CAPÍTULO 37 ~ Suspensión ~

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************************Comentar y estrellita**********************

-Dan ¿qué haces aquí? ¿No deberías estar en clase?—Es lo primero que pregunta JungKook mientras se acerca con una sonrisa en sus labios. Retrocedo dos pasos sin ni siquiera pensarlo, ocasionando que él arquee las cejas en gesto de confusión.

No voy a andar con rodeos, así que se lo diré inmediatamente—

-¿Viniste con Maryse? ¿Te estuviste besando con ella?—

Sus pasos se detienen en seco y se me queda mirando por largos segundos. Su expresión no denota sorpresa o estupefacción; o incluso falta de conocimiento a lo que me refiero; si no que más bien parece incomodarse al haber revelado algo que deseara que yo no lo conociera; así que mi respuesta ya ha sido hecha.

-Dan—Pronuncia él—Yo no quise...--

-Quedó claro—Me hago de lado empujándolo para pasar—Me enviaron a dirección porque le acabo de partir la nariz a tu nueva novia. Agradece que no parta también la tuya—Camino hasta la puerta escuchando un resoplo, lejos de JungKook.

-Tú eres mi novia Dan—

-Pues ya no—Exclamo e ingreso a dirección sintiendo cómo mis lágrimas parecen querer salir sin control. Cuando ingreso, el director se halla observando fijamente unos papeles sobre el escritorio, tomo siento y espero que me asignen mi suspensión.

Suspendida por dos días. Me hubiese gustado que sea por un mes. Mejor aún, que me boten del instituto, pero no todo puede estar bien. Cuando salgo de dirección me encamino a tomar algunas cosas de mi casillero para marcharme a casa, pero soy interceptada por quien menos deseo ver: JungKook—

-¿No deberías estar en clase con tu nueva novia?—Escupo. JungKook resopla y extiende la mano hasta la mía, pero rápidamente me alejo.

-Dan. Tienes razón, me hallé a Maryse en el bus escolar y no específicamente porque...--

-No quiero escucharlo—Reniego e intento hacerme de lado.

JungKook me sujeta las muñecas—

-Solamente me la hallé en el bus porque vivimos en la misma zona, bajemos al paradero y ella intentó besarme. Pero no pasó, Dan. No soy un idiota. ¿Por qué besaría a ella si te tengo a ti?

Trago saliva sintiendo el nudo en mi garganta, la cual quema demasiado. ¿No estuvo con ella? ¿Y por qué me sigo sintiendo tan mal?—

-Porque ella es más bonita, femenina y delgada que yo—Respondo sin dudarlo— ¿Qué clase de chico se fijaría en alguien que parece tan hombre con él?—

El arquea las cejas y sonríe de lado. Se acerca y coloca sus manos en mis caderas, inclinando su rostro hasta el mío para besarme en la oreja—

-Porque no a todos nos gustan las mujeres huecas, superficiales y nudistas—Murmura en mi oído—Y en definitiva no pareces más hombre que yo—Me ciñe contra él permitiéndome distinguir su amplia contextura—

Instintivamente suspiro al sentirlo tan cerca y sin saber cómo ni porqué mi enfado se ha esfumado y reemplazado por ansias de tenerlo a solas.

Subo las manos hasta su espalda y entierro mi rostro en su pecho, aspirando su aroma varonil. "Huele delicioso"

Su cuerpo me rodea y me siento pequeña a su lado; aunque pronto su boca está buscando la mía, deseosa de tomar mis labios entre los suyos.

Subo mis manos hasta su mejillas pero es cuando una carraspeo de garganta suena tras nuestro, llamándonos la atención—

-¿No deberían estar ustedes en clase?—Pregunta el rector.

JungKook sonríe en mi boca y suspira—

-Eso mismo le vengo diciendo yo, a mi novia—Dice él y nos marchamos. Le cuento a JungKook que he sido suspendido durante dos días, y eso a él no le parece bien. Aunque el placer de dejarle torcida la nariz a Maryse, no se compara con nada.

JungKook tiene problemas con bajas calificaciones por ello ha sido llamado a dirección, además asegura que yo he sido su distracción en la primera mitad del semestre; así que no debería renegarlo.

Cuando me marcho a casa, sola; mi padre se halla a punto de tener un paro cardiaco al enterarse de mi supleción, pero se tranquiliza cuando se entera de la razón.

"Debiste de quitarle la cabellera, arrancarle la nariz y arrancarle los ojos"—dice él muy enérgico.

Esta tarde espero en casa a JungKook, quien vendrá para ayudarme a ponerme al día con lo que hagan en clase y estudiar juntos. O al menos eso dijimos que haríamos.

Cuando él llega a casa, rápidamente me lo robo antes de que mi padre se adelante. Ingresamos a mi habitación y volteo hacia él, presionando su boca contra la mía en un beso desesperado. Sus manos me sujetan las caderas y luego me rodean la cintura, arqueándome hacia él; sin embargo un golpecito en la puerta de mi habitación indica que no estamos solos.

-Dan, tienes mucho de qué ponerte al día hoy—Ostenta papá—Además, no quiero ruidos extraños mientras aseo la casa ¿Está bien?—

Gimo descontenta y suspiro—

-No habrá sonidos raros, papá—Reniego—Así que puedes alejarte de mi puerta.

-Está bien—Responde-- ¿Desean algún bocadillo? ¿Limonada? Quizá que les ayude con sus labores—

-No, papá-- Mando a rodar los ojos—Estamos perfectamente bien.

-Está bien, mi princesa. Llámame si el lobo de tu novio te quiere comer—

JungKook apega los labios a mi oído depositando besos. Nos disponemos a hacer las tareas, estudiar hasta prácticamente las seis y media de tarde, pero luego nos hallamos cansados así que me he tendido en la cama, sabiendo que mi padre ronda mi habitación.

JungKook deja el cuaderno en la mesa y me mira de lado, preguntándome si algo me ocurre. "Nada... de hecho, mi problema es que no ocurra o podamos hacer nada"

JungKook se acerca y besa mi mejilla—

-¿Quieres hacer algo divertido?—Cuestiona bastante bajo para que nadie nos escuche—

Asiento sin pensarlo dos veces.

-¿Tu cuarto de baño tiene seguro?—Pregunta mirando hasta la puerta de la parte de fondo de mi habitación.

Asiento y él rápidamente toma mi mano para luego caminar sigilosamente hasta el cuarto de baño. Ingresamos y cerramos la puerta. Sonrió triunfante. ¡Escúchanos desde aquí si puedes, padre!

Regreso con JungKook, ansiosa al hallarnos solos—

-¿Y qué haremos?—JungKook aprieta los labios y deposita un beso en mi cuello.

-¿Qué tal si te quitas la ropa para mí?—Pide con la voz ligeramente ronca. "Un suspiro abandona mi boca y mis rodillas tiemblan"

MANUAL PARA UNA DAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora