Costuras

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Jimin estaba feliz al ver que Jeongguk cuidaba de una forma muy delicada cada parte de Yoongi, todos los días acomodaba su gorrito y trataba de que el bordado de su camisa quedara impecable, era una escena que le gustaba mucho observar, el pequeño Jeon estaba encantado con su nueva posesión y poco a poco le había tomado un cariño especial dejando un poco de lado a Jimin, lo cual no le molestaba pues quería que Yoongi realmente recibiera toda la atención que merecía, al lado de él Jimin se sentía un poco inferior.

Después de que Jeongguk lo dejara sobre su cama para ir a tomar la cena, Jimin se acercó lentamente con un poco de miedo de dañar la delicada porcelana de Yoongi, estaba recostado sobre un cojín y sus mejillas rosadas resaltaban la palidez del resto de su rostro, las pestañas largas y la pequeña nariz tenían una armonía perfecta entre ellas y Jimin aplaudió a quien fuera que hubiera creado a Yoongi.

—Hola —titubeo un poco y esperó no ser rechazado de nuevo.

—De nuevo tú, esperaba que me dejarás en paz después del otro día —Yoongi le dijo con aquel tono frío y Jimin se sintió muy tímido de pronto.

—Lo siento, no quiero molestar pero pensé que te sentirías muy solo.

—Somos objetos, ¿Por qué supones debería sentir algo?, nos van a desechar cuando no nos necesiten —el tono de Yoongi era tranquilo pero eso fue lo que más inquietó a Jimin quien recibió aquellas palabras de una forma muy dura.

—Jeonggukie realmente nos aprecia, lo hacemos feliz, no sé pero creo que para él no somos solo objetos, eso me basta —Jimin tenía las manos dentro de su pantalón corto de mezclilla y los finos ojos de cristal de Yoongi le observaron con detenimiento logrando intimidarlo.

—Él es un niño, espera un tiempo y no se va a interesar más en estar con nosotros, hay un mundo allá afuera que le va a dar más emociones que un par de muñecos viejos.

Y aquella manera de hablar llena de indiferencia y al mismo tiempo con sentimientos ocultos hizo que Jimin se sintiera aún más fascinado por Yoongi, rápidamente sintió que quería estar a su lado y disfrutar de todo la visión que Yoongi podía darle, al mismo tiempo sentía que podía hacerlo feliz por un momento, porque para Jimin esos sentimientos que Jeongguk le había enseñado eran reales.

Jimin poco a poco había aprendido a sentir, cuando recién era nuevo y sus costuras estaban recién hechas, simplemente se movía de aquí para allá con Jeongguk y escuchaba con aburrimiento lo que el niño le decía, sin embargo, poco a poco se daba cuenta de que el pequeño le tenía más cariño del que hubiera imaginado y muchas palabras empezaban a cobrar sentido muy dentro de sí mismo, parecía que el niño le había regalado un poco de su propia humanidad y aquello era algo que apreciaba más que cualquier cosa, pues el sentirse vivo iba más allá de estarlo. Jimin quería que Yoongi también entendiera eso.

Jimin no quería separarse de Yoongi en ningún momento y agradecía que Jeongguk siempre los pusiera juntos, según el pequeño amo, Jimin era el guardián oficial de su preciada posesión, cada que el niño se iba a dormir colocaba con cuidado a Yoongi en un suave cojín forrado de seda y el muñeco de cabellos naranjas tenía su lugar justo enfrente cuidando que nadie pudiera ni siquiera acercarse al muñeco de porcelana.

—Cuida bien de Yoongi, es tu misión de hoy, ChimChim —Jeongguk dijo con voz soñolienta y con la manta encima antes de subir a la cama y dormir enseguida.

Jimin se alegró de escuchar aquel simpático apodo y adoptó una posición firme dispuesto a cumplir con los deseos del niño, personalmente cuidaría de Yoongi, pues estaba más que enterado de la fragilidad de este, por su parte él podría ser arreglado con algunas costuras por aquí y por allá, sin embargo, Yoongi podía arruinarse de muchas maneras la cuales Jimin estaba dispuesto a evitar a toda costa.

— ¿Lo has visto? Jeonggukie se preocupa mucho por ti, deberías estar feliz.

— ¿Eres siempre así de hablador? —Yoongi de nuevo era de aquella manera dura y sin muchas ganas de agradarle a nadie.

—Lo lamento, es que antes de que llegaras no podía hablar con nadie más.

—Hay más juguetes por aquí, ¿Porqué te empeñas en molestarme sólo a mí?

—Ellos no son como nosotros, Jeonggukie no los ha dotado de emociones, eso solo está reservado para sus favoritos, realmente somos especiales para él —Jimin sonreía abultando sus mejillas y Yoongi no entendía que significaba aquel gesto, toda la situación le parecía extraña, hasta donde comprendía ellos eran objetos inanimados y de pronto ahí estaban haciendo algo parecido a hablar mientras todos dormían.

El espíritu y el cariño de un niño son una de las cosas más puras y al mismo tiempo más poderosas que puede haber, Jeonggukie una noche había deseado que Jimin pudiera entenderlo y a pesar de no ser consciente de que su anhelo era realidad, se mantenía con la esperanza de que su muñeco realmente supiera lo que él le contaba todas las noches, el pequeño se sentía sólo y parecía que aquel sentimiento le había hecho desear con muchas fuerzas que Jimin fuera algo más que un simple muñeco de tela gastada.

—Yoongi, mañana iremos a pasear con Jeonggukie, tal vez él quiera llevarte con nosotros, no te parece emocionante —Jimin tomo las manitas de Yoongi entre las suyas y la porcelana se sentía lisa y fría al tacto, aunque al mismo tiempo se sentía agradable y delicada.

—Supongo que estará bien —algo parecido a una sonrisa se coló rápidamente por sus pequeños labios con forma gatuna y las pecas en sus mejillas lo hacían ver adorable, Jimin pensaba que Yoongi era perfecto.

—Yoongi, si me permites, quiero cuidar de ti en la medida que me sea posible, así que no tengas miedo de sentir, cosecha todos los sentimiento que te sean posibles y Jeonggukie y yo nos haremos cargo del resto —Jimin dijo aquello sin pensar, su sentido común era apenas existente y la mayoría del tiempo soltaba las cosas apenas sentía que debía decirlas y aquello tomó por sorpresa a Yoongi quien le dedicó otra mirada que hizo que se sintiera acorralado.

—Eres tan ingenuo y puro, me pregunto si al final no te protegeré yo a ti —y de nuevo dejó a Jimin sin saber que responder, al final se quedaron en sus posiciones iniciales esperando que el día llegara de nuevo.

Porcelain and Poetry | YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora