Soledad en el bosque

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El sol ya se asoma,me siento tan extraña,ese recuerdo no deja de rondarme en la mente.
Comienzo a caminar,mis manos tienen pequeñas y casi invisibles escamas verdes y brillantes,también mis muslos y pies,pero desconozco completamente mi cara lo único que puedo ver más cerca de mi cara es mi cabello también verde pero con tonos azules,lo llevo hasta poco más arriba de mis caderas.
Me acerco a la orilla del lago para poder ver mi reflejo,tengo la piel muy blanca y sucia a la vez,mis cejas son de un verde mucho más oscuro y gruesas del mismo color mis ojos,a diferencia de las pestañas que son negras y largas,mi nariz es larga y curvada hacia arriba en la punta,en las mejillas tengo las mismas escamas casi invisibles y labios medianamente delgados y pálidamente rosados.
Junto las manos para tomar el agua y lavarme la cara.Cuando me quito las manos de los ojos una mujer está en el agua dejando ver sólo de sus ojos hacia arriba,su cabello era negro su piel casi tan blanca como la mía y sus ojos de un café brillante,y también le asomaban pequeñas escamas de color café transparente en sus mejillas,se queda quieta como estudiando mis expresiones de asombro,vuelve a entrar al agua y cuando se sumerge otra vez deja ver una cola café aperlado de...¿sirena?
Me levanto rápidamente y me alejo un poco de la orilla,escucho un ruido y miro al rededor.
Del otro lado del lago un chico está de pie,lo único que puedo divisar de él con claridad es su cabello dorado.
El chico comienza a cruzar el lago caminando y sin hundirse,me invade el recuerdo otra vez.
Va por la mitad del lago caminando lentamente,empiezo a retroceder a cada paso que él da,trato de esconderme pero no creo que pueda porque sigue mirándome y está a un paso de la orilla,cuando finalmente estamos a menos de diez pisadas más,me dice:
—Espera —estirando la mano.
No respondo y sólo lo miro con extrañeza.
De cerca sus rasgos lucen intensos,pero más aún esos ojos color grises.
—Por favor no temas —se acerca un poco más.
Sigo sin hablar pero ahora me relajo un poco.
—Te vi, ayer por la noche —volviendo a acercarse más.
—Qué viste? —pregunto asombrada,alguien al fin podía darme respuestas.
—Vi cómo ese unicornio te miraba.

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