Escena 2: Preparación

1K 111 39
                                    

Londres. La gran ciudad y maravillosa capital de Inglaterra. Visitada y admirada por muchos gracias al comercio y las atracciones. La mayoría considera un paseo por Londres una fantástica idea, ¿para mí? No es más que una ciudad ruidosa repleta de multitud.

¿Se encuentra bien Joven Amo? -Preguntó Sebastian deteniendo su andar al percatarse de mi dificultad al caminar en medio de tantas personas.

-Sí. Estoy bien. -Respondí de mala gana, sin hacer mayor esfuerzo en ocultar mi disgusto.

-Descuide, ya falta poco para llegar. -Intentó alentarme para luego proseguir su camino.

-Sí...claro...

En verdad no me agrada la ciudad. Es calurosa, ruidosa, escandalosa y repleta de muchas personas sin importar la hora en la que se visite.

Había sido mi idea el acompañarle, pero estaba comenzando a retractarme, además, ¿qué esperaba conseguir al ir con él? Ni siquiera yo me comprendía del todo.

-Buenos días.

-¡Buenos días señor Sebastian! -Respondieron las asistentes de Nina prosiguiéndo a acercarse a mi mayordomo para recibirle.

-¡Vaya! El conde también lo acompaña ¡Qué sorpresa!

-El joven amo y yo vinimos por lo que le encargué a Nina la semana pasada.

-Este... con respecto a eso... Miss Nina dijo que quería discutir unas cosas contigo, así que digamos que aún no está listo...

-Ya veo...

Perfecto. Viajar tanto para nada.

-En verdad lo siento Joven Amo. A pesar de que quiso acompañarme al final solo fue una pérdida de tiempo. -Se inclinó ante mí con completo respeto, una acción digna de un mayordomo ejemplar. No parecía importarle bajar la cabeza ante alguien más joven que él e incluso inferior si consideraba nuestras naturaleza, aun si se encontraba frente a otras personas él estaba dispuesto a cumplir con su papel sin vacilar.

No es como si tales acciones me sorprendieran luego de tantos años, simplemente me seguía pareciendo un comportamiento irónico y peculiar.

-No tienes porqué disculparte. Fui yo quien quisó venir despues de todo.

-Aún así... le he fallado...

Como siempre tan formal.

-Ya te dije que está bien. Además, no es necesario que lleve ropa nueva a esa fiesta. Seguramente tía Frances comprenderá.

-¡Oh! ¿Va a asistir a la fiesta del vizconde Druitt?- Preguntó la asistente con evidente interés hacia el tema.

-Así es...

-En ese caso no podemos permitir que usted asista sin un nuevo traje. -El resto de las mujeres presentes se acercaron sin demora hasta espaldas de su compañera, una muestra de total apoyo a sus ideales.

-Pero Nina no está... -Intenté excusarme, pero parecía que todas ellas estaban determinadas a seguir.

-Esta es la tienda de Miss Nina. Puede observar y elegir uno de los trajes que más le gusten.

-Me temo que eso no puede ser posible. -Intervino Sebastian inmediatamente.

Él sabía sobre mi problema al probarme ropa en tiendas. De hecho, era una de las tantas razones del porqué Nina confeccionaba mis trajes a la medida; detestaba el contacto humano y ella era la única conocedora de mis marcas.

En cualquier circunstancia normal en donde mi sentido común hubiese estado al mando, habría rechazado la oferta sin problema alguno. Sin embargo, decir que no a esa propuesta también significaba que debíamos regresar a la mansión.

Never ForgetWhere stories live. Discover now