobre la mesa. En el periódico hay muchos empleos dónde puedo recurrir.
Juego con mi bolígrafo leyendo las noticias.
Por mi mente pasa hojear las páginas para ver si hay alguna noticia del Joker.

—¡NO! Carajo Harleen no entiendes — Me regaño a mi misma, una familia a lado mió me observa con su ceja alzada. Me ruboricé y de nuevo puse mi atención en el periódico. Un trabajo sencillo sería trabajar en esa librería.
La subrayó como principal.

Por la ventanilla del taxi miro la librería. Se ve tranquila. Pago y abro la puerta para bajar.
Hecho un vistazo a los lados para observar que ningún carro venga a mi dirección y cruzó con pasos rápidos hasta llegar a la puerta de la librería. Al entrar una campanilla avisa, frotó mis manos tratando de entrar en calor. Miro los diversos libros, revistas y periódicos viejos.
Los estantes están repletos de estos y de unos adornos tejidos.

—¿Puedo ayudarle en algo, jovencita?

La voz hace que de un pequeño salto del susto, un anciano me mira desdé el mostrador con una caja registradora de los años 60's. Retiro mi gorro y saco del bolsillo de mi abrigo el pedazo de periódico donde avisa que requieren una empleada femenina.

— Sí, está mañana vi que necesita ayuda aquí, vengo por el trabajo.

Hablé con mi voz normal, sin fingir ser una niña mimada como lo hago cuando estoy con él.
Basta de ser una infantil. La anciana me sonrió

— Claro cariño, pero pido documentos para esto, no de mucha importancia pero saber tu dirección y número telefónico, currículum.Por si algún día necesitamos algo.

Mordí mi labio negando en mis adentros. Mis documentos están mi antigua casa antes de ir de psiquiatría a Arkham, es obvio que esa casa ya fue ocupada por otra persona y mis papeles tirados.

— Soy nueva en esta ciudad, no estoy establecida, pero por favor necesito el trabajo le prometo que soy una persona honesta y responsable.

«¡ No seas ridículaaaaaaa

Mi voz interior me dijo eso, pero puse mis ojos en blanco ignorando. Sabía que podía volver a ser una persona honesta si me lo proponía.
Peine con mis dedos el cabello rubio y largo.

— Oh, está bien hija, yo también cuando tenía tu edad llegue a Gotham y no encontraba trabajo, con esfuerzo puse este local — Contó.

Pero eso fue el siglo pasado.

Reí por mis idioteces, pero me puse sería cuando la anciana me volvió a mirar.

—¿Entonces es un sí seguro?

Pregunté con esperanza.

— Sí, me hubiera gustado que alguien me apoyara así — Sus palabras me llegaron a fondo, sentí nostalgia, yo jamás he podido ayudar a alguien aunque quisiera, no pude ayudar a Joker, no puede ayudar a Batman.

Esto es una mierda, ni siquiera me puedo ayudar a mí. Un chico alto y de cabello negro bajo por unas escaleras de madera con cajas .

—¡Cuidado, Tony! — Gritó la señora — Mira ella es...¡Ah! Cierto ¿Como te llamas, cariño?

Sonreí, que despistada.

— Harleen Quinzel

— Ella es Harleen, él es Tony mi nieto que me ayuda. Vivimos en el piso de arriba, es más cómodo así, sólo bajamos y ya, más para mí que soy una vieja que ya no puede caminar

Es cierto, esto era un edificio.

—¿Tienen algún cuarto que me puedan alquilar un tiempo? — Pregunté, ellos se miraron entre sí. Pero al final de unos minutos asintieron.

Tony me guió arriba, eran unos pasillos largos y estrechos con un foco. Barandales negros.
Habían cuatro habitaciones, del cual yo me quedé con la tercera. Tony encendió las luces.
Sólo era una cama y una ventana grande. El baño estaba en la otra habitación, Ósea era la cuarta. Deje caer mi maleta y le agradecí. El chico debía tener mi edad. Me acosté en la cama extiendo mis brazos a los lados mirando el techo blanco. Cerré mis ojos recordando lo que tuve que pasar para tener otra vez una vida tranquila y reponer mi error. Al fin solamente resultó ser un estúpido amor enfermizo.

No valió la pena. El Joker Jamás valió nada.

«Pero le quieres, Joder» Otra vez esa voz que siempre me contradice. Fruncí el ceño girando un poco mi cabeza mirando a la ventana y al cielo estrellado, escuche las sirenas de la patrulla. El silencio me rodeaba. Sonreí sintiendo la adrenalina cuando la policía nos perseguía o Batman a mí y a mi Puddin.

Me abracé a mi misma soltando un chillido de desesperación. Las lágrimas se deslizaron por mis mejillas, tenía tanto dolor en mí, que no sabía cómo sacarlo. Estaba atascada. Lancé un golpe al colchón, mi mano se hundió en él.
Mis berrinches de niña no servirían de nada.
Me levanté de la cama y observé a mi alrededor

Puse mi maleta contra el colchón y la abrí.
Saque toda la ropa decente que tenía, era muy poca la que me habían dado en Arkham. Pero al final de toda me habían devuelto el collar que el Joker me había obsequiado. Donde tenía alrededor de él, plasmando “Puddin” . Y reí emocionada cuando el traje de Arlequín estaba abajo del collar. ¡Me lo Habían devuelto!
Lo saque de la maleta rápidamente abrazándolo a mi pecho con cariño. Eran los únicos recuerdos que tenía del Joker. Quite la coleta que tenía y me mire al espejo. Las puntas de mi cabello rubio seguían del color rosa y azul. Los recuerdos se estallaron en mi mente.

Moriría por él, viviría por él.
Es una promesa, Puddin.

El dolor que sentía cuando el me aplico los electroshock, el ácido perforando mi piel.
Aventé con rabia el traje de Arlequín y el collar al suelo. Me arrodille al suelo sollozando.

Soy Harley Quinn, la Reina del Joker. 

Mi Príncipe psicópata | Harley Quinn | ( FINALIZADA ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora