Esa misma tarde les comenté acerca del "Campamento de artes manuales para niñas del Sagrado Corazón" al que Catalina y Carmen asistirían <<vaya nombrecito>> era la cuartada para el viaje a Colombia, en serio quería ir pero dudaba que mis padres me dejasen así como así.

-Con que dinero Natalia? - mi padre alzó una ceja, temiendo que le pidiese una fortuna

-Es un campamento religioso, no piden nada, solo debo costear mis viáticos, con el trabajo he ahorrado lo suficiente – explique ansiosa, de pie frente a ambos quienes analizaban con recelo el falso panfleto que Daniel había hecho

-Irán Catalina y Carmen? Estas segura? - mamá parecía confiada

-Si, ellas me invitaron - sonreí nerviosa

-No se, nunca había escuchado de esa iglesia o de este campamento, desde cuando tus amigas son religiosas? - mi padre seguía con el seño fruncido

-Es la iglesia a la que asiste tu hermana Teresa papá - intervino mi Timoteo, mi pequeño salador quien estaba comiendo cereal en la mesa junto a ellos - envió a Karina, tu sobrina al mismo campamento el año pasado lo olvidas? - ese niño era un genio, la tía Teresa y papá no se hablaban por ningún motivo, aunque él insistía en fingir que todo iba bien, así que de inmediato le cambio el gesto del rostro, intentando disimular que no lo había olvidado, aunque nunca había pasado - y una compañera de mi clase asiste todos los años - le dio el toque final

-A cierto mi cielo! - mamá cayó redonda- olvidaba eso, si si, nos envió alguna postal me parece

-Ya recuerdo, si, pues entonces si van tus amigas no veo porque no – di un salto de felicidad – debes llamarnos todos los días

-si papá, lo prometo – estaba feliz, quería abrazar a mi hermano en serio.

-Y no olvides el repelente de mosquitos mi cielo - añadió mamá

Ya era un hecho, iría a Colombia con mis amigos y con Mateo, mi primer viaje real, estaba ansiosa por gritarlo al mundo. Llamé a las chicas y ambas gritaron felices, comenzaron a hacer las maletas y remarcaron que no debía olvidar un bonito traje de baño. Compré los vuelos de todos en línea con el numero de deposito de la aerolínea, los chicos me dieron el dinero y Mateo me acompaño a pagarlos, estábamos tan felices, iba a ser nuestro primer viaje juntos. El primero de muchos.

Las cosas salieron bastante bien hasta el día del viaje, Catalina le pidió el favor a su hermano mayor de que fuera a recogerme a casa, todos íbamos con la cuartada del campamento del sagrado corazón, por suerte mis padres jamás preguntaron donde sería el viaje, hubiese sido horrible mentirles también sobre eso, aunque en teoría nunca mentí, en folleto estaba repleto de imágenes de sitios turísticos de Colombia. <<piensan en todo>>
ibamos cubiertos de chaquetas y abrigos pues según investigamos haría frío, Mateo y yo llevábamos abrigos de juego color azul menta, las chicas se arreglaron muy bien el cabello y Daniel llevaba una gorra para el frío de colores, aunque sus risos aun salían. Ellos parecían muy relajados pero yo moría de nervios, jamás había dejado el país y menos viajado sin mis padres, aquello en serio me olía a libertad. Carmen y Cata ayudaron a registrar el momento con selfis, aunque en lo personal prefería las fotos tradicionales, aunque me daba algo de miedo sacar mi cámara ahí en el aeropuerto, era algo grande y no quería que me la fuesen a quitar <<pánico de principiantes>>
Cuando una voz pronuncio nuestro vuelo todos saltamos de alegría llevábamos al menos 2 horas esperando que nos llamaran.

-Es lo que detesto de viajar en avión, siempre te hacen esperar – se quejaba Cata, jugando con su cabello

-A la siguiente vamos de aventón – dijo Daniel en medio de un bostezo

-Sería mucha emoción para la pequeña Natalia, dejemos que se acostumbre primero – Mateo me abrazó mientras caminábamos a la zona de abordar

-Y si se topan con un depredador sexual? - dije

-Nada que no sepa manejar jajaja- Carmen se burló

-Pues yo no se - metí las manos a los bolsillos de mi abrigo

-No necesitas saber, siempre estaré para protegerte – Mateo me estrujó y me sentí segura, creí cada una de sus palabras.

-Que romántica pareja – Cata se burló

-No seas celosa, si quieres un novio solo debes decirlo – Daniel se le acercó mucho

-Ni es tus sueños tarado – su rostro se puso rojo, pero trató de disimularlo acomodando la capucha de la chaqueta, se veía dulce cuando lo hacía. Carmen y Daniel rieron.

Una señorita con uniforme de la aerolínea nos pidió nuestros boletos, nos acomodo en orden y abordamos al avión.
¿Te haz subido a uno? ¿Cómo fue la primera vez? Yo temblaba y estaba pendiente de cada ruido que se producía dentro del avión, aun el pequeño timbre de cuando alguna azafata hablará me asustaba y eso parecía darle gracia a los muchachos, era un avión grande, no había subido a muchos (a ninguno de hecho) pero para mi fue muy grande, había tres secciones de pasajeros, en cada extremo había hileras de 3 asientos, en el centro había una gran hilera de 5; Daniel, Cata y Carmen tomaron una hilera casi al final un asiento frente al ala del avión y Mateo y yo estábamos frente a ellos. Hablaban de cosas triviales y sin relación la una de la otra, yo ponía mucha atención y escuchaba cada palabra, casa sonido, cada paso, esta recolectando memorias en mi mente, me aseguraba de que en unos años más recordaría el olor a plástico nuevo y a aire acondicionado, de que recordaría muy bien el aroma del perfume de Carmen mezclado con el ambiente o que no olvidaría la sensación fría y áspera de los asientos, tampoco quería olvidar el rostro de Mateo, tan tranquilo y relajado, mirándome y sonriendo amablemente.

-Que haces señorita fotógrafa de momentos? - me llamó con ese apodo que usaba mucho cuando me veía callada

-Recolectando momentos – conteste sonriendo

-Como vas?

-Bien, hasta que me interrumpiste – fingí tener una cámara en las manos y le tomé una foto imaginaria. A veces hacía eso.

-Que tal? Es buena? - siempre me seguía el juego haciendo su mejor pose o poniendo su mejor sonrisa

-Perfecta diría yo - sonreí, me hacía en serio feliz estar con una persona con quien podía ser yo misma, con quien disfrutar y estar en sintonía sin que pensara que estaba loca o tenía manías raras. Él nunca me juzgó.

-A que bueno, me gusta salir bien en tus fotos mentales, así cada que debas recordarme tendrás ganas de volverme a ver - tomó mi mano. Tenía tanta razón.

-Aunque pasen mil años, aunque nos separemos en el peor de los casos, siempre tendré ganas de volverte a ver – le juré y él me besó. Sellamos el trato.

Aquel iba a ser uno de los viajes mas significativos de mi vida, iba a regresar siendo otra Natalia, no una que me gustase mucho ser, pero definitivamente una mas autentica. En ese viaje aprendí tantas cosas y deje ir otras, Colombia iba a ser la cuna de mis sueños y de mis pesadillas.

ERASE UNA VEZ MATEO (Editando)Where stories live. Discover now