Culpable

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Sin hacer caso al dolor me levanto y cojo a Peter en brazos. Lo tumbo en una camilla y busco un desinfectante y vendas. Primero me meto unas cuantas en el bolsillo y luego levanto su manga y veo el mordisco, me estomaga pensar que el mío estará igual o peor así que me tomo un momento para respirar y calmarme y empiezo a desinfectarle la herida. Al acabar llegan los guardas y les pido que sigan con él, que yo iré a avisar a la gente de que el peligro ya ha pasado. Stefan me pregunta sobre mi pierna, pero le digo que es un simple arañazo. Bajo al despacho del director y le veo limpiando el desorden, cojo el micrófono sin su permiso y aviso de que el peligro ya ha pasado.

— ¡Te he dicho que solo yo puedo hablar por ahí!

Tiro el micrófono y le sonrío, luego me voy, me siento bastante mareado como si en cualquier momento fuese a caer. Cuando llego a los pasillos veo todo bastante borroso y tengo que apoyarme en las paredes para no caerme. Me pregunto si estaré dejando un rastro de sangre a mi paso, no me giro porque entonces sí que me caeré, imagino que no se notará porque la poca gente que hay no me mira raro. Madre mía que calor hace aquí, estoy sudando a mares, ventilo un poco mi camiseta antes de entrar a mi cuarto. Cierro la puerta fuerte sin quererlo, casi no veo. Ni siquiera sé dónde he dejado la pistola. El dolor de la pierna es cada vez más intenso y cuando caigo sobre la cama no estoy seguro de si me he dormido o desmayado.

Cuando me despierto sigo en mi habitación. La cabeza está a punto de explotarme, siento como si me palpitase en las sienes. Al menos ya no tengo visión borrosa. Me siento en la cama y miro el reloj, ¿las diez y media? ¿He dormido tan solo media hora? No sé el motivo pero tenía la sensación de haber dormido mucho más. Tengo la boca seca y me duele el cuello. De repente los recuerdos llegan a mi cabeza de forma borrosa y añadiendo dolor. Primero pienso en Peter, espero que se encuentre mejor. Todo fue culpa mía, ¿pero cómo se me ocurre? No solo ir a buscar al hunter sin pedir más ayuda, tampoco miré detrás de la puerta. Joder Evan, son listos ya lo sabes, fueron humanos y el deseo vuelve listo a cualquiera. Miro a mi alrededor y veo la pistola en la mesa, seguramente la habrá traído Stefan. En el bolsillo noto un pequeño bulto y lo saco, son un par de vendas. Entonces lo recuerdo, también me mordió a mí. Rápidamente levanto el pantalón rajado y veo como casi está curado. Empiezo a hiperventilar, una herida normal no se cura en media hora. Voy al baño y abro el grifo del lavabo, me echo agua en la cara y bebo un poco, luego, reviso mis ojos. Afortunadamente aún siguen con el color verde oscuro. Respiro más tranquilo y me veo en el espejo, ¿ese soy yo? Es decir, claro que soy yo, es un espejo, no seas imbécil. Pero estoy más alto, siempre he sido alto pero ahora lo soy más, y los brazos, notaba los músculos más definidos que lo normal. Miro mis antebrazos y veo como se me marcan las venas. Vale, esto no es normal, nunca se te han marcado las venas y ahora con una siesta de media hora sí.

Después de ducharme y relajarme (o al menos intentarlo) salgo hacia la cafetería, necesito un café y una aspirina.

—¿Qué te pongo, guapo? —pregunta la camarera nada más sentarme en el taburete.

—Un café solo, por favor. —Apoyo la cabeza en mi mano y luego añado—. ¿Tenéis aspirinas?

—No, están en la enfermería, ¿noche de resaca? —Me da el café y le doy un pequeño sorbo.

—Si tú supieras.

Le sonrío y tomo otro sorbo. Cuando acabo el café me voy hacia la enfermería, mi cabeza sigue siendo como un tambor. En el camino no hago más que pensar en Peter, me agobia pensar que su estado es por mi culpa, quizá el mordisco es una forma de decirme que he sido un completo imbécil. Aunque claro, caminar con la cabeza gacha no va a arreglar nada y con el dolor de cabeza no puedo pensar con mucha claridad.

—¡Hey! ¡Aquí está mi dormilón favorito! —Stefan me da un golpe en la espalda y levanto la cabeza, le brilla el pelo de tanto peinarse y echarse mejunjes.

—¿Dormilón? ¿Por una siesta? —Frunzo el ceño y paso la mano por mi pelo, él se ríe a carcajadas.

