QUÉDATE

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Miraba tiernamente a mi hijo que yacía en mis brazos durmiendo. Contemplé su rostro sin poder creerme que esa criaturita era mía.

De pronto, me entró la duda de por qué Derek no sabía que estaba viva. Si el bebé había acabado en sus manos, tendría que haber sabido que no estaba muerta al fin y al cabo.

Lo dejé en la cama, ya que era algo grande ya para la cuna y salí en busca de respuestas.

Bajando las escaleras, me sorprendió voces que sonaban demasiado alto para que se tratase de una conversación normal.

Me asomé con cuidado y ví que se trataba de Emily y Derek. Iba a ir corriendo a saludarla pero me lo pensé mejor. Se veía muy cabreada.

-¿¡Cómo le has podido hacer eso a los del avión!? -le chilló descontrolada- Todo por tu estupidez de controlarlo todo -a continuación, la ví volando por los aires.

Me oculté más en la escalera para que no me vieran. Derek gruñía por lo bajo al tiempo que la cogía del cuello.

-Estoy hasta los huevos de que me trates siempre como un crio.

-Pues deja de comportarte como uno -dijo forzosamente Emily.

Cuando ví que pintaba mal la cosa, decidí reaparecer en escena.

-¡Emily! -me tiré a su lado para ver si estaba bien. Sabía que era una vampiresa, pero sentía la necesidad de ayudarla.

-Karen, ¿qué... qué haces tu aquí?

-Una larga historia -miré de reojo a Derek que me miraba desafiante.

-Apártate, Karen -me ordenó con voz de ultratumba.

-Apártate tú -me levanté plantándole cara- No le toques ni un pelo.

-¿Ahora eres tú la que da las órdenes? -sus ojos rojos, brillaron.

-No estoy ordenando nada. Sólo te lo estoy pidiendo -respiré hondo. Esa mirada me ponía muy... Ya sabéis.

-No quiero líos. Sube a tu cuarto y déjame que lo arregle con Emily -pasó por mi lado haciendo que no me veía.
-Derek, no hace falta que arregles nada -le dije serena sabiendo sus intenciones- Déjala que se vaya.

-¡Jack! -gritó furioso. Este se presentó lo más rápido que pudo.

-Señor.

-Llévatela a su habitación y que no salga -me señaló. Me cogió de los brazos y me llevó escaleras arriba.

-No. Suéltame. No voy a dejar que se vuelva a repetir -le pegué una patada en la espinilla y luego en sus partes bajas.

Le agarré del brazo a Derek haciendo que se girara. Este se quedó algo anonadado al verme.

-¿No te cansas de estar siempre igual? Déjala. No te ha dicho nada para que todo acabe de esta manera -le dije tratando de hacerle comprender.

-Estoy harto de que la gente critique todo lo que hago -perdió los nervios.

-Tal vez lo hagan porque lo que haces no es bueno -se me quedó atento mirándome- Derek, sé que no eres así. No sé que es lo que te hace actuar así... Pero no deberías dejar que te venciera -le dije más tranquila.

Este se quedó transpirando, nervioso. Lentamente, me acerqué a él y le pasé la palma de mi mano por su mejilla. Se quedó atento a todos mis movimientos.

-Vuelve a ser el mismo Derek que antes -le rogué con mi voz más dulce- Por favor.

Esta vez me tocó el turno a mi cuando cogió mi cara entre sus manos y juntó mis labios con los suyos. Nuestras lenguas jugaron después de tanto tiempo sin encontrarse.

-Sólo te necesito conmigo para ser ese Derek -me murmuró con sus labios rozando los míos- Quédate para que así sea.

-Siempre -nos sonreímos, y nos volvimos a besar.


*****
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ESCLAVA DE SANGRETahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon