1 ∞ El accidente ∞

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—¿Le dijiste a Donghae que dejara las fotografías en mi escritorio?— Pregunté mientras aceleraba el paso hacia la oficina, todavía tenía trabajo hasta el cuello y no había tiempo para ningún tipo de retraso en los próximos proyectos. A mi lado, era seguido por mi gran amigo y asistente, Heechul. Sabía que ponía los ojos en blanco, fastidiado por las preguntas constantes que le hacía. 

—Sí

—¿Y Amanda le llamó al modelo para la sesión del viernes?— Hee asintió—. ¿Avisaste a Jessica que no quería ir a la reunión con Leeteuk?

—Sí, sí y más sí. Estoy bastante seguro que hice todo lo que me pediste, JongWoon—finalmente pusimos un pie en la oficina. El lugar era tranquilo, con mucha luz; demasiado minimalista y con algunos cuadros cuadros de mis mejores bocetos además de una que otra foto en los mejores eventos de moda donde había lucido mi trabajo. 

Mi amigo tomó asiento frente a mi en el escritorio, viéndome con fastidio.

—Perdóna, Heechul. Es que este mes estoy más ocupado de lo habitual.

Apoyé mis codos sobre el escritorio y puse las manos sobre mi cabeza, frustrado. Pasando la cantidad ridícula de mensajería que se hallaba entre mis manos. Eventos, felicitaciones, confirmaciones, cápsulas en revistas, fotografías, pedidos particulares para algún famoso. La temporada estaba siendo más pesada que en los dos años anteriores. Era el precio de hacerse más reconocido.

Hee suavizó su mirada, yo sé que el entiende cuando definitivamente no me encuentro muy bien.
—Sí, lo sé y de verdad creo que si sigues así te vas a enfermar o algo. Necesitas un tiempo de todo esto.

—¿Y que el jefe Milch venga desde Alemania a matarme?—cuestiono asustado—. No, gracias. Prefiero seguir durmiendo tres o cuatro horas cada que se lance mi nueva línea.

Le debía la vida a Mark Milch, ese millonario que me ayudó a sobresalir como diseñador hace ya tres años. Era simple, yo diseño, el invierte y ambos ganábamos, 

—En ese caso...—Heechul sacó una libreta de cubierta color rojo, lanzandome una mirada afligida—. Tienes que ir con Donghae a supervisar las fotografías que pediste en Japón, Taemin se lesionó una pierna en una campaña para Vogue, y aplazó su modelaje para dentro de dos semanas. Tal parece que una revista Francesa pidió permiso para venir a entrevistarte y observar las instalaciones previas a la pasarela de Octubre, y...

—Por favor, para— supliqué. En verdad que explotaría, y ni siquiera Milch lo evitaría con los millones que invertía en esto. Sólo quiero irme a casa y dormir. Llevo dos días seguidos sin pegar un ojo. 

Todo el tiempo se trata de llamadas del equipo que lo apoyaba, o de Heechul; de los modelos para confirmar la hora de llegada a las sesiones fotográficas, que a veces eran tempranísimo. No lo entiendo todavía. Luego estaba Donghae, frustrándome con sus percepciones de las increíbles fotos que tomaba... Amo mi trabajo, de verdad lo hago. Pero no amo tener tanta carga sobre mis hombros. El único consuelo era que todo sería pasajero. Además, algo bueno era la facilidad que tenía para crear y crear .
Sí, odiaba la presión después de que todo queda terminado, pero la satisfacción de ver tanto esfuerzo siendo halagado valía la pena.

—¿Y si mañana regresas?

Miré a Heechul seriamente. 
—¿Te volviste loco? ¿No ves cuantas cosas tenemos aquí?

—Es que no has dormido, sabrá Dios si has comido algo, y estás demasiado alterado... temo que aquí pase una tragedia por descuidarte—. Pausó y me levanté pero en serio estaba muy cansado, en verdad. En cualquier momento caería, y no sería en un suelo de esponjosas nubes. Mi amigo corrió a sostenerme—. JongWoon hazme caso, yo me encargo de los pendientes. Te mantendré informado.

—Diles a... la revista francesa, que la entrevista será hasta el día de la pasarela, y a Donghae dile que me envíe todas sus—un bostezo me interrumpió—... obras por correo.

Hee me palmeó la espalda. 
Estoy agotado. 
Preocupado. 
Con muchas ideas. Y cada una menos clara que la otra. Tomé mis cosas, salí de la oficina y aproveché el pequeño momento en el ascensor para masajear mis cienes. La cabeza no me dejaba de doler, estaba mareado, hambriento y somnoliento. Era una pesadilla. Ansiaba llegar a casa, y dormir.
Dormir era lo que más anhelaba ahora. Bostecé en cuanto la puerta del ascensor se abrió y caminé al exterior.

Si No Eres Tú... [KyuSung] EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora