—Es el momento—digo—. De encontrar la manera de romper la pared.

Él se inclina hacia atrás para descansar su peso sobre sus palmas.

—¿Le pediste las herramientas a tu padre?

—Sí. Sólo necesito la llave del garaje. Será el próximo fin de semana, estoy segura.

—Genial.

Tomo una respiración profunda y cierro los ojos, inclino la cabeza hacia atrás contra la puerta y siento un dolor de cabeza empezando a hacer ruido en la parte posterior de mi cabeza. Estas semanas han estado llenas de dolores de cabeza, ya sea por la escuela o porque el asesinato de Harry se vuelve cada vez más claro.

—¿Estás bien?

—No sé. Estoy muy cansada. No pude dormir bien.

—¿Por qué?

No le he dicho a Harry sobre mis pesadillas. No sucede a menudo, he tenido dos, pero la mayoría de las noches me levanto durante las primeras horas de la mañana. Me pregunto si debería decirle acerca de los sueños. Podrían ser sólo sueños que no significan nada, pero eran tan intensos que tiendo a pensar de otro modo.

Contesto la pregunta de Harry con un simple encogimiento de hombros, abriendo los ojos a su encuentro. Estudio la curiosidad del pigmento verde en ellos, tan pálida y delgada, como el color del vidrio esmerilado del mar que encuentras ubicado en la arena de playa.

—¿Crees que nos hubiéramos conocido, si todavía estuvieras vivo?—le pregunto de la nada.

Él parpadea, las comisuras de su boca encogiéndose en una pequeña mueca.

—Si yo todavía estuviera vivo, no vivirías en esta casa.

—Es cierto. Pero es probable que fuéramos a la misma escuela.

Nos miramos.

—No sé—dice.

No sé tampoco.

—¿Podemos hablar de algo positivo por una vez?—Harry pide, inclinándose hacia delante para descansar sus codos sobre las rodillas, su ceño se transforma a una pequeña sonrisa.

—¿Cómo qué?

—Como...—Harry hace una pausa y se ríe—. ¿Honestamente no tenemos nada positivo que decir?

—Estamos muy negativos, supongo—sonrío de vuelta.

—Bueno, dos negativos hacen un positivo, ¿verdad?

—No quiero hacer matemáticas—gimo, rodando los ojos—. Apenas pasé la última prueba.

—No te culpo. Yo casi reprobé matemáticas en mi último semestre.

—No me gusta la escuela. Pero quiero una educación.

—¿Cómo vas con Romeo y Julieta?

—Como de costumbre. Benvolio tiene la culpa de todo.

—¿Benvolio? ¿Cómo pudiste?

—¡Es un espectador total! Se quedó allí y observó cómo Teobaldo mató a Mercucio, entonces mandó bajo la presión a Romeo a la fiesta donde conoció a Julieta en primer lugar, la lista continúa. Si no hubiera ido, Romeo nunca hubiera estado en ese festival ni enamorado de Julieta, y ambos hubieran vivido al final.

—Creo que eso es técnicamente cierto—dice Harry—. ¿Si Romeo y Julieta no se hubieran encontrado y enamorado, los Capuleto y los Montesco habrían terminado la pelea hasta el final?

Phantom [h.s] •Completa•Where stories live. Discover now