"¿Haciendo qué?" él pregunta confundido.

"Tomando cosas de la despensa."

Él se ríe inesperadamente. "Creo que para eso son." Alcanza una bolsa de papas y empieza a comérselos casualmente después de abrirla. Me ofrece unas, pero rápidamente declino.

"¿Entonces ya no quieres agua?" pregunta.

"No, estoy bien. Debería bajar a la fiesta."

"Ah. Bueno. Voy a hacer algo de comer porque tengo bastante hambre, pero puedes regresar de la misma manera como llegamos."

Camina al refrigerador y empieza a buscar dentro, sacando pan y otros ingredientes en el proceso. Sé que eso debería ser mi señal para irme, pero parece que no me puedo ir de aquí. No es hasta que alcanza debajo de un gabinete y saca lo que parece ser un grill de sándwiches que me doy cuenta que sabe exactamente donde está todo.

Casi me doy una palmada en la frente a mi estupidez cuando caigo en cuenta.

"¿Esta es tu casa?" pregunto asombrada.

Él se voltea y me mira sorprendido, probablemente pensando que ya me había ido. "Técnicamente es de mis papás, pero sí, vivo aquí."

"Ah."

Me toma un tiempo procesar esta información, especialmente por la manera extraña que contestó eso. Las veces que he interactuado con Nico antes nunca me ha dado la impresión de niño rico. Claro, se ve más compuesto que el tipo común, pero nunca lo imaginé como de mucho dinero. Especialmente porque nunca ha parecido ser lo más mínimo creído o arrogante, y mientras estoy muy consciente que eso es un estereotipo, he conocido a bastantes tipos que son así.

"Espérate, ¿pensabas que me estaba robando la comida de alguien?" me pregunta intrigado.

"Sí," admito, sintiéndome completamente tonta.

Él se ríe y sacude la cabeza. "Sólo he hecho eso en la casa de mi mejor amigo Adrián porque siempre tenía la mejor comida chatarra americana, pero eso fue hace años."

Me encuentro sonriendo a ese comentario por alguna razón. Me encanta la comida chatarra americana también.

"¿Segura que no quieres nada? Puedo hacer un sándwich de queso muy bueno," él ofrece.

Mi estómago retumba a la mención de ello. No tuve una cena apropiada hoy así que sí tengo algo de hambre.

"Eso suena muy bien. ¿Necesitas ayuda?"

Me sonríe de lado. "No, está bien. Sólo toma asiento, me estás poniendo nervioso."

¿Yo lo estoy poniendo nervioso?

Tal vez es porque estoy inquieta a mitad de su cocina. Me siento en la isla y lo observo preparar los sándwiches. Creo que nunca ha habido alguien que cocinara para mí antes, y no sé qué pensar de ello.

"No te he visto en la universidad últimamente," él dice, asomándose hacia mí al abrir un paquete de queso.

"Empecé un programa de trabajo así que no estoy ahí tan seguido. Estoy tutoreando estudiantes de primaria."

"¿Ah sí? ¿Cómo es eso?" pregunta, sonando genuinamente interesado.

"Mucho más difícil de lo que pensé. La mayoría de los niños son de bajos recursos y ayudo mucho a los maestros con temas de disciplina en vez de tutorear. Pero cuando alcanzo a enseñarles, me encanta."

"¿Qué grado es?"

"Segundo."

"Vaya, ¿ya actúan como hienas salvajes a esa edad?"

Amando A OliviaWhere stories live. Discover now