Alta traición.

Vuelvo a recordar que necesitaréis pañuelos para leer esto. Solo aviso 💕

¿Y si estaba herido? ¿Había habido algún problema con el avión?
Me senté derrotada en el sillón. Miré hacia la cocina, la mesa estaba puesta delicadamente. Con una vela en el centro. Quería que todo fuera perfecto para su llegada.
-Después de 3 años desaparecida, Nicole Gordon ha aparecido en uno de los bosques más frondosos de Colombia.- Miré a la tele rápidamente y lo que vi me rompió el corazón. Mi Ezra, mi prometido. El hombre con el que se suponía que podría pasar el resto de mi vida ahora estaba besando a su ex novia frente a las cámaras. Mi teléfono sonó pero no quise contestar. Sabía que eran las chicas, pero ahora no podía moverme del sitio en el que me había quedado paralizada. Miré a mi mano y vi mi anillo de compromiso. Lo saqué de mi dedo y lo lancé por la habitación. Entré en lo que antes era nuestra habitación y recogí todas mis cosas. Las metí en maletas, no quería que cuando llegase Ezra con Nicole vieran mis cosas.
Mi móvil volvió a sonar, esta vez fue mi madre. Cogí el teléfono y me lo llevé a la oreja.
-¿Lo has visto no?- Me preguntó preocupada. Yo me eché a llorar.
-Cariño, voy para allí.- Ella me dijo.
-No, necesito estar sola. Estoy recogiendo mis cosas.- Dije calmándome un poco.
Miré en las cosas antiguas que tenía Ezra. Hacía poco que habíamos estado limpiando por lo que sabía perfectamente dónde estaba lo que necesitaba. Cogí aquella cuerda y la colgué sobre una de las vigas de madera que había en el techo. Después cogí una silla y la puse debajo.
Saqué mi teléfono y escribí dos mensajes. Uno para Ezra:
Siento no haber sido suficiente para ti.
Y otro para mí madre.
¿Puedes recogerme dentro de una hora? Te quiero, mamá. A ti, y a papá y a Mike.
Me subí sobre la silla y coloqué la cuerda al rededor de mi cuello.
Lo siento.
Fueron las últimas palabras que mi garganta dijo.

Ella POV

Recibí el mensaje de Aria. Algo me decía que algo malo iba a pasar. No esperé la hora. Corrí hacia mi coche y conduje hasta el apartamento que Aria y Ezra compartían. Subí los escalones de dos en dos, tenía un mal presagio. Intenté abrir la puerta, pero esta estaba cerrada. Miré debajo de la alfombra y encontré una llave de recambio. Abrí la puerta rápidamente y lo primero que vi fueron maletas y maletas. Entré y lo que vi me hizo haber querido venir más rápido.
Mi niña, mi princesa estaba colgando de una cuerda. La silla estaba en el suelo y ella no se movía. Me acerqué corriendo a ella y la bajé. Estaba muerta, no tenía pulso. Grité pidiendo auxilio.
-¿ELLA?- Las voces de las chicas resonaron por todo el apartamento.
-Está muerta.- Lloré sobre el pecho de mi hija.- Lo siento, lo siento. Tenía que haber venido antes. Lo siento, cariño. Perdóname.- Lloré las chicas estaban enfrente de mí con las manos en la cabeza. La primera que reaccionó fue Spencer que cayó de rodillas al otro lado de Aria y lloraba en su pecho.
-No me dejes, Aria. Por favor, no me dejes.- Ella lloraba. Un rato después todo el apartamento se llenó de policías.
-Nos la tenemos que llevar, Ella. Lo siento.- Me dijo Toby.
Dejármela un rato más por favor. Dejad que llegue mi marido para que pueda despedirse.- Le supliqué. Él fue a hablar con alguien y justo en ese momento entró Byron. Miró a todos lados hasta que nos vio y empezó a llorar.
-Pookie bear.- El lloró. -Aria, despierta. Te tienes que despertar.- El gritó.
-Por favor, Aria.- Supliqué.
Pero ella nunca despertó.
Intentamos llamar a Ezra, pero no respondió a ninguna de nuestras llamadas. Estaría disfrutando su nueva vida con Nicole mientras nosotros, en vez de estar preparando la boda de nuestra hija, estábamos preparando su funeral.
Mike llegó a casa unas horas después de recibir la noticia. Estaba devastado y los tres nos sentamos en la antigua habitación de Aria, mirando sus cosas. Sus fotos, sus recuerdos. Nunca pensé que sería en una cena para decirnos que se iba a casar sería la última vez que la viésemos con vida.
-Iré a por las últimas cosas de Aria.- Dijo Mike derrotado. Se levantó de el sillón y cogió su chaqueta. Sabíamos que quería estar solo en este momento.