Prologo

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Roman rodo nuevamente en su cama, los planes de Cedrix (Iona) no le permitían conciliar el sueño, ¿estaba demente el sujeto? No, pero lo parecía y él más por seguir a su lado después de un año del gran ataque que no pudieron evitar. Aun podía saborear la amargura y acides del momento, pero al saber que ella estaba bien se lograba calmar.

No la había vuelto a ver, pero gracias a Kuzimu, a quien le fue indicada la tarea de enviarles información cada vez que esta fuera requerida, sabía que estaba bien. Sabía que Lluvia estaba siguiendo con su vida, que no había dejado de ser quien era porque él no estuviera... lo patético era que en vez de sentirse feliz por ella, le daba coraje.

Él no era el mismo desde que ya no la veía...

- ¿Roman, estas despierto? -la voz de la pequeña Rubí se escuchó tras la puerta, por algún motivo esos mocosas podían hacer sentir bien a cualquiera con solo usar su presencia.

- Lo estoy. -respondió sin gana, la verdad no quería ver a nadie, pero tampoco es como si fuera muy productivo estando solo.

- ¿Puedo pasar?

- Depende del para que vienes.

- Para hablar, Roman, ¿para qué más? -y ya estaba dentro de su habitación, a decir verdad Cedrix los estaba criando de la mierda.

- ¿De qué?

- Iona dice que deberás ir de nuevo a Fenix.

Fénix. Nombre dado a la Reserva después de que esta volviera a ser reconstruida, pero ese nombre se le fue otorgado más por el hecho que Gabriel lo había mencionado en su carta de despedida. La verdad la muerte de ese humano y de su pareja habían hecho colapsar a muchos, pero a otros les había dado igual ya que ellos también habían perdido a gente que amaron.

Se enderezo hasta sentarse en la cama, volteo a ver a Rubí y esta le sonrió, era una cría que no le temía, pero ella no despertaba nada en él más el sentimiento de quererla proteger. La razón era obvia. Lluvia estaba tatuada en su alma.

- ¿Por qué debería hacer eso?

- Bueno...Kuzimu está teniendo problemas en concentrarse, además de eso a él lo pusieron de entrenador y batalla mucho para ponerse en contacto sin que alguien lo vea o sospeche algo.

- Ya veo. -soltó un suspiro. -Dile a Cedrix que en un momento voy con él para hablar de esto.

- Si.

La cría salió de la habitación, girando a la derecha, pero solo escucho unos cuantos pasos cuando de repente grito. Él solo rodo los ojos al verla pasar de nuevo, pero esta vez a la izquierda y sobre el hombro de Shark, ellos dos tenían una relación muy...extraña. Se levantó de la cama, se vistió con un pantalón de chalan y salió sin más de su habitación, en el camino se topó a Deo quien lo saludo solo con un movimiento de mano y siguió su camino.

El hijo de Leo se había vuelto muy reservado en sus cosas, en todo a decir verdad, pero lo que más le sorprendió fue lo fácil que se le había hecho al crio el mentirle a toda su comunidad. Para los del Fenix, Deo, estaba en busca de los demás desaparecidos junto con Rubí y Shark, nunca sospecharon que estaba a servicio de Cedrix, quien a estas alturas ya había dejado de ser el felino que convivio en la reserva. Estaba acabado, solo avanzaba por la venganza, al menos así lo creía él.

Entro a la sala de estar, el felino de ojos violetas veía por el gran ventanal, la espalda estaba llena de hematomas y era por la locura que había comenzado a hacer, él no estaba de acuerdo. Se negaba a seguir con aquel infierno, él ya no volvería a la oscuridad...

- Roman. -lo llamo Cedrix, dándose la vuelta y viéndolo a los ojos, Roman dio un paso atrás. -Deberás irte, lo siento.

- No lo hare, no hasta que dejes hacer eso.

- Sabes que es lo mejor, sabes que de esta forma todo se detendrá. -sonrió y camino hacia el sofá, donde estaba recostada una dormida Lua. -Aún queda mucho por hacer, pero tú ya no sirves, puedes irte al Fenix.

- Si me largo no habrá quien te ponga en tus cabales, hace una semana ese sujeto murió y aun así lo sigues teniendo ahí, aun lo sigues golpeando.

- Dha, es obvio, cuando yo me desmayaba el seguía violándome. Es venganza, tontín.

- No, esto es enfermo.

- ¿sabes? Hablas mucho, me das flojera. -El felino de ojos violetas bostezo, se sentó en el sillón y coloco la cabeza de Lua en el regazo, la felina se removió, pero no dio más señales de haber sido despertada. -Sera mejor que te vayas por las buenas, Roman, no quiero golpearte con una silla de nuevo. -Rio con fuerza. -Largo.

- No. Si me voy harás locuras y...

- Y podremos ser libres. Lo sé. -trono los dedos, Deo entro al lugar y vio a Roman, el crio negó con la cabeza y Roman solo tuvo tiempo de fruncir el ceño antes de que un choque eléctrico lo hiciera caer.

Jadeo con fuerza al estar en el suelo, Shark se acercó a él desde atrás y le sonrió sínico, le mostro el tesser. Rubí sonrió con tristeza antes de agacharse y colocarle un paño que le cubriera la boca y nariz, el olor lo golpeo fuerte. Rugió, gruño, pero Deo logro retenerlo con fuerza.

El cloroformo poco a poco lo fue llevando a la deriva, pero antes que esta lo tomara en su totalidad, logro escuchar la voz de Cedrix.

- Funcionará, tranquilos.

Esta me la pagaras, no importa el qué, te pienso matar, cabrón.

**vuelvo con todo, Esta historia promete, en verdad lo hace, no pienso hacerlas llorar esta vez, pero si las haré enojar como nunca jajaja. Esto es el prologo por ende es corto y confuso, pero por cada capitulo todo se va a ir resolviendo, al menos eso espero. besos y bendiciones.

Roman (Nuevas Especies 10)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora