| SPANK ME DADDY | h.s

s i x

Teníamos la última hora libre. Camino por la entrada del instituto sujetando los pliegues de mi falda constantemente. Maldigo la hora y el día en la que elegí ponerme una falda, pues hace un viento terrible y la mochila me sube la parte trasera de la prenda.

Ahora es cuando me daba cuenta de cuanto amaba los pantalones.

—¡Faith!—grita una voz masculina detrás de mí, dándome la vuelta—¿Has visto a Natasha?—pregunta Mike una vez está a mi lado—Te vi hablando con ella al salir de clase, y le tengo que entregar estos apuntes—termina de hablar mientras levanta unas hojas repletas de subrayados fosforescentes.

—Oh, creo que me dijo que iría a arreglar no se que cosa en secretaría. Debe de estar por ahí—sonrío.

—Vale, gracias—empieza a caminar de espaldas, agradeciéndome. Justo antes de dar la vuelta, vuelve a hablar con una sonrisa—. Por cierto, te queda muy bien esa falda—.

Digo un gracias para luego observar unos segundos como corre a la parte administrativa del instituto. El timbre que anuncia el fin del horario escolar me despierta y me dirijo a los aparcamientos, con la esperanza de ver a aquella furgoneta tan familiar. No me decepciono al ver como unos largos rulos se dejan ver, apoyándose en el coche. Esta vez no lleva gafas de sol, aunque puedo ver algunos tatuajes. La camisa a rayas verde oscuro se abre debido al viento y a su manía de llevarla semiabierta. Como es costumbre, sus fieles vaqueros negros moldean sus piernas, haciéndolo ver aun más sexy.

Nada más conectamos miradas siento mis mejillas arder, negando con la cabeza y bajando el rostro. Soy tan típica.

En el momento que estoy lo suficientemente cerca, mi muñeca izquierda se ve aprisionada y junta nuestras frentes con una sonrisa ladina.

—Hola preciosa—.

Observa mi rostro, casi disfrutándolo. Tarda apenas cuatro segundos en besarme, soltando mi muñeca. En cuanto paso mis brazos por su cuello iniciamos un corto beso francés que me deja sonriendo.

—No sabes lo bien que te queda esa falda—dice suavemente apartándome el pelo que el viento se empeña en poner en mi cara.

—Sube al coche—susurra luego de darme un pequeño pico.

Abre la puerta del copiloto y al subir puedo notar como analiza mis piernas. Agradezco mentalmente el haberme depilado esta mañana. No tarda en estar a mi lado arrancando el coche, sintiendo el calor de su mano en mi muslo cuando ya esta en marcha. Mi móvil suena en ese mismo instante y lo cojo rápidamente, descubriendo que es Sam.

—¿Si?—

—Faith, soy yo—carraspea y oigo el sonido de taquillas de fondo—. ¿Te importa si hoy no vamos a la cafetería? Tengo que terminar el proyecto ese que te dije, y la fecha de entrega es mañana—ríe por lo bajo e intuyo que pasa su mano por el pelo, exasperada—. La verdad es que estoy bastante agobiada—.

Ni siquiera me había acordado de que íbamos a la cafetería, y por un momento me siento culpable. Gracias a dios que el mundo hoy no me odia y deja que estas casualidades pasen.

—Oh, no te preocupes. Harry me ha venido a buscar al instituto. ¿Estás bien?—

—Si, si, ya sabes como soy. Me estreso a la mínima—reímos.

—Vale, pues hablamos a la tarde, ¿okay?—

—Okay, adiós—me lanza un beso y cuelga.

Guardo el móvil y noto que la mano de mi acompañante está más arriba que antes. Poso mi mano sobre la suya y me aprieta el muslo. Se cree que no me iba a dar cuenta.