#SE - Capítulo 4

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Frustrada, volvió a subir las escaleras y se dirigió a su habitación. Esa noche cenaría con Nikolav y le preguntaría todo. Él no escaparía de su interrogatorio, tendría que confesarle la verdad, aunque no lo quisiera.

Era tan extraño pensar que Lilum era un hada, y que había estado queriendo advertirle que su prometido era un vampiro... y ella misma una especie rara de híbrido entre hada y humano. Sus padres no eran sus padres, ¿entonces quiénes serían sus progenitores reales?, ¿seguirían con vida?, ¿cuál habría sido el peligro tan grande que los había obligado a darla en adopción?

Deseaba seguir pensando que estaba enloqueciendo, pero ya no podía hacerlo. La verdad estaba delante de sus ojos, por más que no hubiera querido verla, y algo en su interior le decía que podía confiar en esa extraña criatura llamada Lilum.

Decidió que fingiría no saber nada sobre lo que Lilum le había dicho cuando hablase con Nikolav. Quería ver qué tan sincero era él con ella. Se preguntaba si en realidad la amaba como decía, o si tan solo planeaba usarla para oscuros propósitos, como su amiga hada le había advertido. Lo triste era que aunque no lo quisiera, ella sentía algo por él, tal vez incluso más de lo que quería darse cuenta, y no podía evitar sentirse traicionada.

***

Subió a su habitación y decidió prepararse para la cena con Nikolav. Se dio un delicioso baño, se vistió con un vestido victoriano color rojo y negro, y se puso unos altos zapatos de tacón rojos. Luego, una de las sirvientas le hizo un peinado también de esa época que tanto le fascinaba, mientras que otra la maquilló acorde para la ocasión.

Cuando terminó, parecía toda una dama victoriana. Estaba por salir de la habitación, cuando se dio cuenta de que le faltaban los accesorios. Los encontró en un cajón dentro del gran armario antiguo. Se puso unos pendientes, un brazalete y un collar, todos de rubíes, que le combinaban con su vestido y con la sortija que llevaba en su mano.

Se miró en el espejo labrado que tenía en su habitación, pensando que ese estilo le sentaba muy bien, y que podría acostumbrarse a él, aunque le llevase dos horas vestirse. Luego, se sintió mal por haber sido tan vanidosa y haber estado preocupándose tanto por su apariencia, cuando sabía que Lilum no la estaba pasando bien. Decidió no esperar más y, sosteniéndose su falda, salió caminando rumbo al salón principal, donde Nikolav estaría esperándola.

Y así fue, allí estaba él aguardando en la base de las escaleras, tal como lo había hecho la noche anterior; le sonreía como si nada hubiera pasado.

-¡Qué hermosa te ves hoy, mi querida prometida! -le dijo amablemente, otra vez ofreciéndole su brazo.

-Gracias -contestó ella con timidez-. Hoy no vamos a una fiesta, ¿cierto?

-No, mi amada. Hoy seremos solo nosotros dos.

-Bien -dijo ella, ansiosa por tener tiempo para hablar con él y poder aclarar las cosas.

Nikolav la llevó hasta la puerta principal, donde una limusina negra estaba esperándolos. Alejandra no se había imaginado que saldrían de ese palacio que parecía tenerlo todo.

Como si le hubiera leído la mente, Nikolav le dijo:

-Esta noche será especial, mi querida. Te llevaré a un lugar que te gustará.

Le abrió la puerta de la limusina y ella entró, antes acomodó bien el vestido para que no se apretase con la puerta al cerrarse. El vampiro se subió por el otro lado y se sentó junto a ella. Le tomó la mano antes de darle unas órdenes a su chofer en el idioma extraño que ellos hablaban.

El coche empezó a moverse. Cruzó lentamente el puente custodiado por una docena de guardias y comenzó a subir una alta colina. Alejandra miró por la ventana, admirando el hermoso paisaje nocturno. Unas aves negras surcaban el cielo siguiéndolos. Posiblemente eran cuervos, pero no se los podía distinguir demasiado bien.

Sangre Enamorada: Sangre enamorada #1 (Versión original)Where stories live. Discover now