Guerra de Hielo y Fuego

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-Queréis decir que el dragón que me ofrecéis sois vos en matrimonio, no es así- Habló pausadamente el rey del Norte.

-Habéis acertado mi señor- Dijo la reina mientras se sujetaba el vestido con una mano para separarlo de la nieve.

Jon miró a Sansa quién en su mirada dictaba que se rehusase.

<< Si me rehusase ahora y le planto batalla sería una masacre, dieciocho mil contra más de doscientos mil es imposible así que...que puedo hacer>>

-Elegid con premura Lord Nieve. Un Norte bajo mis pies...o arrasado por el rey de la noche-Informó la reina sin privar de su rostro su macabra sonrisa, el dragón había cercado al lobo. 

-Hazlo Jon, es mejor ser sometidos que arrasados- Dijo Bran en voz baja sin apenas creerse lo que estaba hablando.

Jon miró fijamente a la reina, casarse con la mujer más bella del mundo no era una mala opción después de todo, prefería casarse a sentenciar a su pueblo.

-Acepto, me...casaré con vos reina Daenerys.

La dragona sonrió triunfalmente, había conseguido su objetivo.

-Bien, pero tengo tres concesiones inquebrantables- Informó la reina.

-¿Cuales?- Dijo Sansa con voz gélida.

-La primera, los Stark renunciaran a su título de "Rey en el Norte" para ser nombrados guardianes del Norte y nuevamente vasallos de la corona,la segunda es que vos lady Sansa volveréis con lord Tyrion, vuestro esposo

Ante esto Sansa gritó de rabia exponiendo que se negaba a volver con el gnomo pero Jon la cayó con una mano.

-Y la tercera es...que nuestros hijos mi señor se apellidarán Targaryen, no Nieve y mucho menos Stark.

Los presentes callaron durante largo rato, nunca en la historia se había pedido esa condición pero si Jon no aceptaba todos morirían, aunque se viese como un cobarde debía acceder.

Sansa cruzó miradas con su hermano, no había otra opción.

-Aceptamos...a tod...todas las condiciones- Declaró el ahora señor de Invernalia.

La ceremonia de casamiento se llevaría acabo con premura, a la hora del crepúsculo con unos pocos asistentes como testigos.

La reina vistió un hermoso vestido de novia blanco que mando a fabricar en Desembarco antes de su partida por si sus planes seguían lo planeado, Se casarían según la tradición de los antiguos dioses como pidió Jon Nieve, esto a Daenerys no le importaba solo quería la alianza y aunque reconocía que el joven era apuesto recordó que lo que quería en verdad era el Norte si usaba lo que la vida le había enseñado todo sería pan comido.

Tocaron la puerta de la alcoba donde Daenerys se vestía y ella dio permiso para que en que estuviera al otro lado pasase.

-¿Estáis segura de que queréis que yo os presente a vuestro marido?-Preguntó el hombre.

-Por supuesto.

-Daenerys yo...he echo mucho daño a vuestra familia y después de todo lo que ha pasado...

-Vos mismo dijisteis que lo que hicisteis fue por una buena razón, el pasado esta escrito pero nuestro futuro lo redactamos nosotros, además al ser por casamiento pariente de Sansa os da derecho a llevarme no es así- Dijo Daenerys ofreciéndole la mano- No creo que me clavéis un puñal en la oscuridad...Jaime.

El Lannister sonrió y emprendieron el camino hacia el Bosque de Dioses donde esperaba el prometido de la reina junto a sus hermanos y los principales señores del Norte con mala cara hacia la reina y los grandes señores sureños.

Jaime caminaba despacio con Daenerys agarrada a su brazo izquierdo hasta que llegó al lado de Jon y la posicionó a su lado quedando él en medio de ambos.

-¿Quién viene ante los antiguos dioses esta noche?.- Habló el sacerdote a los pies del Arciano.

-La reina Daenerys de la casa Targaryen. Viene a casarse. Una mujer legítima, crecida y noble. ¿Quién viene a solicitarla?- Habló Jaime en voz baja. 

-Jon Nieve, señor de Invernalia y Guardián del Norte ¿Quién la entrega?

-Jaime de la casa Lannister, miembro de la guardia real- Habló el mayor de los Lannister mirando a Daemon, su lord comandante quién aceptó su petición de ser la séptima espada de la reina para purgar su perjuro ante la casa Targaryen.

-Mi reina ¿Aceptáis a este hombre?- Preguntó el septón

-Si acepto. <<Ya no había marcha atrás>>

-Lord Nieve ¿Aceptáis a esta mujer?

- Si, acepto- habló el Bastardo con voz insegura.

Entonces Jon se acercó lentamente al rostro de Daenerys y depositó un tierno beso en los labios de la reina.

La ceremonia había terminado al fin, esa noche prescindirían de los festejos y  pasarían directamente a la parte que más interesaba a muchos señores e incluso a la propia reina, el encamamiento.

La pareja entró en la alcoba nupcial mientras que Jon miraba tímidamente a la reina, sabía lo que pasaría esa noche y sabía que no tenía elección. Jon de desabrochó los botones de la camiseta mientras que la reina le dedicó una sonrisa antes de depositar un beso en sus labios. Y así esa noche el lobo y el dragón se unieron.

A la mañana siguiente Jon terminaba de levantarse y vestirse ante la mirada de la reina, esa noche no durmieron demasiado.

Cuando la reina termino de vestirse con ropajes de cuero negros y pieles rojizas de zorro se dispuso a salir junto a su marido pero antes sus miradas se cruzaron. Sin saber porqué Jon depositó un tierno beso en los labios de su mujer quién respondió misteriosamente el acto de su marido.

Mientras andaban por los pasillos de Invernalia la tierra empezó a convulsionarse y los propios cimientos de la milenaria Invernalia temblaron cruelmente.

-¿Qué ha sido eso?- Preguntó Daenerys agarrada al brazo de Jon.

El la abrazó tembloroso mientras habría su boca para responder.

-El invierno. El muro ha caído.



Crown of fire and bloodOnde as histórias ganham vida. Descobre agora