Capítulo 15.1 Asimila

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Iker estaba afuera de la carpa-consulta, escuchando como Scarleth le comunicaba a su marido que el hijo de ambos había muerto. Elijah lloraba tapándose la cara con sus manos mientras Scarleth intentaba acercarse a él sin conseguirlo. De pronto Elijah se había transformado en una roca.

—Lo siento, lo siento mucho —afirmó la mujer, llorando desconsolada.

—Estoy cansado Scarleth, cansado de todo —confesó Elijah, descubriendo su mirada quebrantada.

—Elijah ¡Yo no tengo la culpa! —aseguró Scarleth.

—Yo sé que tú no tienes la culpa, tú no decidiste perder los bebés, yo tengo la culpa por haberme fijado en ti, una mujer incapaz de llevar a término un embarazo —reconoció el hombre.

—Elijah, me estás lastimando. —acusó la mujer llorando.

—Me estás lastimando... ¿acaso tú no? ¿Crees yo que no me he hecho ilusiones con todos los fetos muertos? —pronunció fríamente Elijah.

—¡Vete de aquí, imbécil! ¡Eres un estúpido, insensible e idiota! ¡No me hagas más daño y vete por favor! —exclamó la mujer.

Elijah salió molesto de la carpa ante la visión de Iker, quien desde fuera había escuchado todo, de inmediato el médico ingresó a la carpa solo para ver a la mujer llorando desconsolada en una de las mesas. Iker se sentó a su lado al principio en silencio. Tanto llanto acumulado tenía la mujer que parecía ahogarse, ni siquiera podía hablar.

—Scarleth, ¡mírame! Tienes que estar bien, llorar te hará mal, puede empeorar tu situación, aún continúas débil —advirtió el médico, tomando suavemente la espalda de la mujer.

—Ay Iker, me duele tanto ¡Ese imbécil es la persona que más amo y mira como me trata! Él me responsabiliza de todo lo que pasó, como si yo tuviera la culpa —expresó Scarleth llorando.

—Scarleth, él no estaba aquí, no sabe cómo fueron las cosas, solo dale un tiempo para que reflexione y se dará cuenta que tiene que apoyarte —dijo Iker, confortándole.

—Gracias por estar aquí Iker, me siento tan sola —afirmó Scarleth, abrazando al hombre muy fuerte.

—No estás sola, siempre me tendrás a mí —dijo Iker.

—Es cierto, eres mi mejor amigo —comentó la mujer, enviando a Iker directamente al peor infierno que un hombre puede caer, la zona de amigos. Ante esas palabras el hombre cerró sus ojos, mientras continuaba consolando a Scarleth.

...

Mientras tanto en la ciudad Universitaria, Alice ya había recibido su ropa, así que decidió salir a conocer el entorno.

La ciudad universitaria constaba de varios edificios cada uno con su facultad, también otros que estaban destinados al esparcimiento y vivienda, como el caso de los apartamentos residenciales, en donde antiguamente vivían chicos con la beca de residencia. Alice fue llevada hasta un apartamento solo para ella, en realidad eran habitaciones individuales una al lado de otra, a cinco recamaras estaba Maurice y a cuatro estaba Vannia.

Alice dejó sus pertenencias sobre la cama, ahí vio un jabón, toallas, la llave de la habitación y una barra de cereal. Luego de unos minutos la puerta fue golpeada por Vannia y Maurice, quienes invitaron a Alice a recorrer la ciudad universitaria.

Los tres sobrevivientes recorrieron algunas instalaciones, Alice estaba sorprendida, pensaba que nunca volvería a ver tal organización en las personas. Mientras tanto Vannia le orientaba en todo.

—Por lo que supe, hay más de quinientas personas viviendo en esta ciudad, por allá están las listas de los que residen aquí, por allá hay otras y también están las listas de personas que han fallecido y han logrado ser identificadas—señaló Vannia, mientras guiaba a Alice por el interior de la ciudad universitaria.

LA ÚLTIMA PANDEMIA [Libro 1] [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora