Catigados

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-¡Los de primero, síganme! –Se escuchaba gritar a Hagrid entre la multitud.  Cuando Lily y él chocaron miradas, la pelirroja corrió a abrazarlo.

-¡Hagrid! –Exclamó atrapada en su abrazo.

-¡Pequeña! –Se pusieron al día de como estaban y como había estado su veranos y después se separaron. Hagrid se llevó a los de primero y Lily se fue al castillo.

Lily entró al Gran Comedor y buscó con la mirada a sus amigas. Cuando las encontró, se sentó con ellas.

La profesora McGonagall llamó a los nuevos alumnos para que fueran seleccionados. Después de que cada asustado alumno de primero fuese enviado a su nueva casa, Dumbledore dio su típico discurso de principio de año.

-Ahora, disfruten de su maravillosa cena. –Finalizó el director.

Mágicamente, las fuentes y platos que los alumnos tenían en frente se llenaron de deliciosa comida. Lily se llenó el plato y comió hasta estar saciada. Miró a su izquierda  y Emma, que estaba sentada a su lado le sonrió. Le devolvió la sonrisa. Unos metros más allá estaban los merodeadores. Sirius y James hablaban con unas chicas que probablemente eran sus conquistas del día y Remus intentaba hablar con Peter, que se metía tanta comida a la boca al mismo tiempo que no importaba qué sonido hiciera, solo se escuchaba un “grhsjarff”. Para su mala suerte, James justó se dio vuelta y vio a la pelirroja observándolos. Él levantó una ceja, como preguntándole por qué los miraba tan interesados y le guiñó un ojo, y ella le sacó la lengua como respuesta.

Cuando ya todos habían terminado de cenar, los prefectos tenían que llevar a los de primero a sus nuevas casas, así que Lily dejó a sus amigas para juntarse con Lupin y guiar a los nuevos.

-Chicos a la derecha y chicas a la izuierda. –Indicó Lily.

Los alumnos se fueron a sus respectivas habitaciones y la pelirroja se sentó en un sillón cerca de la chimenea a esperar a sus amigas. Lupin pareció tener la misma idea porque se sentó en el sillón que estaba justo al frente del de ella. Lupin era con el merodeador que mejor se llevaban. Incluso podía decir que eran amigos. Se pusieron al día hasta que Emma los interrumpió.

-Estoy cansada… Vamos a la hab… -Lo que estaba diciendo Emma quedó en el aire porque, al darse cuenta de quien las estaba observando, se puso colorada y como siempre le pasaba que estaba cerca de él, no podía decir nada coherente. Sus amigas se dieron cuenta de lo que pasó y se miraron divertidas.

-No entendí nada de lo que dijiste, Emma. –Dijo Amanda, tan cruel como siempre.

Lupin parecía querer decir algo pero las palabras no salían de su boca.

Después de mucho esfuerzo, la castaña logró decir lo que quería y, apenas las palabras salieron,  salió corriendo a la habitación seguida por Lily y Amanda, que se aguantaban la risa.

Cuando llegaron su habitación Emma no les dirigía la palabra. Pero, en el fondo, la pelirroja y la rubia sabían que el enojo se le iba a pasar pronto. Siempre pasaba.

Lily se puso pijama y se acostó en su cama. Intentó dormir pero sus pensamientos no la dejaban. Los sucesos del día desfilaban por su mente sin darle descanso. Había uno que siempre se repetía: su encuentro con James.  Por alguna razón no podía dejar de pensar en eso. Era extraño, porque siempre que se veían discutían, pero nunca le había pasado que se quedaba en su mete. Intentó alejar esos pensamientos pero, por más que lo intentaba, no lo lograba. Finalmente, se resignó al hecho de tener que quedarse dormida con la imagen de James Potter en su cabeza.

-Lily, pareces un zombi. –Dijo Amanda pasando su mano por delante de los ojos de la pelirroja, que se encontraba mirando fijamente algún punto desconocido.

Lily y JamesWhere stories live. Discover now