Cap. treintauno: Perdóname

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- Hola cariño ¿cómo te sientes?- pregunto Sabrina acariciando mi cabello era tan parecida a Sebastián

- Estoy bien- dije con una pequeña sonrisa

- Me alegra que hayas decidido quedarte aquí por unos días- dijo ella muy amablemente

- No es que tuviera elección, su hijo puede ser muy autoritario de vez en cuando- dije sentándome en la cama

- Si eso sin duda lo saco de su padre- dijo guiñándome el ojo para luego atraerme en sus brazos al principio me sorprendí mucho pero me deje llevar por sus caricias que desprendían un instinto maternal y de pronto comencé a llorar- ya cariño todo va a estar bien no llores- decía ella pasando su mano por mi espalda de arriba abajo para consolarme no se en que momento pero volví a quedarme dormida

- Nathaly cariño despierta- dijo la voz de la mama de Sebastián, abrí los ojos lentamente y me encontré con la mirada de un señor algo mayor- él es el doctor de la familia- dijo ella dulcemente

- Mucho gusto Nathaly- dijo el señor muy amablemente, me senté rápidamente y vi a Sebastián recostado de la pared 

- Igualmente- dije algo tímida

- Primero lo primero ¿has tenido malestares como dolor de cabeza, mareos, desmayos o vomito?- pregunto él señor sacando una libreta yo mire nerviosa a Sebastián

- Si todos esos- respondí mirando ahora mis manos

- ¿Has estado comiendo el desayuno, almuerzo y cena?- pregunto de nuevo

- No en esta semana- dije sinceramente mientras Sebastián me miraba enojado 

- ¿Has tenido algún tipo de disgusto, molestia o sentimiento por algún hecho notable en estos días?- pregunto él señor

- No- mentí rápidamente 

- Claro que si- dijo Sebastián enojado, todos me miraron atentamente yo baje la mirada y asentí    

- Esta bien hagamos unos pequeños chequeos- dijo el doctor

Me tomo la tensión, reviso mi garganta, mis oídos, mis ojos, mi pulso y mi estomago

- ¿Cómo esta doctor?- pregunto Sabrina preocupada

- Bueno, si tiene un grado de anemia pero es leve, su tensión y pulso tan un poco más bajo de lo normal y su estómago está un poco resentido por no haber ingerido sus alimentos habituales- dijo él señor refiriéndose a Sabrina y Sebastián escuchaba atentamente- si no te importa te hare un examen de sangre para ver cómo están tus valores- dije el doctor

- Esta bien- dije en ese momento puso un liga en mi brazo y saco una jeringa yo aparte la vista y mire a Sebastián que se mordía el labio con nerviosismo 

- Listo- dijo el doctor doblando mi brazo para que dejara de sangrar- vendré mañana con los resultados de los análisis por favor coma un poco y descanse lo que pueda- dijo levantandose de la cama para ir hacia la puerta 

- Muchas gracias doctor- dijo Sabrina caminando detrás del

- No hay problema Sabrina mañana en cuanto tenga los resultados podre mandarle las vitaminas correctas- dijo él sonriéndole a la mama de Sebastián 

Todos salieron de la habitación incluso Sebastián yo me levante y fui a ver por la ventana ya era de noche he pasado casi toda la tarde durmiendo, vi las estrellas e inmediatamente sonreí, me recordaron a la última noche que me quede aquí, fui hacia mi bolso para ver mi teléfono tenía un mensaje de Amanda y otro de Juancho tengo que hablar con ellos y disculparme. La puerta se abrió y vi a Sebastián con una bandeja con la cena

- Aquí tienes la cena- dijo él serio

- No tengo hambre- dije en voz baja, el fruncí el ceño

- Tienes que comer, lo dijo el doctor- comento molesto

- Se lo que dijo el doctor yo también estaba aquí- dije enojada pero no sé porque le hablaba así ¡vete maldito orgullo!

- Entonces deja de comportarte como una niña pequeña y come- dijo él frustrado

- Pero como quieres que haga si no tengo hambre- dije cruzándome de brazos

- Arg Nathaly contigo no se puede- dijo él pasando sus manos por el cabello

- Si me lo has dicho antes, ahora vete- dije mientras me dirigía a la cama, él me miro un momento y luego camino hasta la puerta, sentí una pequeña punzada ya que no quería que se fuera

Sebastián paro al centímetros de la puerta y se devolvió para acercarse a mi rápidamente y me beso duro y con desesperación yo no puede ni quise detenerlo, envolví mis brazos en su cuello y el me apretó más a él, su lengua amenazaba a la mía con facilidad, sentí sus manos en mis nalgas apretándolas sin delicadeza, se para dónde iba esto estaba frustrado y molesto conmigo y es así como se va a desquitar, me saco la camiseta rápidamente al igual mis shores para dejarme solo en ropa interior, me acostó en la cama debajo del mordiendo mi cuello llegando a mi brasear quitándomelo y dejando mis senos libres torturo, mordió y chupo mis pezones yo gemía y de vez en cuando me quejaba cuando lo hacía muy fuerte. Después de dejar mis senos me quito las bragas metiendo en mi dos de sus dedos sin previo aviso froto unos segundos mi clítoris mientras me penetraba con sus dedos, luego se separó de mi un momento para quitarse la ropa dejando libre su erección y me jalo por la piernas para ponerme a la esquina de la cama,  me miro a los ojos una vez y luego me penetro de una embestida mordí fuertemente mi labio para no gritar me agarraba de las sabanas haciendo puños con mis manos, sus embestidas eran demasiado fuertes y profundas y dolían vaya que si dolían.

- Sebastián, e...espera... no tan... fuerte- dije con mi voz entrecortada, él agarro mis muñecas y las subió por encima de mi cabeza para luego besarme desesperadamente y en dos embestidas más llegue al orgasmo pero aun Sebastián no terminaba me cambio de posición de manera de que mi espalda quedo pegada a su torso paso sus manos por mis senos lo cual me saco más de un gemido

Mi cuerpo a pesar de estar muerto de cansancio conoce y reaccionaba muy bien a las caricias de Sebastián ¡maldito placer! pensé, en otros de sus movimientos volvió a penetrarme, esta vez no pude contener un grito ahogado, sus besos recorrían mi cuello, sentía que no podía más, lo bueno fue que en poco tiempo él se corrió llevándome también a mi tercer o cuarto orgasmo. Ambos caímos en la cama exhaustos sentí como me acomodaba en la cama para taparme con la sabana estaba tan cansada que no podía decir nada lo último que escuche fue un “Perdóname” 

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