—Llevas un día entero durmiendo —continua riéndose mientras habla y me contagia su risa a pesar de la sorpresa inicial—. Fui por la tarde y no le di importancia, pero esta mañana a primera hora seguías en la misma posición, pensé que estabas muerto y pensaba quedarme con tu cuarto para invitar a chicas— lo dice con una naturalidad sorprendente y no puedo evitar reírme, no podría enfadarme con Stefan ni aunque quisiera, nos teníamos a ambos cuando no había nadie más y Mónica aún era pequeña—. Bueno, voy al gimnasio, te veo luego.

Chocamos los puños y cada uno sigue su camino. Después de la risa la cabeza se ha calmado un poco, pero no lo suficiente. Llego a la enfermería y me encuentro a Peter aún en la cama junto a una enfermera pelirroja y bajita, nada más verlo el corazón se me sube a la garganta, no puedo creer que esté así, la cabeza empieza a darme vueltas y tengo que apoyarme en una mesa para no caerme.

—Hola, ¿te ayudo en algo? Pareces mareado. —Estoy escuchándola pero no la llego a entender, como si me estuviese hablando en otro idioma. No me doy cuenta de que se ha levantado y se ha acercado a mí hasta que me toca la cara con su mano fría. En cuanto lo hace mi cuerpo reacciona y huelo una mezcla dulce de sangre y perfume, se me hace la boca agua y el estómago me ruje. Empiezo a hiperventilar de nuevo y aparto su mano de un golpe, me asusta que me sienta así cuando alguien se me acerca. La chica se queda en shock y finalmente las palabras salen de mi boca.

—Lo-lo siento, yo...—tartamudeo y me da la sensación de que piensa que soy estúpido así que sacudo la cabeza y me centro—. ¿Tenéis aspirinas? —No estoy seguro de que eso sea lo que esperaba que dijera, ya que frunce el ceño y me mira muy confundida. A pesar de eso, se da la vuelta y empieza a rebuscar en un estante. Mientras coge la pastilla y llena un vaso con agua, yo me siento al lado de Peter.

—¿Es tu amigo? —me pregunta mientras me acerca el vaso. Yo asiento y me lo bebo enseguida, como si me fuese a hacer un efecto inmediato. Sigo nervioso y no estoy seguro de lo que acabo de sentir, lo único que sé es que tengo un hambre voraz—. Deberías despedirte, dudo que dure mucho tiempo dormido. —Cuando me dice eso aprieto el vaso tan fuerte que lo rompo, la chica suelta un grito y automáticamente va a coger unas pinzas y un par de vendas. Yo me miro a la mano, está temblando, no sé si por el dolor o por lo que me acaba de decir.

—Lo siento de nuevo —susurro y extiendo la mano, ella cuidadosamente va sacando los cachos de cristal—. ¿Va a morir? ¿Cuánto le queda de vida?

—No, no va a morir, seguramente viva más que nosotros dos. Lo que sucede es que se está convirtiendo en uno de ellos. —Me quedo mirando a Peter durante un buen rato, ya no siento el dolor ni de la cabeza ni de la mano, simplemente una horrible y honda sensación en el pecho—. Mira, ¿ves? Sus músculos se han desarrollado de una manera fantástica en un solo día, se le notan las venas incluso. —Acaba de vendarme y me enseña el pálido brazo de Peter. No consigo hacer otra cosa que asentir lentamente—. ¿Sabes? Si no fuera por lo de comer personas, yo me apuntaría a esto, prácticamente todas las habilidades se potencian, es como un esteroide muy potente.

—¿Se contagia? —Muy listo Evan, claro que se contagia, si no, ¿cómo lo ha pillado Peter?

—Sí, por el mordisco —dice la chica, y yo siento como mi cuerpo se estremece y mi garganta se cierra. Dejo de respirar por unos segundos y luego tomo una bocanada de aire, intentando no volver a hiperventilar—. ¿Estás bien? Te has puesto pálido de repente. —Asiento levemente y ella levanta y baja los hombros, restándole importancia—. ¿Sabes qué es lo que más mola? Tenía un mordisco muy grande y ya está prácticamente cura...

Ella está a punto de enseñarme la herida y yo de desmayarme pero el director entra gritando (menuda sorpresa, el director gritando...) en un idioma que tiene cierto parecido con el nuestro. La chica y yo esperamos pacientemente a que acabe su balbuceo inentendible y pienso que incluso Peter le estará escuchando. El director da vueltas por la habitación como si estuviese hablando por teléfono con su amigo E.T., al ver su estado de disco rayado me levanto y empiezo a recoger los pequeños cristales del vaso que antes caí y la chica comprueba el suero intravenoso de Peter. Finalmente se calma y habla con claridad, señala a Peter y dice:

—Sacad eso de aquí ahora mismo.

HUNTERWhere stories live. Discover now