Capítulo Primero.

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Estoy cubierta de flores, estoy invadida por pensamientos sucios y deseos hermosos, tan sólo recordar como te veías cuando mordias tu labio inferior o cuando te relamias y tragabas saliba por el calor del verano, recuerdo ese verano ¿Sabes? Fue el último para ambos, mis sueños se habrían esfumado en ese entonces, mis diecisiete años se sentían como ochenta, tan pesados y cansados que hasta sentía que me quedaba sin vida ¿Cómo puedes hacerme sentir de esa forma? Eres alucinante, me gustaria saber tu nombre, debe ser tan perfecto como tu, tan brillante como tus ojos...

-Me pregunto en que estaras pensando, pareces muy consentrada Seoyeon.- mi madre era probablemente de las más metiches en mi vida personal, pero era tan comprensiva y simpática que nunca sería mala con ella.
-Tengo que hacer muchos trabajos antes del primer día de universidad, sólo pensaba como empezarlos.- me levanté del césped y limpie mi pantalón con cuidado.
-No puedo creer que ya vayas a llegar a tus veinte años hija, no quiero que me dejes sola.- me abrazó y la correspondi con una sonrisa.

Mi mamá era lo más importante para mi en este mundo, ella me había enseñado todo lo que se de la vida misma, ella tenía tanto de mi como yo de ella, era una persona de oro, me crió sola toda su vida. Mi padre nunca se hizo cargo de mi y tampoco lo he visto alguna vez, a mi mamá no le gusta hablar de el ni mucho menos escuchar la palabra "papá" en la casa.

Hablemos un poco de mi, mi nombre es Byun Seo Yeon, estoy a un mes de llegar a mis veinte, la edad más esperada por todos los jóvenes y más para mi que ese número representaba mi adolescencia de la mejor manera, viajes de veinte minutos todas las mañanas, aquel chico me gustaba desde que empecé a usar bus para el insituto, el siempre estaba sólo y la verdad nunca distingui su uniforme ni nunca supe su nombre pero lo que si recuerdo de aquella época es una promesa que hice a mi misma, buscar a ese chico cuando cumpla los veinte años.

Una semana después.

-Mamá, sabes que puedes llamarme todo el tiempo, no es necesario que ocurra algo importante, sólo cuando me extrañes yo estare al otro lado de la línea.- le dije a mi mamá en la puerta del nuevo lugar en donde me hospedería, era un edificio pequeño de unos cuatro pisos con departamentos no lo demasiado grande para dos personas pero perfecto para mi.
-No te preocupes, te llamaré todos los días y a todas las horas posibles.- dijo mi mamá estrechandome en sus brazos.

Mi mamá no se quedo mucho tiempo y ya se podía sentir la soledad y el silencio, me acosté en la cama volviendo a mis pensamientos se hacía una semana atrás. Ese chico a estado en mi cabeza por años y sin poder salir, me imaginaba su vida actualmente y como reaccionaria si lo volviera a ver ¿Qué habrá pasado con el? Me preguntaba todo lo que se pueda preguntar sobre el todo el tiempo que podía. Al final de todo me cansé de pensar y me dormí, para la mañana siguiente sufrir de un primer día lleno de nerviosismo y timidez.

Asistiría a la Universidad de Arte de Seoul, una de las mejores del continente entero y más prestigiosa, la mañana pasaba rápido y se hacía la hora de ir, tenía todo listo. Tomé el bus que me indicaba un correo de la universidad que me decia donde me tocaba mi última hora y en que consistía cada materia. El aire del bus era nuevo y sentía la juventud dentro de el, con mis ojos buscaba donde sentarme hasta que vi un lugar, al lado de un chico que parecía dedicarme una mirada.
-Adivinare que asistiras a la universidad de arte de por aquí.- me miro con confianza y podía sentir un aura muy alegre en el.
-Si ¿Cómo lo supiste?- pregunté ingenua respondiendo con una sonrisa.
-El papel que llevas en la mano tiene el sello de la universidad.- señaló.
-En ese caso tienes razón ¿Asistes ahí?- pregunté interesada.
-Si, estoy en el taller de canto. Me llamo Jung Hoseok ¿Qué tal tu?- sonrió de nuevo, en realidad se me hacía muy lindo y cordial, era mi estilo.
-Soy Byun Seoyeon, mi plan es el taller de actuación, es una lástima no poder estar contigo.- dije en tono un poco apagado.
-En realidad tenemos clases juntos entre todos, como literatura además trabajamos juntos en muchísimos proyectos, estoy seguro que te va a encantar este lugar, lo aseguro.- dijo mirándome a los ojos enérgico.

El viaje era de veinte minutos, un poco largo pero con este chico parece como si hubieran sido sólo tres minutos, mi primer día fue sólo de presentación, conocí un poco el lugar y algunos talleres.

Estaba ansiosa por conocer el de canto, Hoseok estaba allí y me daría el placer de conocer a sus amigos, después de todo no será tan difícil la vida universitaria, probablemente sea hasta más divertida de lo que esperaba.

Vingt Minutes | Bangtan BoysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora