CAPITULO 2 AMOR Y DESAMOR I

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Siempre fui un total ciego al no darme cuenta de que había tenido a una hermosa e única y genial persona que tenía enfrente de mi durante...prácticamente toda mi vida, siempre la vi, la observaba tal vez realmente yo también me enamore de ella desde un principio pero nunca pude acercarme porque ella puso una barrera.
Después de algunos años Helga siempre estaba ahí casualmente para mí, pues siempre aparecía cuando me encontraba en problemas o deprimido, como cuando Lila me rechazo o cuando Summer me puso aquella trampa, como cuando me enamore de la maestra que tenía un novio llamado Arnold, cuando estuvimos en aquella noche el de la inundación en el invernadero, cuando llovió tanto y no podíamos salir de la escuela, aquella vez en la obra escolar, en fin prácticamente siempre estuvo ahí y la mayor de todas que me paso fue...el día que salvamos al vecindario.
Aquello si me tomo de sorpresa en aquel momento, Helga me dijo que me amaba, eso no podría ser cierto, no lo entendí en ese momento pero...después de algunos días pensándolo, tratando de averiguar más sobre esa joven, descubrí...descubrí un hermoso diamante y que Helga me gustaba, me gustaba enserio.
Con el paso del tiempo llego un nuevo compañero que no pensé que fuera a causarme tanto dolor....tantos celos de la manera en que aquel joven quiso ingresar al corazón de la rubia, aquello nunca le gusto.
Cuando por fin pude estar con ella, mis padres decidieron llevarme a San Lorenzo para poder estar con ellos una temporada pero mi único dolor era que dejaría sola a Helga y de haber sabido todo lo que iba a pasar...no la hubiera dejado.
Ya conocen la historia ¿No? Mis padres y yo volvimos a Hillwood y entonces todo parecía bien pero Helga estaba con Daniel, no solo había cambiado si no que sentí que me cambio...pero aun así no me rendí.
El problema es que cuando también por fin todo parecía estar yendo un poco mejor, la hermana de Helga se fue y entonces ella tuvo que...ser adoptada, entonces se fue...se fue sin decir nada más, pero esa historia ya la conocen.
Yo les hablare de lo que paso cuando me entere de que la razón de mi tormento y de ahora mi felicidad ya no estaba más en Hillwood.
Bien después de aquel día que acompañe al orfanatorio a Helga, yo fui a buscarla a la casa hogar a buscarla pero...
-Buen día señorita, busco a Helga Geraldine Pataki -Dije mientras sujetaba en mi mano una rosa para el amor de mi vida pero...
-Buenos días, perdón pero la señorita Pataki no se encuentra aquí -Dijo después de buscar en su lista, aquello debía ser un error.
-¡¿Qué?! Eso no es posible
-Lo es lo lamento, joven -Dijo sin mirarme mas
Me quede helado sin saber que hacer o que decir, ¿Saben cómo diablos me sentí? ¿Pueden siquiera imaginar cómo me sentí al saber que el amor de mi vida se había ido? Bien aquel día me fui directo a la casa de Helga, la cual...estaba vacía.
Lentamente comencé a sumergí en un hoyo sin fin, sin que pudiera ver la luz al final de el, realmente me sentía terriblemente mal, Helga no estaba y yo ahora...simplemente miraba todo gris.
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Los días pasaron pero no lograba encontrar ni rastro de aquella joven hasta que por fin un día en mi casa estaba aquella carta, aquella carta que sería la última y la que terminaría por destrozarme el alma.
Nunca fui realmente el chico más listo del mundo con respecto a las chicas pero de algo si estaba seguro era que había estado enamorado solo de una chica y esa había sido aquella hermosa rubia que dio todo por mí pero que al final...cuando logre atravesar ese caparazón duro y que ella había puesto entre nosotros, fue simplemente...tarde.
Entendí las razones de Helga pero no comprendía porque no podía ser, si es que nos queríamos entonces todo era posible ¿No lo creen? Pero ella término de la manera más dulce aquella mínima posibilidad, todo había terminado y ella solo pensaba en dejarme libre y que siguiera con mi vida, eso era sencillamente terrible.
Phoebe estaba igual que yo, ella había sufrido tal vez quizás más que yo, Gerald no era más mi amigo como saben pero tampoco volvió a mirar o dirigirme la palabra a mi o a Phoebe, simplemente se aisló completamente de todos, estaba con los chicos malos de la preparatoria eso no era muy bueno que digamos.
Nada estaba bien desde que ella se fue, parecía estar peor, Phoebe bajo su promedio y comenzó a estar más tiempo con chicas como Gina o Mary, quienes eran conocidas por su adicción a las chicas o chicos, o simplemente lo que tuviera pies y no hablara demasiado, Phoebe se oscureció cuando ella se fue una vida más que cambio después de que ella nos dejó.
Brainy ya no era el mismo estuvo tan deprimido por días enteros que sus padres decidieron cambiarlo de escuela y entonces el pobre chico se mudó lejos de Hillwood y de todos, no supimos de él durante mucho tiempo.
Lila la chica que más había odiado a Helga se aisló también de todos, pero no sé si decir que fue para bien o para mal, ahora era una persona gruñona y realmente mandona, le daba órdenes a medio mundo y trataba de intimidar a todos y cada uno de nuestros compañeros, tal vez era porque extrañaba realmente a Helga o solo necesitaba algo para llamar la atención, tal vez estaba realmente mal, pero no me interesaba, no desde que ella se fue.
Daniel aquel chico amable y sonriente cambio radicalmente, se convirtió en uno de los chicos más populares del colegio y andaba con miles de chicas pero no duraba con ninguna más de una semana, las mandaba a volar y realmente era cruel pues inclusive sus rompimientos eran dominio público algo que no era correcto pero tampoco me importaba...solo me importaba encontrarla.
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Así pasaron seis meses cuando por fin llego navidad y entonces mis padres preocupados por mi estado de ánimo, decidieron animarme con la maravillosa noticia de que vendrían unas personas a visitarnos entonces fue cuando la conocí...
Aquellas vacaciones fueron algo extrañas a decir verdad pero creo que buenas, Ameyali era una chica dulce, sencilla y amable, ella me gustaba, algo de ella me recordaba a la rubia que me dejo y no...no es solo por su hermoso cabello rubio parecido al de mi Helga, sino también por su hermosa forma de ser, era algo extraña pero única, era dulce y a la ve intensa con sus emociones y sobretodo no se guardaba nada...nada, a la semana de conocernos me beso.
-Yo... -Susurre avergonzado mientras miraba hacia el otro lado, no me sentía listo para tener otra relación y menos cuando aún pensaba en Helga
-La extrañas mucho ¿Cierto?
Eso me encantaba sin siquiera decirle todo lo que tenía, pensaba o por lo que estaba pasando ella sabía que algo me pasaba, era una persona bastante madura para su edad, pero...eso me encantaba y sobretodo que ella no se ponía a llorar por todo, como solía ser mi Helga.
Si sé que están pensando y en efecto siempre las estaba comparando...no me culpen, realmente extrañaba mucho a mi rubia de ojos azules tan hermosos e intensos como el mar del hermoso océano que rodea el mundo entero.
-Si
Ameyali simplemente sonrió y me dedico una hermosa mirada llena de ternura -Comprendo pero sabes, aquí estaré Arnold, por...porque si me gustas y...de echo nos quedaremos en Hillwood
-Eso es genial, me alegro por ti -Dije sonriéndole amablemente
-¿Crees que en algún momento podamos...tu sabes...ser novios?
Si debo admitir que la chica no se iba por las ramas cuando dije que me contaba todo, era a todo, hasta lo que a veces pasaba por su mente tan insignificante fuera me lo decía, me gustaba pero había cosas que hubiera preferido que se guardara para ella.
-Tal vez...no lo se
-La vida es una ruleta de vueltas y sorpresas que nunca son iguales ¿Sabes? -Dijo aquella joven rubia de ojos verdes como los míos o tal vez más intensos y con una hermosa piel blanca como la nieve. -Sé que ahora estas mal por un amor, no quiero saber su nombre -Añadió rápidamente sin que yo pudiera replicar -Me alegra que al menos sepa que tengo una oportunidad y si puedo darte un consejo...si algo es para ti volverá y si no...es porque algo bueno te espera en un futuro -Dijo sonriéndome dulcemente lo cual correspondí muy a mi pesar pues yo deseaba que Helga regresara porque sin ella...no había nada.
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Pasaron las semanas y volvimos a la escuela, Ameyali ingreso conmigo a la preparatoria, donde no tuvo ningún problema en adaptarse aunque claro ella procuraba seguir estando conmigo, después de todo yo sabía que la chica me quería y me quería a su lado, no era molesto pero aun dolía la ausencia.
Entonces un día después de clases paso lo inesperado, o más bien lo predecible, Ameyali me comenzó a gustar más y entonces ese día que recibí aquella carta que no pude creer lo que decía me decidí a olvidar todo y a dejarme de tontas esperanzas, decidí rehacer mi vida y que mejor al lado de una chica que me quería y estaba dispuesta a darme su amor, así que tome valor y le pedí que fuera mi novia.
Ameyali acepto gustosa y entonces todo debería ser perfecto pero no lo era, al volver a casa volví a tomar la carta con manos temblorosas mientras tomaba la otra que meses atrás me había dejado Helga, las compare y...en efecto eran la misma letra.
-Helga -Susurre en medio de mi habitación mientras me dejaba caer -¿Por qué?
Una lagrima caía sobre las cartas que tenía en la mano, la ausencia de quien fue mi primer novia y quien para mí era el amor de mi vida, dolía y dolía mucho, no...nunca pensé que fuera a doler tanto.
Solo para torturarme las leí una vez más, la primera y para que sepan todo decía lo siguiente.
Querido Arnold:
Bien a estas alturas ya debes saber que me fui, si me fui con una nueva familia, nuevos padres e iré a un nuevo lugar donde comenzare desde cero...creo, por lo que no te veré en mucho tiempo, pero no quiero que te sientas mal cabeza de balón, quiero que sigas con tu vida como si no hubiera pasado nada, quiero verte feliz Arnold, porque te amo y siempre te he amado desde los tres años y yo...bueno solo quiero verte bien y si tú lo estas yo lo estaré...
No sé si volvamos a vernos, no sé si el destino nos volverá a juntar, querido Arnold pero de lo que si estoy segura es que nunca te olvidare, eres y fuiste el amor de mi vida y creo que eso no cambiara nunca pero no debemos detener nuestras vidas por eso, quiero que sigas adelante y yo...tratare de hacer lo mismo.
Aunque bueno ¡que rayos! Siempre tendremos el Chez Paris ¿cierto? Que tiempos, quisiera volver a ese entonces donde tenía...tenía mi familia y sobre todo a ti...siempre estuve ahí para ti...
Te amo y te amare por siempre, pero sigue adelante sin mi
Perdóname por irme sin avisar pero no soportaría una despedida del amor de mi vida y menos lo soportaría más mi corazón amor mío, pero quiero que siempre recuerdes que te amo y que nunca dejaras de estar en mi corazón
Adiós
Atentamente Helga Geraldine Pataki (la chica que siempre te amo)
Bien ahora veamos su otra carta o mini carta debería decir.
Querido Arnold Shortman:
Te escribo esto para decirte que no volveré jamás a Hillwood hubo un momento en el que lo pensé e incluso quería huir de la casa de mi nueva familia, pero realmente estoy más feliz aquí y no puedo detenerme por un amor que nunca fue y que siempre fue imposible, no me malinterpretes fue bueno mientras duro pero realmente no puedo amarte para siempre y entonces me dije a mi misma es hora de avanzar y eso hice, conocí a alguien es lindo y bueno conmigo, mis nuevos padres lo aprueban e incluso quieren figar ya una fecha de boda ja, que exagerados ¿no lo crees?
En fin creo que solo debo decir que no me estancare más por ti, no debo hacerlo, quiero decir, solo fuiste un amor de mi niñez yo debo continuar y más te vale que hagas lo mismo porque por ahí un pajarito me dijo que no lo haces, supéralo Arnoldo, yo lo hice.
Hasta nunca
Helga Geraldine Pataki
En su carta venia una foto de ella y aquel joven misterioso era de cabello obscuro y ojos azules intensos no sonreía pero ella si lo hacía mientras él la abrazaba lo cual no me agrado en nada en absoluto...he aquí el problema y por qué decidí seguir con mi vida también y como dicen un clavo saca a otro clavo ¿no? Era la segunda vez que ella lo hacía ¿Por qué no lo debía hacer yo?
Deje que mi dolor se esparciera en ese momento por toda mi alcoba, prometiéndome que no volvería a llorar por mi abusadora personal y por el amor de mi vida, no volvería a desmoronarme por Helga G. Pataki

EL DIARIO DE ARNOLDWhere stories live. Discover now