Capítulo 9: Me rindo.

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—¿Has estado llorando en la noche, o estoy lo estaba imaginando?

Louis giró para mirarla con expresión desconcertada. ¿Tanto se había escuchado? ¡Oh, vamos! Sólo fue un poco... o eso cree. Bueno, de todas maneras había días en la que estaba mal. No era tan... sorprendente que llore. ¿Por qué todo el mundo pensaba que no tenía sentimientos?

Sin embargo, respondió:

—Fue tu ridícula imaginación, mamá.

—En serio he escuchado sollozos de alguien, y pensé: "no puede ser Louis, porque... bueno no puede ser, y ya. ¿Por qué lloraría?"

Louis frunció el ceño.

—¿Crees que soy de piedra?

—Claro que no, hijo —negó con la cabeza—. Pero sería raro.

—Raro sería pensar que tu hijo no tiene sentimientos.

—No pensé eso, cariño —dijo su mamá—. Los tienes. Lo sé, pero es algo nuevo.

El castaño frunció los labios, y se levantó para subir las escaleras aunque su mamá lo detuvo diciendo:

—Harry... —dijo—. Sé que vas a matarme, pero Harry quiere que te coloques una vacuna más. Al parecer se equivocó, y debe haber una más por el retraso. Te has retrasado un gran tiempo.

Louis giró para mirarla, estaba completamente indignado.

—¿Estás bromeando?

—Jamás —negó con la cabeza—. De todas maneras debes hacerlo.

—¿Estás loca, mamá? Debería estar demente para volver a ese lugar.

—Louis, hablas como si fuera la cosa más horrorosa. Te colocas la vacuna, y vuelves —dijo ella como si fuera lo más fácil del mundo.

Aunque a Louis no le preocupaba la vacuna, sino Harry. En él estaba centrado.

Bufó enojado, y subió por las escaleras dirigiéndose a su habitación.

—A las dos —habló su mamá en un tono alto para que él escuchase—. Son las una, y media.

—¡Los odio a todos! ¿Comprenden? ¡Los odio a todos! —gritó Louis desde arriba haciendo reír a su mamá.

Unos minutos después Louis se dirigió hasta la enfermería con cara de pocos amigos porque se supone que la última sería la última y por culpa de él que se retrasó con la vacuna ahora debía ponerse más. ¿Cuál era el punto de todo esto? No quería estar allí. No quería estar cerca del rizado.

—Debe ser una broma, debe ser una broma —murmuró el castaño moviendo su pierna nerviosamente—. No quiero estar aquí.

—¿Entonces dónde quieres estar? —preguntó el niño a su lado—. ¿Quieres ir a un lugar mejor?

Louis giró su cabeza y lo miró con el ceño fruncido.

—No escuches lo que estoy diciendo niño —respondió malhumorado, luego se dio cuenta de que aquél niño no tenía la culpa—. Lo siento, ¿cómo te llamas?

—Harry —respondió con una sonrisa, y una voz inocente.

—Debes estar bromeando —dijo Louis con expresión desconcertada—. No me hables.

El pequeño lo miró confundido, y se alejó de Louis a media distancia.

—¡Tomlinson! —llamó Harry.

Louis bufó, y se dirigió hasta el consultorio. Cuando entró, cerró la puerta tras de sí encontrándose con Harry. Ni siquiera tenía el uniforme puesto, y había una mujer rubia a su lado.

BELONEFOBIA | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora