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Cuando salió de su mundo fantasioso, lo primero que sus sentidos captaron fue el olor a algo quemándose. Rápidamente se arrodilló, encontrándose así a su preciada bufanda roja en llamas, aunque claro, también a un divertido Grillby.

Como pudo intentó apagar el fuego, más sus movimientos sólo avivaban las llamas -las cuales consumían poco a poco la hermosa tela-. Cuando Grillby, un hombre completamente de fuego, tuvo suficiente diversión, desapareció la pequeña llama con un simple movimiento de mano. Papyrus miró con odio a dicho hombre, simplemente era un loco que hacia lo que se le daba la puta gana con quien se le diese la puta gana -y sí, todo con unas putas ganas que se cagan-.

- « Por fin despiertas, bella durmiente... » -Papyrus gruñó por el apodo, tirando a duras penas aquellas cadenas que tanto odio les tenía. Grillby sonrió, acercándose al esqueleto con aires de superioridad. - « ¿Se te ha olvidado el horario, perra? Te toca tu castigo. » -Y dicho así, prendió fuego a toda la habitación, provocando que Papyrus reaccionara rápidamente, por instinto quiso hacer aparecer sus huesos como siempre lo hacia en sus peleas con fuego, pero dada la situación en la que estaba, fue imposible.

Las llamas rodearon su cuerpo, y como todos los días, a la misma hora, sus huesos fueron expuestos a las brillantes y ardientes llamas.

Sus gritos se escucharon por toda la habitación, e incluso Papyrus en un corto periodo de irracionalidad llegó a pensar en la posibilidad de que todo el Underground lo llegaba a escuchar. Cuando estuvo lo suficientemente consciente, destruyó aquel pensamiento. Si hubiese sido así, hace mucho tiempo que ya habría dejado aquel lugar tan espantoso.

Cuando Grillby tuvo suficiente diversión, apagó las llamas. La oscuridad envolvió lentamente el ambiente, pero se alejó del entorno de Grillby. Papyrus pensó que la oscuridad también odiaba a aquel hombre.

- « Veo que ya no te duele como antes » -Se cruzó de brazos, pensativo. - «, mañana tendré otro castigo para ti. Ahora iré a follar a tu hermano que, por cierto, ni siquiera tiene idea de que tú existes. » -Y diciendo eso, se fue. La puerta fue cerrada con llave y dejada en el olvido. Papyrus dejó la vista baja, recordando con tristeza el hecho de que su hermano no lo recordaba.

Recordó que por su culpa Sans no tenía idea de su existencia.

★★♤★★

Aprovecho el momento para decir que esta historia se demorará en ser actualizada

Los hamo 💕👌

Quiero recordarte... ¿Me dejas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora