IV: Cerveza culposa

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Clara no tuvo tiempo a contestar, puesto que el hermano más pequeño de Mati vino a trotes diciendo que se sentía cansado.

Ambos se separaron, aparentemente avergonzados y preguntándose para sus adentros: ¿qué era lo que había estado a punto de pasar?

En el camino de regreso a casa ninguno habló, Clara seguía metida con la cabeza de lleno en lo que —de seguro— había estado a punto de suceder hacía unos momentos y por lo visto, o así ella lo creía, Mati también. La tensión se podía palpar en el aire, aún así ellos trataran de que todo resultara lo más cómodo posible.

Intentaron despedirse pero ninguno supo cómo hacerlo, al final fue Matías quien decidió darle un abrazo.

—Gracias... Por todo. —le sonrió y Clara pudo sentir como sus hombros se iban aligerando un poco, como si la carga que sentía minutos atrás, se disipara.

—No tienes que agradecer, en serio. —ella le devolvió la sonrisa y algo le hizo querer abrazarlo de nuevo, algo así como una fuerza magnética totalmente invisible que lo atraía hacia él. Se forzó a ignorar tal sentimiento y a seguir sonriendo como una tonta, se sentía y creía que se veía así.

—Quiero decir, en verdad, por todo. Algo así como, gracias por el consuelo y por las charlas, por las noches. ¿Está bien? Gracias.

Parecía desesperada la forma en la que tanto deseaba agradecerle y Clara no pudo reprimir más ese sentimiento. Simplemente lo permitió. Se lo permitió y se lanzó a sus brazos.

—Lo siento, supongo que estoy algo sensible. —se disculpó y Clara solo pudo atinar a reírse. —Parezco una chica.

—Eso sonó un tanto sexista, ¿no crees?

Clara se separó por un momento, pero aún con las manos sobre sus hombros y le dedicó una mueca, solamente para asustarlo un poco, él sabía que ella tenía claros pensamientos feministas, aunque no lograba ofenderse fácilmente.

—Lo lamento de nuevo, yo no... No quise sonar así. —rió.

—Estoy bromeando, pero ya deja de disculparte.

Luego de despedirse, ella caminó los pocos pasos le quedaban de su entrada y Mati se fue a su casa, con el acuerdo de que esa noche no se verían, solamente esa noche porque él deseaba descansar. No se fallarían nuevamente.

La semana transcurrió tranquila y Matías parecía estar llevándolo bien, iba comprendiendo de a poco lo que estaba sucediendo. Clara trataba de entenderlo y apoyarlo, puesto que muchos consejos no sabía dar, simplemente se dignaba a escuchar y admirar la forma en la que él se comportaba como un niño al respecto y eso, resultaba un poco gracioso también.

El fin de semana tenían una fiesta de un alumno de su colegio y sin duda, Clara no pensaba asistir, pero tras la insistencia de sus amigas decidió que sería bueno para ella salir un poco de la monotonía de estar encerrada en su casa y despejarse un poco.

Por cada noche (a tu lado) ©Where stories live. Discover now