Estas cosas solo tenían un claro propósito, era degradante solo verlo pero era lo mejor que teníamos a nuestra disposición, se los enseñe a los demás y cada uno empezó a tomar al que más cómodo le resultaba para usar, seguíamos superados en número y calidad de equipo, pero estar desarmado ya no era un impedimento.


Varios pasos venían del camino que llevaba a la salida, dicho ruido solo significaba una cosa.


—Están aquí.


Numerosos forajidos llenaron la sala formando una extensa fila con sus armas en alto y sus usuarios mágicos concentrando su poder en la palma de su mano dominante, por nuestra parte hicimos lo mismo, ambos bandos chocan miradas entre ellos.


—Ve a esconderte y resguardarte en un lugar, tu hermana estará bien, no te preocupes –Le comunica Tayra a la pequeña que tenía cerca.


Tan pronto la misteriosa pequeña se esconde, la lucha se desencadena, los forajidos tenaces con sus años de experiencia en combate fácilmente comenzaban a dominar la pelea acabando con alguno de los esclavos armados, los magos por sus partes centraban su lucha contra los enemigos que también poseían el don de la magia, entre los más destacados de nuestra parte estaban Tayra y aquella bruja del aquelarre Wildsword, esta última armado con una sola espada se movía con una destreza impresionante, desgarraba torso, brazos, piernas e incluso cabezas con una técnica profesional, me recordaba a la misma imagen de Naya quien también se especializaba con dicha arma.


Apoye a distancia con mi AK-47, gracias a que los forajidos estaban demasiado ocupado en los demás, se percataban tarde de la verdadera amenaza a la que debían enterarse, lo primero en eliminar fue a los magos, gracias a lo distraído que estaban luchando contra otros, las balas atravesaban limpiamente su cráneo sin que alguna defensa lo respaldara a tiempo, cuando ya no percibía algún usuario de magia entre el bando enemigo, me encontré con otro problema.


—Solo me quedan dos cargadores...


Había utilizado varios cargadores, incluso el último de munición incendiaria y la eléctrica, solo me restaban dos normales y debía usarla con sumo cuidado, los forajidos aun nos superaban en número, pero con magos solo de nuestro lado, mas Tayra y la bruja de la espada, la lucha empezaba a igualarse, ambos lados tenían chances de 50% de ganar, si decidiera intervenir con la poca munición que me queda, nuestra victoria estaría asegurada y sabía muy bien que estas últimas balas estaban reservados para alguien en especial, Lars.


Corrí alejándome lo más posible del conflicto, me asombre que nadie notase mi repentina huida y más aún después de haber acribillado a varios de los suyos con mi rifle, ¿será cuestión de suerte?, pude con facilidad llegar al pasillo que conducía a la escaleras y salir de ese sofocante sótano inmenso.


Llegue a la habitación por donde entre y no me encontré con nadie, pero al salir y llegar al salón de las misas me topé con tres de ellos, forajidos no magos a los cuales abatí fácilmente con mi rifle (solo contaban con sus armas blancas y nada a distancia).


—"No exageraban cuando hablaban de ti, un niño capaz de liquidar a varios de mis chicos fácilmente con un artefacto mágico extraños muy poderoso" –Asevero una voz a mis oídos.

Metalord RevolutionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora