Capitulo 2

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Tan pronto como llegamos a la ciudad, voy a casa de Sebastián y mis nervios están a flor de piel. No le dije que vendría. Fueron unas semanas real, realmente largas. Incluso aunque hablamos cada día. La ultima vez que hablamos, hoy en la mañana, le dije que no llegaría hasta la noche, por lo que su cara de asombro cuando me ve es incluso cómica. Sus ojos azules se ensanchan y su botella de agua, la cual estaba por beber, queda a centímetros de sus labios como si hubiera olvidado que está allí.

— ¿Rose?

— ¿Sorpresa? — Digo de pronto presa del pánico. ¿Que si no quería verme? ¿Que si iba a salir a algún lado...

No alcanzo a terminar mis pensamientos cuando sus brazos están a mi alrededor y su rostro en la curva de mi cuello.

— Rose — Murmura contra mi oído levantando todos y cada uno de mi bellos, poniendo todo mi cuerpo con piel de gallina.

Me deja en el suelo solo el tiempo suficiente para inclinar mi cabeza hacia atrás y poner sus labios sobre los míos. Es un beso diferente de todos los que he experimentado, mi mente se nubla y mi rostro enrojece con la fuerza de sus labios.

Cuando me alejo no puedo evitar tocar mis labios con la punta de mis dedos. Él me sonríe haciéndome super consiente de mi misma y luego nos guía hasta el sillón donde nos sentamos uno contra el otro. Pongo mi cabeza sobre su pecho y suspiro feliz.

— Así que ¿Qué has hecho? — Pregunto jugando con uno de los botones de su camisa entre mis dedos.

— ¿Además de extrañarte? — Me guiña un ojo de esa forma sexy que hace que mi corazón se vuelva loco.

Ruedo los ojos mientras mi corazón retumba en mi pecho.

— ¿Qué? — Pregunta mirándome — ¿No me crees? ¿Acaso tu no me extrañaste?

Me encojo de hombros restándole importancia y su sonrisa se ensancha. Nos acomoda sobre el sillón de forma que estemos frente a frente.

— Vamos, admítelo Rose— Demanda sonriendo, su voz llena de persuasión y sensualidad— Me extrañaste. Apuesto a que apenas y pudiste dormir pensando en mi.

Ruedo mis ojos — No lo hice.

— Estoy seguro de que si lo hiciste.

— Eres tan presumido — Niego con la cabeza riendo, aunque es tan cierto lo que está diciendo que es vergonzoso.

Posa sus manos sobre mis costillas y sus ojos brillan con malicia hacia mi — ¿Así que no lo vas a admitir?

Sacudo mi cabeza — Nop.

Veo la intención en sus bellos ojos claros y sé lo que pretende hacer mucho antes de que lo haga. Entrecierro mis ojos hacia él — No te atreverías.

— Di que me extrañaste y no lo haré.

— ¡Nunca!

— Esas son palabras de lucha — Sus piernas se enredan contras las mías para que no pueda escapar y comienza a hacerme cosquillas. Grito entre risas, las lagrimas picando mis ojos mientras agito mis brazos e intento empujarlo par que se detenga, pero no lo hace.

Diosito, ¿Por qué me hiciste tan cosquillosa?

— Está bien, está bien. Te extrañé — Digo al fin rindiéndome.

Las cosquillas no se detienen sin embargo, solo disminuye su velocidad — ¿Qué dijiste?

— ¡Que te extrañé!

Se ríe y pone un beso sobre mi estomago. Cuando se aleja lo golpeo en el brazo — ¡Odio las cosquillas!

— Lo sé — Sonríe colocando suaves besos en la curva de mis labios. El olor de ropa limpia y el jabón de su cuerpo llega hasta mi nariz y mi estomago se tranquiliza — Era la única forma de que lo admitieras. Porque yo si te extrañé.

¿Solo un rumor? - #3 ¿Solo un beso?Where stories live. Discover now